El regreso del 'hijo pródigo'

Rakitic volvió a la que fue su casa durante tres campañas y media y se llevó un cálido recibimiento Tras regalar su camiseta y botas, acabó casi desnudo

12 de abril 2015 - 05:02

Tres años y medio le bastaron a Ivan Rakitic para ganarse el cariño de todo el sevillismo. Durante este tiempo, el croata lideró el medio del campo del Sevilla hasta llevarlo a conseguir la pasada temporada el último trofeo que se coló en las vitrinas del club nervionense: la Europa League conquistada ante el Benfica en Turín. La relevancia y los galones que cobró en el esquema blanquirrojo fueron tales que bien se haría si antes de referirse a él se utilizara el apelativo don.

Ayer, como si de la parábola del hijo pródigo se tratara, don Ivan Rakitic aterrizó con su nuevo equipo, el Barcelona, para visitar por primera vez la que hasta el pasado verano había sido su casa. Aunque esta vez saldría por la rampa de visitante, algo que a buen seguro le resultó completamente extraño.

Desde su salida al césped, don Ivan Rakiticrecibió el cariño de todos los aficionados que llenaron el coliseo de Nervión. Múltiples saludos y guiños a una afición que lo había apoyado y que lo recibió con una pancarta: "Ésta será siempre tu casa. Gracias, capitán". Un cálido recibimiento que se plasmó en los muchos abrazos que el croata repartió entre todos los componentes del banquillo sevillista, ese que más de una vez lo acogió, aunque sobre todo se escenificó en los últimos instantes, cuando Rakitic llegó al Fondo Norte para regalar su camiseta y botas a la afición. Casi desnudo volvió al vestuario.

Pero el botín que el hijo pródigo rascó fue escaso, más allá del cariño. El sevillano, como lo conocen en la Ciudad Condal, participó en el embotellamiento que el Barcelona hizo al equipo local durante los primeros 20 minutos y luego vio cómo su equipo se desinflaba ante un Sevilla que fue cogiendo cuerpo gracias a una afición que, hasta el final de partido, no cesó ningún instante de animar.

Con esos guardianes, como dice la canción, el Sánchez-Pizjuán sigue siendo un fortín del que ningún forastero en Liga es capaz de arañar una victoria desde hace más de 14 meses. Curiosamente, el último equipo que en la competición doméstica consiguió rascar un triunfo en Nervión fue el Barcelona (1-4) un 9 de febrero, una fecha que se antoja muy lejana.

Pero este hito no fue el único que el hijo pródigo pudo contemplar en su regreso a la que fue su casa. Don Ivan Rakitic pudo comprobar el mosqueo de Neymar al ser sustituido por Xavi en el minuto 74, cuando todavía iban por delante en el marcador, o a la aciaga noche de Luis Suárez de cara a gol. Por otro lado, también asistió como testigo de excepción a un recital de su amigo Reyes -uno más esta temporada y van...-, que continúa pidiendo la renovación a unos gritos acompasados con la afición, que ayer volvió a disfrutar de la clase que atesora el utrerano en sus botas. Una nueva exhibición con un pase de esos en profundidad a Aleix Vidal que bien deberían estudiarse en las escuelas, esas donde se forman los futbolistas del mañana.

Con todo, elhijo pródigo también presenció a la puesta en escena de una de las máximas sevillistas, esa que meses atrás defendía a capa y espada, dicen que nunca se rinde. Y como tal, el conjunto local nunca bajó los brazos y consiguió, al menos, sumar un punto en el casillero. Una herencia que acompañará a don Ivan allá donde vaya.

stats