En Europa, la tasa turística se ha convertido en una herramienta cada vez más utilizada por las ciudades para medir los impactos del turismo y recaudar fondos para la mejora de infraestructuras y servicios turísticos. A día de hoy, 137 ciudades europeas han implementado esta medida, la cual varía bastante en cuanto a su aplicación y tarifas, lo que muestra la diversidad de enfoques hacia el turismo en el continente europeo.

Ámsterdam se destaca por tener la tasa turística más alta en 2024, con un incremento del 12,5%, lo que la convierte en la más elevada de la Unión Europea. Esta tasa, aplicada a quienes pasan la noche en la ciudad, puede ascender a 21,80 euros por persona y noche. Esta medida por parte de las autoridades locales busca aliviar los efectos del turismo masivo y el mal comportamiento de algunos visitantes, asegurando que contribuyan de manera significativa a la sostenibilidad de la ciudad.

Un ejemplo de lo contrario es la ciudad española de Granada. Esta aspira a implementar una tasa turística de un euro por persona y noche, buscando generar recursos adicionales para la promoción turística y la rehabilitación de sus atractivos. Esta iniciativa subraya la importancia de contar con fondos dedicados a la mejora y promoción del destino, en un contexto donde otras ciudades ya se benefician de esta recaudación.

El caso de Venecia e Islandia también es notable, ya que han propuesto que los visitantes paguen por entrar, buscando de esta manera formas de gestionar el turismo y sus efectos sobre los destinos.

En nuestro país, la tasa turística se aplica principalmente en Cataluña y las Islas Baleares, con ciudades como Barcelona, Girona, y Palma de Mallorca cobrando entre 0,5 y 4 euros por noche. Existen diferentes enfoques y necesidades de cada destino, desde la gestión del turismo masivo hasta la recaudación de fondos para la mejora de infraestructuras turísticas.

Esta medida no solo se limita a grandes ciudades o destinos turísticos consolidados; localidades en Alemania, Austria, Bélgica, y Croacia, entre otros, han adoptado la tasa turística, aplicando distintos modelos que van desde un porcentaje del precio de la estancia hasta una tarifa fija por noche.

La tasa turística en Europa se trata de un esfuerzo colectivo por parte de los destinos para equilibrar los beneficios y desafíos del turismo. Al recaudar fondos de los visitantes, las ciudades buscan asegurar la sostenibilidad del turismo en la región y la calidad de vida de sus residentes.