Sporting 1-2 betis· la crónica

Que siga la fiesta

  • Era superior el Betis desde el arranque del partido, pero un grave error de Casto antes de la media hora le torcía la tarde y le daba alas al Sporting · Dispuesto a resolver por la vía rápida, el Betis salió así del intermedio y lo consiguió gracias a dos buenos goles de Monzón y Emana

Tercera victoria consecutiva como visitante y tremendo salto en la tabla de este Betis que hace muy buen fútbol y que ha logrado adquirir hasta lo que tanto se le negaba, la pegada. Aunque el Sporting se adelantaba en el marcador tras un fallo de Casto, el Betis hacía valer su superioridad al comienzo de la segunda parte con un golazo espectacular de Monzón y otro brillantísimo de Emana en soberbia pared con Capi.

Nos estallaba en la cara una cita de ésas que pueden determinar el futuro liguero de un equipo. Se trata de colisionar con uno que anda por el mismo paralelo de la tabla y es en una tarde típicamente norteña, nubosa, fría y que sirve para aliñar un ambiente de fervor para con los locales. Fervor que sustenta en el estirón dado por el equipo gijonés tras haber salido muy herido de lo que se ha dado en llamar el Tourmalet de la Liga.

Y para esta cita que se antoja tan ideal para el sprint, Chaparro pone en liza lo mejor de que dispone, el equipo que se ha venido anunciando desde el tiempo de vísperas. Juega Casto en la portería, escudado en Nelson, Arzu, Juanito y Monzón; por delante, el que ya es considerado piedra filosofal del equipo bético, Mehmet Aurelio con la colaboración de Capi, algo más adelantado, más de media punta, Emana flanqueado por Damià y Juanma para que intente Sergio García dislocar al sistema defensivo rival a base de movilidad y juego.

Y a fe que lo consigue el Betis, un muy buen Betis que no rifa la pelota, que triangula y que mete al Sporting en su campo. Mehmet se ha adueñado de la zona central, Capi interviene mucho y bien, los laterales se proyectan en ataque y la imagen es buena. Ocurre que todo se queda en la imagen, pues la verdad es que Cuéllar apenas tiene motivos para la inquietud.

El Betis tiene la pelota y el Sporting, que se mueve bajo los conceptos clásicos del 4-4-2, cuenta con una pareja de pivotes centrales que van a hacer una labor extraordinaria a la hora de restar, a la hora de abortar todo lo que el Betis genera. Claro que en el Betis se nota que una pieza anda desajustada. Se trata de Emana, que proyecta mucho y pocos de sus proyectos pasan de eso, de ser simples proyectos.

De todas formas y mientras la lluvia cae de forma inmisericorde sobre El Molinón, el partido no parece revestir peligro para el Betis a no ser que se produzca algún error. Y ese error se produce donde más daño hacen los errores, por parte del portero. En una contra, Barral enfila a Casto y su tiro, facilón, se le escurre al portero para que Diego Castro remache.

El gol sólo podía llegar por esa vía y esa vía surgió cuando menos se esperaba. El Betis encaja el golpe y pasa por momentos en los que proliferan los desajustes. La tarde se ha encabronado, pero este Betis tiene los conceptos muy bien asimilados y muy pronto se sobrepone al golpazo que le supuso el gol sportinguista para ir al asedio de Cuéllar. Éste evita en una salida muy arriesgada hasta el borde del área que Sergio García empate, Juanma estrella en un costado de la red un balón aparentemente fácil, un cabezazo de Arzu lo desvía el portero y los saques de esquina se suceden sobre el nido local sin solución de continuidad y al descanso se llega con el convencimiento de que la suerte está en el aire, que el Betis puede arreglar la tarde, pero, claro, sin errores como el de Casto en el gol.

Sale el Betis de camerinos con la idea entre ceja y ceja de decantar la tarde a su favor. Acorrala literalmente al Sporting en su parcela y Emana está a punto de empatar no más reanudarse el pleito. Un instante después suelta una andanada Sergio que roza una escuadra, al Sporting le tiemblan las piernas y El Molinón presiona al árbitro protestándole hasta los saques de banda.

Van seis minutos y un indirecto lejanísimo lo pide Monzón, pero ¿qué intenta este chico? ¡Jo!, pues lo que suelta es un obús desde más de treinta metros que coge una escuadra y restablece las tablas en el marcador. Decididamente, este Betis puede ganar el partido y, a todo esto, ha hecho su aparición uno de los desaparecidos, Achille Emana. Y va a ser el camerunés el que le dé la vuelta a la tarde con un tiro pleno de calidad a pared excelsa de Capi.

Pero no todo el pescado está vendido, pues este Sporting que adiestra Manolo Preciado tiene una fe desmesurada y el Betis ya se sabe que en lo más llano no suele manejarse con la solvencia debida. De hecho, pasará por situaciones evitables y ahí surge un Casto mejorado, como intentando, y consiguiendo, arreglar una tarde que él había estropeado. Un piscinazo de Luis Morán ante Juanito pone a la grada más calentita de lo que ya estaba, Preciado busca más contundencia arriba con Pedro y Kike Mateo y el balón rueda demasiado por las cercanías de Casto.

Y si el técnico local busca gente de arriba, Chaparro fortalece el entramado defensivo con Melli para una defensa de tres centrales que ya será un muro inhoradable para un Sporting tan voluntarioso como poco acertado ante el gol. En fin, tercer triunfo seguido del Betis lejos de Sevilla, salto cuantitativo en la tabla y cualitativo en la imagen, por lo que a qué bético no le gustará que siga la fiesta, esta fiesta.

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