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Sí o sí en la reconversión

  • Necesidad El Sevilla está obligado a conseguir un triunfo ante el Karpaty para disipar cualquier duda y encarrilar su clasificación Trabajo Manzano ha tenido ración extra para mentalizar a sus futbolistas

Tiempo de dudas en el Sevilla y una obligación perenne para las huestes que ahora entrena Gregorio Manzano: ganar, ganar y ganar. No se admite ninguna otra opción cuando los blanquirrojos están desde ayer en la populosa ciudad ucraniana de Lviv, sede por más señas del FK Karpaty, un modesto club próximo a cumplir la cincuentena de años y que disputa la segunda competición europea por la sencilla razón de que fue quinto en la última liga de su país. Si no quieren complicarse más de la cuenta uno de los objetivos del curso, que es llegar lo más lejos posible en esta Liga Europa, los sevillistas tienen que tener seis puntos en su casillero después de la disputa esta noche de la tercera jornada del Grupo J.

Está claro que no va a ser fácil, y mal le irían a esos hombres que ayer volaban durante casi cinco horas para recorrer los 3.492 kilómetros de distancia que le adjudica el google maps a Sevilla y Lviv si llegan más confiados de la cuenta. Cierto que los futbolistas del rival apenas son conocidos, que difícilmente puede un profesional de la plantilla nervionense decir ni uno solo de los nombres que defienden la camiseta de este Karpaty, pero no ha lugar a un exceso de confianza. El Sevilla está necesitado de un triunfo y tiene que poner todo de su parte para conseguirlo.

Seguro que Manzano, amante de apelar a las videotecas, hoy comprimidas en dvds para ahorrar espacios, habrá recurrido al partido entre el Karpaty y el Borussia Dortmund para mentalizar a los suyos sobre las dificultades que se van a encontrar en el estadio Ucrania, que así se llama oficialmente el recinto que hoy albergará el litigio. Aquel día los alemanes se pusieron nada más empezar con un rotundo 0-2 y tuvieron ocasiones clarísimas para golear, pero se echaron a dormir y en tres chispazos, entre ellos un regalo flagrante del central alemán y un saque de puerta del guardameta local que dejó solo a un delantero ya iba ganando el Karpaty por 3-2 a falta de poco más de diez minutos. El Borussia, entonces sí, apretó y consiguió remontar sobre la misma bocina para imponerse por 3-4, pero el susto seguro que aún lo tendrá en el cuerpo por la sencilla razón de que menospreció al adversario.

Está claro que Manzano ha tenido trabajo extra desde que el pasado domingo conociera el sabor de la derrota al frente del Sevilla. Por un lado, ha tenido que desmenuzar las razones futbolísticas para que los suyos cayeran en Gijón; por otro, ha tenido que explicárselo a éstos para hallar de una vez por todas ese equilibrio que requiere el equipo para que se comporte siempre como tal; y por último, habrá tenido que mentalizarlos sobre los peligros que encierra no darle al Karpaty un valor real desde el minuto uno hasta el último que considere el árbitro holandés Bas Nijhuis, que ha sido el designado por la UEFA para llevar las riendas de este partido.

Muchos elementos a meter en la coctelera para que el invento vuelva a funcionar, para que ese equipo en fase de reconversión, en palabras del propio director deportivo de la entidad, Monchi, no deje de ganar y vuelva a mostrar una faz poderosa. Eso tal vez sea lo más complicado y Manzano se aplica a ello con tesón, aunque también con la serenidad que transmite el jiennense en todas sus poses ante los futbolistas. El actual técnico blanquirrojo marca siempre las distancias, parece que no se altera jamás, que está en una situación de análisis continuo y bueno será que aplique con celeridad dentro de la cancha las conclusiones que saca.

En este sentido, los cromos que se pueden mover a la hora de componer el once inicial dejan claro un par de cuestiones que no admiten la más mínima duda. Jugarán Kanoute y Martín Cáceres después de que el técnico considerara oportuno dejarlos en reposo el pasado domingo para que estuvieran en las condiciones físicas idóneas para hoy. No parece que ése fuera el mismo motivo para que Zokora no estuviera en el once de El Molinón, pero el costamarfileño tampoco puede pasar de ser uno de los pilares del edificio a olvidado. Con Renato en Sevilla por decisión técnica después de su mediocre partido en Liga, Zokora debe estar en el once formando pareja con Romaric y quién sabe si con Guarente también en un trivote que obligaría a prescindir de uno de los extremos.

Son las posibles vías en pos de alcanzar ese equilibrio tan indispensable para que los equipos de fútbol puedan funcionar como una máquina perfecta y el Sevilla no es una excepción. Manzano lo sabe, faltaría más, y busca ese armazón que pueda hacer sólido a un grupo de futbolistas más que capacitado para seguir consiguiendo éxitos. Bien hace Monchi en reconocer que hace falta una reconversión, pero esto no para y el Sevilla está obligado a derrotar al Karpaty en Lviv. Como diría el hoy ausente Del Nido, sí o sí.

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