Opinión / Pisando área
Jesús Alba
¿Qué fue de los lanzadores de faltas?
Después de una semana convulsa en la que el Caja 87 prescindió de Eloy Ramírez, el entrenador que lo llevó el pasado curso de ser colista al play off, un recién ascendido a Segunda FEB como el Círculo Gijón que puso poca resistencia no sirve de vara de medir real, pero sí para que el equipo sevillano obtuviera un cómodo triunfo en su estreno liguero por 82-63, sin necesidad siquiera de meter una marcha más bien porque no hiciera falta o porque dos días de trabajo no dieran para nada más que tener descolocados a los jugadores.
Y es que seis semanas de entrenamientos se tiraron por la borda de la noche a la mañana. Y eso se tradujo en la cancha en un conjunto desdibujado, peor seguramente de lo que se vio en las derrotas contra el Morón o el Coto Córdoba, aunque con el atenuante para el nuevo entrenador de la falta de tiempo. Pero esto es la liga y aquí no se espera a nadie. Menos aún los exigentes directivos del club hispalense, que han puesto el listón muy alto y en Logroño dentro de una semana se empezará a ver si la apuesta ha sido acertada o una temeridad. El tiempo tiene la respuesta.
A sabiendas de que el rival probablemente esté peleando por no descender, Adrià Alonso fue haciendo pruebas. Pocos minutos para Bertain de inicio. Muchos, demasiados quizás, para Dibba, jugando junto a Jankovic, un cinco que se pierde como cuatro. Bilalovic, a quien Eloy Ramírez reservó toda la pretemporada para este momento, ya tuvo sus primeros minutos. Las cosas de la vida…
Trata el técnico de conocer a la carrera a sus nuevos jugadores, que habían hecho un trabajo previo de seis semanas que debe quedar ahora a un lado, porque el técnico catalán traerá consigo cosas nuevas que estarán por ver. Porque ante Gijón fue simplemente un ejercicio de supervivencia, de imponer la mayor calidad sólo aprovechando los errores de un rival que estuvo mandado en el marcador hasta la recta final del primer cuarto.
El Caja 87 arrancó nervioso, con las ideas, cuanto menos, poco claras. En ataque cundía la anarquía con poco movimiento de balón y en defensa la intensidad era escasa. Con Guillem Arcos liderando al cuadro asturiano, el primer triple de Dedovic tras cinco fallos locales puso al conjunto hispalense a tiro, aunque fue la posibilidad de correr al contragolpe aprovechando las continuas pérdidas visitantes (ocho sólo en el primer cuarto) lo que permitió al equipo hispalense mandar en el luminoso. Tres canastas del mismo corte, bandejas a la contra (para poner el 17-14 en un visto y no visto, renta que mantendría al acabar el primer cuarto (19-16).
Como al inicio del encuentro, Gijón arrancó el segundo acto con un triple, esta vez de Reilly. Ya no metería más hasta después del descanso (2/10). Sin amenaza exterior y sin interiores dominantes, hasta un pívot blandito como Dibba se puso las botas en la pintura. Cogía o tocaba casi cualquier balón que anduviera por su lado, pero después era incapaz de anotar si no podía machacar o dejar le pelota cerca del aro. Pero no le hacía falta al Caja 87 jugar bien para mandar. Sólo Guillem Arcos, Pierre y Reilly ponían en el Círculo de Gijón algo de calidad y los problemas para anotar permitían a los locales abrir brecha con poco: la pelea de Dibba por dentro, los puntos de Dedovic y la aparición de Clarke, que cerró el segundo acto con un triple para poner camino a los vestuarios con un cómodo 38-26.
No le sentó bien al conjunto de Adrià Alonso el descanso. Salió el equipo adormilado, todavía con una marcha menos y eso permitió al cuadro astur llevar el runrún a la grada cuando un triple de Jerónimo Luis puso el 43-39. No parece el técnico catalán ser hombre de ponerse nervioso. No pidió en ese momento de crisis tiempo muerto ni cuando el mismo rival mantuvo el pulso tras una canasta de Cecilia (45-41). Apareció entonces Bertain para clavar dos triples y Dibba (13 rebotes) para rebañar un balón en el aro y aprovechar una asistencia para machacar y en un momento volvió a dispararse el Caja 87 para cerrar el tercer cuarto con 55-46.
Ahí ya sí que se acabó la resistencia del Círculo Gijón, que entregó el partido con 10 minutos por jugarse todavía. Tiempo en pista para que Jankovic pusiera su sello en la zona, para que regresara Franch, tras un golpe, aunque con el mismo desacierto que en todo el choque (0/11 en tiros de campo), para que Clarke se divirtiera sobre el parqué y el coriano Cebolla siguiera fogueándose en la categoría. La máxima renta llegó a ser en este cuarto de +21 y al final se quedó en +19 con el referido 82-63 en un cómodo encuentro que no despeja ninguna duda sobre si el despido de Eloy Ramírez ha sido una buena decisión. Eso sí, si la falta de evolución (¡en pretemporada!) fue el motivo esgrimido para su despido, Adrià Alonso tiene mucho margen por lo visto en el estreno liguero en un mal partido de los suyos, aunque serán los resultados los que marquen su día a día. Ya sabe que el objetivo es el ascenso.
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