Primero desgranó con precisión el momento actual: “No estamos en un entorno de tipos bajos, sino de rentabilidades negativas”. Luego, explicó las consecuencias: “Una transferencia de rentas desde los ahorradores a los deudores” que “no es circunstancial” y se “mantendrá un tiempo largo”, ya que los bancos centrales “han visto nuevas posibilidades de insuflar impulso económico bajando tipos de interés y comprando activos mayoristas”,y sin tensiones inflacionistas. Ahora mismo, el 30% de la deuda pública a nivel mundial está en tipos negativos.
Ante este panorama, Cirus Andreu, presidente ejecutivo de Sabadell Asset Management –quien ayer intervino en Sevilla en un desayuno-coloquio organizado por Grupo Joly– fue muy claro: “No hay rentabilidad para el que no ponga su dinero a trabajar”. Traducción: al no tener remuneración, el ahorro clásico en depósitos o tipos fijos tiene menos sentido, al no ser rentable. “Entre ahorro e inversión –dijo Andreu– no hay diferencias, en el sentido de que los activos sin riesgo ahora no tienen remuneración”. “Es algo que no hemos decidido los agentes económicos, lo han decidido los bancos centrales por nosotros” y la cuestión, pues, es cómo se puede adaptar el inversor a eso. Según Andreu, hay que ir a la deuda privada, ser más internacionales y enfocarse a economías que crecen, diversificar incluyendo en la cartera también activos “más seguros” y apostar por el largo plazo, “ya que los tipos bajos obligan a añadir tiempo de maduración”. La entidad que preside mueve 84.000 millones de euros y puede “dar rentabilidades superiores a los grandes fondos que están compitiendo en la 'champions league'”.
E, insiste, el momento de actuar es ahora, ya. “2019 está siendo un año de excelentes rentabilidades y la mayor parte de los ahorradores se lo ha perdido. Aprecian de forma intuitiva riesgo, incertidumbre, y no mueven posiciones. Hay que sentirlo por los que no haya participado”, dice. “La peor decisión –continúa– es dejarse llevar por el miedo en este momento”.
Andreu cree que el periodo de bajos tipos puede mantenerse hasta 2023 o 2024, pero no puede sostenerse 'sine die', por varias razones. Primero, porque los estímulos, en teoría, “no se deben usar en periodos de crecimiento porque nos privamos de un instrumento que a lo mejor va a ser necesario en el futuro”. Segundo, porque los bancos están sufriendo “rentabilidades bancarias bajas, inferiores a sus costes de capital”. Y tercero porque un clima de tipos tan bajos favorece “que todo el mundo acceda a la financiación y se asignen mal los recursos. Eso es malo para la economía”. El péndulo –Andreu usa esa palabra– “virará en algún momento” en favor del ahorro pero ahora mismo la situación es la que es y como tampoco hay tensiones inflacionistas se prevé que siga así durante un tiempo largo.
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