Foro Joly

"¿Por qué Namibia o Egipto pagan menos por endeudarse que España?"

  • Mario Fernández subraya "lo ineludible" -atajar el déficit, una reforma laboral, dar consistencia al sistema financiero- y "lo imprescindible" -incentivar al emprendedor- para el nuevo Gobierno de Rajoy.

Con el parámetro de la personalidad en la mano, el (ex) sector español de las cajas podría dividirse en dos polos casi opuestos. El polo Fainé (La Caixa), basado en el carisma, y el polo Medel (Unicaja), articulado sobre la peana del academicismo. Entre ellos, como una isla equidistante, surge una tercera vía, el polo Mario Fernández (BBK), nutrida en igual medida de técnica y personalidad. Ayer, en Sevilla, presentado por el presidente del Grupo Joly, José Joly, Fernández (Bilbao, 1943) repasó todos los frentes económicos, los que le afectan como presidente de una entidad financiera vasca con sangre andaluza (absorbió Cajasur hace casi un año) y los que le tocan como ciudadano español y europeo.

Primer frente: la crisis de deuda. "¿Por qué a Namibia o Egipto les cuesta menos financiarse que a España?", se preguntó. Al presidente del Grupo BBK no le cuadran las decisiones de las agencias de rating si se tiene en cuenta que "España es un país serio con gigantes financieros, navales, energéticos, en la distribución y la construcción...".

Segundo: la vara de medir de la Autoridad Bancaria Europea (ABE). "El país sufre en la UE y en los mercados un tratamiento discriminatorio. Está señalado como uno de los sistemas más peligrosos". El pasado jueves, la ABE publicaba las necesidades (definitivas, porque en octubre ya había precalculado estas cifras) de recapitalización de la banca. Apenas Grecia (30.000 millones) necesita más recursos que España. "¿Alguien piensa que sólo Grecia nos precede de verdad en riesgo de solvencia?". Hay pequeños trucos, según don Mario: por ejemplo, que las provisiones genéricas no computan como capital básico, "de manera que asistimos a la paradoja de que se beneficia a quien provisionó menos y se castiga a quienes, como nosotros, llegaban al tope legal del 125%". "Mientras no homogeneicemos los criterios de valoración habrá situaciones absurdas. Y, ojo, la sede de la ABE está en Londres".

Tercero: la política económica del próximo Gobierno. El presidente electo, Mariano Rajoy, tendrá que distinguir entre "lo ineludible y lo imprescindible". Ineludible será atajar el déficit, proceder a una nueva reforma laboral y dotar de mayor consistencia al sistema financiero (la consistencia también implica conocer claramente, y sin cambios permanentes, las reglas de juego). Lo imprescindible conecta más con un planteamiento general que con medidas ultraconcretas: los ajustes sin incentivos "conducen a un largo tiempo con crecimientos simbólicos del PIB o incluso con decrecimientos". Opciones según Fernández: inversiones públicas a programas con verdadero contenido ("si España tiene más estaciones de AVE que Alemania, algo hemos hecho mal"); rebajas en las cotizaciones a la Seguridad Social para los pequeños negocios, "que son los que crearán empleo"; mayor flexibilidad en la "entrada y salida" del trabajador de una empresa; innovación, innovación, innovación.

Paréntesis laboral. El jefe de la BBK invitó a una rápida reflexión. "Comparen la tasa de paro de España con las de los tres países europeos rescatados (Grecia, Irlanda y Portugal). Esa diferencia tan grande tiene que deberse a razones especiales. Y una es la legislación". Sugerencias tiene un par: acabar con la indexación de los sueldos al IPC (se le olvidó explicar bien en qué consistiría entonces la productividad, que es el criterio alternativo de actualización salarial) y dejar fuera de la negociación colectiva a las pequeñas empresas de cinco o menos trabajadores. Todo ello, bañado en el jarabe de la flexibilidad.

Cuarto frente: Bruselas. "La UE tiene serias opciones de ganar el Premio Nobel a la incompetencia. El rescate a Grecia ha durado 14 meses. Y el matrimonio Merkel-Sarkozy siempre va primero". Fernández se acordó de Ben Helicóptero Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, y pidió un BCE (o un Mario Draghi) a su imagen y semejanza. "Su objetivo central no debería ser la lucha contra la inflación sino convertirse en prestamista final. Los precios no son el problema de Europa ni España; los problemas son el déficit, la deuda soberana y el crecimiento económico".

Quinto: la diplomacia. "El nuevo Gobierno tiene que poner en valor a España, y eso empieza desde el presidente hasta los ministros de Exteriores y Economía. Hay que defender los intereses del país en Bruselas; allí es donde debería estar la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. Hay que dar el coñazo desde el principio y jugar al sano ejercicio del cambio de cromos, porque los grandes también necesitan tu voto", expuso el presidente de la entidad vasca. Vale, toda la diplomacia en el asador, planteamientos ambiciosos y audaces, chantajes y trueques, pero, ¿y los idiomas? "Ahí no hemos acertado ni una desde el arranque de la democracia. Felipe era la excepción, y hablaba un francés un poco singular. Rajoy debe ocuparse desde el principio de Bruselas. Hay que estar al tanto de las iniciativas cuando nacen, no cuando Merkel ya ha decidido".

Y sexto: un banco malo. "Sería una solución interesante para deflactar el problema del ladrillo, pero es importante la letra pequeña. En España, en cualquier caso, ningún banco ha recibido ayudas públicas, al revés que en EEUU, Reino Unido, Francia, Italia o los Países Bajos. No pretendo que tengamos mejor posición que nadie, pero tampoco que nos traten peor que a todos. Queremos dinero público, y hay fórmulas que no generan déficit".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios