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Cuando el sueño sigue intacto

  • El sevillismo disfrutó la experiencia de otra final europea pese a no tener premio en una jornada sin incidentes

El resultado no borra las experiencias ni los momentos vividos y en eso el sevillismo goza de una riqueza que pocos clubes pueden otorgar. En una jornada que se desarrolló sin incidentes, los 3.000 aficionados vivieron en Cardiff un día tranquilo, sin emociones fuertes, pues ni en eso el resultado hizo una concesión. La superioridad del Madrid hizo que la razón se apoderara de la noche en el estadio que pisa Cala cada dos domingos. El lebrijano era una atracción en su paseo. Fotos y más fotos, mientras los pronósticos desafiaban al corazón. "Puede pasar cualquier cosa, pero los millones del Madrid en el campo... Es otra galaxia", auguraba Juan Manuel, un sevillista de Pilas.

Por la mañana el olor recordaba al de tantos años en los alrededores del Sánchez-Pizjuán. El aroma a lúpulo que inundaba Nervión desde la Avenida de la Cruz del Campo cuando se fabricaba cerveza en Sevilla se respiraba en una parte del centro de Cardiff. Una pequeñita fábrica cervecera, Brains, hacía incluso más familiar el ambiente a la marea roja, más tranquila que en otras finales y también menos numerosa.

Un sevillismo más familiar, desde luego algo más ruidoso y visible que el madridismo, en el que predomina el color rosa de su nuevo producto de merchandising, pero sin la euforia de otras finales. El frente de Brenes, un reducto de fidelidad que va ya para una década paseando esa pasión por Europa, no taltaba en Gales. El Chato es santo y seña de este grupo incombustible. Antonio Lozano se trajo a la familia entera en una gira que también incluyó un paso por Londres. Mujer, hijas y su cuñado, Francisco Marchena, al que acompaña su mujer Rosa María, embarazada de dos meses. Eso es sevillismo precoz. "Uno de los mejores futbolistas que ha dado Brenes fue Pepe Sabariego", recuerda refiriéndose al padre de Eva, que fuera periodista del As. "Su padre tuvo la culpa de que el Sevilla fichara a Pintinho, pues no lo dejó ir al Sevilla y su sustituto fue el brasileño". Historia del fútbol brenero.

En esta peña nunca falta otro componente, Rafael Hernández. Viajó en el vuelo que una broma mal entendida por una azafata hizo volverse al avión en pista ya para despegar a las once de la noche del lunes. El incidente era muy comentado, el comandante del avión obligó a bajarse a este sevillista al que la broma le hubiese salido más cara si sus amigos no le pagan entre todos un vuelo ayer mismo. Caro si le ha salido a Rafa, un sevillano que se ha hecho 7.000 kilómetros desde Angola, donde se fue a trabajar y encontró a mujer e hijos. Menos distancia recorren, aunque lo hacen cada vez que el Sevilla juega en el Reino Unido, Dave y Job, un matrimonio de Southampton que comparten dos pasiones, la del equipo inglés y la del Sevilla. ¿Y merece la pena? Pues sí. El sueño sigue intacto.

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