Emaplicada: cooperativismo e investigación logran cristalizar

El binomio cooperativa e innovación ya no es sinónimo de experiencia piloto o tendencia incipiente, es una realidad del tejido empresarial andaluz que se abre paso con fuerza. Claro ejemplo es la ya madura Emaplicada, una consultoría de estudios ambientales, especializada en diagnosticar el estado de salud del suelo y de los materiales minerales, que se dispone a volar por su cuenta y a trasladarse a Torneo Parque Empresarial el mes que viene, tras tres años en la incubadora de la sevillana Escuela de Empresas de Andalucía Emprende.

Y es que la cooperativa formada por Encarna Águila, José Manuel Bernabé y Teresa García -en los cargos de gerente, director técnico y responsable de Calidad, respectivamente- rompió con muchas barreras y clichés. No tuvo un comienzo fácil, la idea surgió dentro de un grupo de investigación de la Universidad de Sevilla que tras mucha batallar con la burocracia logró erigirse como la primera spin off externa que se constituía como cooperativa. "Por entonces, ni siquiera la normativa de convenios contemplaba que pudiéramos ser otra cosa que una sociedad limitada", explica Águila.

Los orígenes de este proyecto se remontan a 2003, cuando el equipo logró hacerse con uno de los premios de un concurso de ideas que organizó la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de dicha universidad, pero Emaplicada no cristalizó hasta tres años más tarde.

"Era un reto, pero también una oportunidad. En esos momentos no tenía preocupaciones laborales, aunque siempre te preguntas que habrá después de las becas de investigación", cuenta Águila. "Ahora tengo claro que fue un gran acierto y recomiendo a todos los investigadores que valoren las posibilidades de autoempleo que existen. Puede dar miedo, pero hay muchas ayudas".

En este sentido, la gerente de Emaplicada destaca que sin el apoyo recibido por la Red Territorial de Apoyo a Emprendedores de la Junta y por la Federación de Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado la historia podría haber sido diferente.

En la actualidad, su actividad se resume en tres grandes líneas de trabajo. La primera de ellas se centra en la realización de estudios ambientales de cartografía temática, estudios hidrogeológicos, análisis de impacto y la contaminación de suelos. Otro de sus terrenos de acción es la caracterización -análisis y diagnóstico- de materias primas minerales, técnica que cobra especial protagonismo para diagnosticar pequeñas lesiones en edificios. Por último, está la vertiente relacionada con el patrimonio arquitectónico, donde se realizan estudios de los materiales de los monumentos, se diagnostican sus patologías y se hacen propuestas de mejora y conservación.

Sus clientes más importantes son las consejerías de Medio Ambiente, Cultura e Innovación, aunque también mantienen una buena cartera en el sector privado, que engloba desde empresas geotécnicas a canteras. "Las consejerías son un gran sustento, no sólo por la envergadura de sus proyectos, sino porque tienes el pago asegurado, algo que en tiempos de crisis se valora", apunta Águila. Es el principal problema que les ha reportado la depresión económica, clientes que han tenido que cerrar o que no pueden afrontar los pagos.

A pesar de todo, las cuentas de la cooperativa gozan de buena salud. Mientras que en los tres primeros años de andadura se facturaban unos 60.000 euros anuales, en lo que va del presente año ya se ha rebasado esa cantidad.