Una sonrisa programada

Betis | huesca · el otro partido

Heliópolis vibra con un Betis intenso y celebra el ascenso con color, pasión y un apoyo incondicional · Los canteranos despiertan los mayores aplausos ante el Huesca

La afición del Betis celebra con papel la salida de los jugadores al terreno de juego.
La afición del Betis celebra con papel la salida de los jugadores al terreno de juego.
Daniel Lagos

22 de mayo 2011 - 05:02

Tarde de sonrisas sin sufrimientos en el Benito Villamarín. De alegrías sin condicionantes, de emociones sin contratiempos. El estadio bético se vistió de gala para festejar un ascenso que hace una semana se saboreó desde la distancia y en esta ocasión podía trasladarse a un terreno de juego. Nadie faltó a la cita, ni siquiera un equipo sin reservas que regaló al público la satisfacción de otro triunfo en el afán por mantener el primer puesto hasta el final.

La fiesta verdiblanca comenzó desde el mismo instante en que los jugadores saltaron al césped del Benito Villamarín. Las gradas se convirtieron en un mosaico verde bajo el brillo del sol y los futbolistas sintieron en ese momento el aliento de una afición que no abandonó a los suyos en ningún momento del presente curso liguero. El calor no impidió que las voces vencieran al silencio. Ni siquiera impidió que en el minuto 26 los ánimos a Miki Roqué sonaran con más fuerza que nunca bajo la seguridad de que el objetivo deportivo ya se había convertido en realidad. Unos 5.000 rollos de papel ayudaron a dar colorido a la puesta en escena de un choque que sólo podía tener un tono posible, el de la celebración de un ascenso cantado desde hace varias jornadas.

Era una tarde de celebraciones y el público disfrutó desde el arranque. La jugada diseñada por Beñat y aplicada por Rubén Castro y Jorge Molina desató muy pronto la locura en las gradas, pese a que todas las cuentas ya habían sido resueltas en encuentros anteriores.

El duelo ante el Huesca sirvió para que Pepe Mel demostrara, una vez más, que la confianza en la cantera fue una de las claves de un objetivo logrado. Cañas, Isidoro y Beñat fueron aclamados en sus intervenciones, sobre todo éste último, que ilusiona a la parroquia bética con cada demostración de talento y sacrificio. Sus movimientos en la zona media y su particular facilidad para encontrar espacios cuando decide aportar en ataque siguen siendo argumentos suficientes para que su llegada a Primera División cuente con justificados hilos de esperanza.

Y minutos para todos. Pese a que no había nada en juego, los grandes protagonistas no querían perderse la cita festiva. Emana recibió una ovación al marcharse del terreno de juego y muchas miradas se centrarán ahora en si continuará en las filas béticas cuando la planificación de la próxima campaña inicie su labor.

La tarde sirvió para que Miguel Lopes volviese al césped tras el recuerdo de sus lágrimas al término del encuentro en Córdoba. El portugués esbozó una sonrisa satisfactoria al tiempo que el público hacía la ola cuando la emoción que el Huesca se empeñaba en reflejar en el marcador no afectaba a la realidad del terreno de juego.

Y hubo tiempo para dar la bienvenida a Sergio, otro nombre de la cantera que se apunta a la historia bética de esta campaña. Poca influencia tuvo su presencia en el terreno de juego, aunque el público comprendió que se trataba de otro paso más hacia la consagración de una idea, de una labor de trabajo que ayudó a que el logro se convirtiese en factible.

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