Un triunfo de ascenso (0-1)

Girona-betis

El Betis regresa a las posiciones de privilegio tras su victoria en Gerona y la derrota del Celta con el Villarreal B. Un gol de Rubén Castro fue suficiente en un campo casi impracticable por la lluvia.

Los jugadores béticos celebran la victoria al final del encuentro. / LOF
Samuel Silva / Gerona / Enviado Especial

12 de marzo 2011 - 18:02

Gerona aparecía en el horizonte como una prueba de reválida para el Betis de Pepe Mel, y el equipo que ayer vistió de verde y negro la aprobó con nota, regresando seis jornadas después a las posiciones de ascenso tras la derrota del Celta ante el Villarreal B. E incluso enseña la matrícula a todos sus rivales, al menos hasta que el Rayo dispute este mediodía su encuentro ante el Granada.

En un campo casi impracticable por la lluvia caída durante todo el día en la capital gerundense, ante un rival que sólo había caído una vez en su estadio en toda la temporada y con la necesidad de reencontrarse con un triunfo lejos de Heliópolis, algo que no ocurría desde la victoria en Tenerife allá por diciembre, el Betis de Mel exhibió su versión más sólida cuando le tocó defender y recuperó esa presión adelantada que tantos buenos frutos otrora le otorgó. Incluso el gol del triunfo, en una jugada de estrategia tras un saque de esquina, trajo a la memoria a ese conjunto que parecía invencible jornada tras jornada.

Los condicionantes previos del encuentro no eran del todo favorables para los verdiblancos. Durante la mañana, el cuerpo técnico ya empezó a temer, tras una visita realizada por Jesús Paredes al propio estadio, que el terreno de juego podría jugar una mala pasada, por lo que Mel decidió prescindir de Ezequiel en el once. Y es que, como se comprobaría nada más arrancar el choque, la conducción de la pelota era misión imposible en un césped encharcado que convertía en quimera hacer un fútbol vistoso. Incluso esos primeros minutos fueron de superioridad local, como si el Betis, que no tenía claro si se debía jugar o no ante el mal estado del campo, le cogiera asco al encuentro. Pero sólo sería un espejismo.

Afianzado por una defensa que no se complicó y un Casto que abortó los primeros acercamientos locales, Beñat se fue adueñando del balón y del partido. El vasco era el mejor de los visitantes sobre el césped y, como venía ocurriendo en las últimas jornadas, el equipo iría creciendo en su juego a la par que el bilbaíno parecía omnipresente. Pese a todo, el Girona no le perdía la cara al duelo y la fortuna también se alió con el Betis en un lanzamiento de Peragón al poste que rebotó en la espalda de Casto. Y es que cuando el viento cambia...

Y cambiaría de una manera radical a la vuelta de vestuarios. Ahora sí, el Betis se hizo dueño del choque, haciendo bueno el mensaje de Mel de que se iría a por los tres puntos. El equipo heliopolitano recuperó la presión en las zonas adelantadas, de nuevo con un Beñat excelso, y el asedio sobre el área de Santamaría se convirtió en la norma del partido. Pero el Betis no acababa de dar el golpe en la mesa. Unas veces por Emana, demasiado enrevesado en sus intentos de crear peligro; y en otras, Rubén Castro no culminaba alguna de las múltiples opciones que se le presentaban al contragolpe, con enfado de Mel incluido.

Pero, cómo no, el gol partiría de las botas de Beñat, el futbolista que ayer saltó a Montilivi con las llaves del encuentro. El vasco, en su primer lanzamiento desde la esquina, después de varios erróneos por parte de Salva Sevilla, envió la pelota al corazón del área de meta para que Rubén Castro, en un ejercicio de redención, rematase de cabeza de manera inapelable: 0-1 y el Betis hacía justicia a esa ambición exhibida tras el descanso.

El gol colocaba a esas horas al Betis como líder de la categoría, algo que se confirmó después con la derrota, y ya van tres seguidas, del Celta en Balaídos. El equipo verdiblanco había demostrado en Montilivi que la crisis ya parece una cosa del siglo pasado, como antes le ocurrió de manera inversa. Y, para demostrar que el aire ahora es diferente, en los 15 minutos restantes para la conclusión del encuentro siempre se estuvo más cerca del segundo tanto bético que de un posible empate local. La expulsión de Tébar en los estertores del choque quedaría como una anécdota, al igual que esos cambios realizados por Mel en los diez últimos minutos del partido, demostrando que el estado físico del plantel es, hoy por hoy, inmejorable.

Con oficio para resolver el encuentro y luego dormirlo, el Betis confirmó en Gerona que está de vuelta, como de regreso está en las posiciones de privilegio, con una victoria que bien huele a ascenso.

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