La mejor forma de calentar motores, de poner a la afición en marcha de cara al partido del jueves en Mestalla, era encender al que lleva la batuta. Así, el Sevilla homenajeó ayer a Javier Labandón, El Arrebato, por su gran acierto en la creación de un himno que se ha convertido en mucho más que una canción sevillista. Acompañado de su familia y de muchos sevillistas ilustres, el cantante recibió el calor de un club y una afición que ya siente como propios. Su tema ha revolucionado el mundo del fútbol y no sólo en Sevilla, sino a nivel nacional. Un himno que fue señuelo en Eindhoven, en Glasgow, en Mónaco, en las finales del Bernabéu y el Camp Nou, así que José Castro le impuso la insignia de oro. 

"Si el equipo juega este jueves con la pasión que imprime El Arrebato cada vez que entona nuestro himno del Centenario, Turín estará muy cerca, pero muy cerca...", espetó el presidente en el acto celebrado en el antepalco del Ramón Sánchez-Pizjuán, para, seguidamente, agradecerle cómo ha logrado enganchar al sevillismo: "Gracias por tu arte, por tu sevillismo y por darnos nuestro grito de ilusión y de guerra". 

Por su parte, el artista, agradecido, desveló que "cada vez que canto el himno del centenario en cada concierto que doy en mi gira, siento como si volviera a entrar al estadio de la mano de mi padre. El Sevilla es mi pasión", recordó emocionado y recibiendo el cariño de los suyos en una cita inolvidable.