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Con todos ustedes, Porzingis

  • El letón firmó ante el Madrid su mejor partido en la ACB, no sólo en estadísticas sino por su relevancia.

No hay nada como hacer un gran partido ante el Real Madrid en la capital de España para que aquéllos que no sabían quién era Kripstas Porzingis se pongan a sus pies. El letón firmó el domingo su mejor actuación en ACB, no sólo en cuanto a estadísticas, sino, sobre todo, también en relavancia en la cancha adquiriendo un rol de líder ante, posiblemente, el mejor equipo de Europa del momento.

El ala-pívot cajista acabó con 20 puntos, 14 de los cuales llegaron en el segundo tiempo jugando menos de 8.30 minutos sumando los dos últimos cuartos. Justo hasta que en el minuto 33 se fue al banquillo eliminado por personales, un aspecto en el que, en muchos casos, sigue pagando su juventud cara a los árbitros. Pese a ello, el encuentro del báltico fue para enmarcar porque sumó de todas las formas: desde la personal (2/2), el triple (2/3), de dos puntos (6/9), aunque se le echó de menos en la faceta reboteadora (cero capturas).

Con todo, ponerle un pero resulta casi imposible teniendo en cuenta que Porzingis, que hasta agosto no cumplirá los 19 años, no se arrugó ante los Felipe Reyes, Bourousis, Mirotic y compañía. "El niño de oro" o "una joya con un porvenir alucinante" son calificativos que le brindaron algunos medios nacionales que quizá desconocían quién es el espigado chaval que puso contra las cuerdas, junto al resto del Cajasol, al invicto líder de la Liga española.

Los 20 puntos que logró Porzingis en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid son su tope en la ACB, mientras que sus 16 de valoración igualan la marca que consiguió en la jornada cuatro ante el Laboral Kutxa. Ese día, sin embargo, estuvo en pista 25 munutos, cinco más que en el último choque, y tras ese duelo apenas disputó 12 una jornada después con el Fuenlabrada. Así conduce Aíto García Reneses al joven Porzingis para que mantenga los pies en el suelo. Una de cal y otra de arena para que los elogios se queden sólo ahí, porque, a sus 18 años, aún tiene mucho que aprender.

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