Una 'biotech' de Málaga lidera el mayor consorcio de la UE contra la obesidad
Vivia Biotech articula una alianza de investigación traslacional con la Fundación Imabis, el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia y las universidades de Santiago, Mainz y Bolonia
Ya es un lugar común hablar de la obesidad como una de las grandes epidemias contemporáneas, especialmente en las denominadas sociedades desarrolladas. Sus complicaciones más graves desembocan en serios problemas cardiovasculares, endocrinos, articulares. El arsenal terapéutico disponible para combatirla es muy limitado; además, de cuando en cuando, la magra panoplia farmacológica contra la obesidad merma aún más por la retirada de algún medicamento por parte de las agencias reguladoras internacionales debido a motivos de seguridad. Una empresa biotecnológica ubicada en Málaga, Vivia Biotech, está convencida de que es posible encontrar soluciones a ese problema y de que hay mercado para ello. Tanto, que ha asumido el liderazgo del mayor consorcio del VII Programa Marco de la Comisión Europea (CE) en este ámbito, dotado con una financiación de 7,2 millones de euros, denominado Reprobesity. Vivia ha concitado para este proyecto la alianza de grupos de investigación de la Fundación Imabis (instituto de investigación auspiciado por la Junta de Andalucía en Málaga), el Inserm francés y las universidades de Santiago de Compostela, Johannes Gutemberg, de Mainz (Alemania) y Bolonia (Italia). La CE financia el proyecto al 75% y cada miembro del consorcio asume su 25% no cubierto.
La viga maestra de esta compañía biotecnológica cuyos orígenes estuvieron un día en San Diego (California) es la conjunción de un potente músculo investigador y el desarrollo de una plataforma de hardware y software propios que, aplicados a las técnicas de citometría de flujo, son capaces de analizar, registrar e interpertar la respuesta de una muestra fresca de tejido biológico humano ante la presencia de más de 10.000 fármacos diferentes. Actualmente los archivos de Vivia atesoran más de un trillón de datos. Un puñado de ellos han servido, por ejemplo, para reformular medicamentos oncológicos destinados a tratar determinadas leucemias.
"Nuestra tecnología permite buscar entre medicamentos ya existentes, comercializados o no, pero que, en cualquier caso, han superado ya los ensayos de seguridad y eficacia, posibles soluciones para enfermedades en las que en un principio quizá no se pensó a la hora de diseñar el fármaco", explica Fernando Rodríguez de Fonseca, vicepresidente senior de investigación de Vivia, coordinador de Reprobesity e investigador de Imabis. El interés terapéutico de esta estrategia es evidente; el empresarial, también: "Una compañía farmacéutica puede ver parado el desarrollo de un medicamento en una fase avanzada por razones diversas. Ahí hay enterrados millones de euros. Encontrar una nueva indicación, superar desde un nuevo enfoque un problema de toxicidad, hallar una mejor vía de administración, pueden ayudar a recuperar una inversión muy potente. Nosotros podemos hacer eso saltándonos las fases preclínicas, porque trabajamos con moléculas ya aprobadas y con muestras frescas humanas. Además, nuestra potencia de análisis permite avanzar hacia el paradigma de la medicina personalizada, ya que podemos identificar la sensibilidad de un perfil concreto de muestras de pacientes a la acción terapéutica de un determinado medicamento", dice Rodríguez de Fonseca.
En el consorcio Reprobesity, las muestras de pacientes proceden de Málaga (Hospital Carlos Haya) y está previsto que también aporten muestras los hospitales clínicos ligados a las universidades de Bolonia y Santiago. La finalidad última es, a través de sucesivos procesos de estudio y cribado, llegar a la selección de una molécula candidata a tratar cuadros complicados de obesidad para determinados grupos de pacientes. Para Andrés Ballesteros, director general de Vivia, "nuestro planteamiento demuestra que es posible diseñar soluciones personalizadas bajo los máximos estándares éticos, en condiciones de viabilidad económica y en un contexto continuo, sin segmentos, en el que el mundo de la empresa, el de los pacientes y el de la investigación están en contacto permanente. Para ello contamos con el respaldo de inversores muy serios, como Suanfarma Biotech, Clave Mayor y ADE Capital Sodical. Y el proyecto concreto de Reprobesity -explica Ballesteros- evidencia además que es posible hacer biotecnología de primer nivel de manera cooperativa y fortaleciendo, desde la empresa privada, el desarrollo de lo público".
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