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Economía

La distribución mantiene sus cuotas en la Europa de los 27

  • El mayor peso relativo que el sector comercial tiene entre los países miembros más recientes ha originado un aumento global de la importancia de esta actividad en la UE

La Unión Europea se ha caracterizado en las últimas décadas por un intenso proceso de terciarización de su actividad productiva, lo que ha conformado un potente sector servicios, una de cuyas actividades más relevantes es la comercial. De hecho, según la Oficina de Estadísticas Europea (Eurostat), en 23 de los 27 países de la Unión Europea las actividades de distribución aparecen como la actividad no financiera más importante del sector terciario.

Aunque con una importancia variable, según los años y países considerados, las actividades comerciales en el conjunto de la Unión Europea han venido representando en los últimos años entre el 11,5% y el 12% del Valor Añadido Bruto (VAB) de su economía. Las variaciones habidas en el peso relativo del sector han estado determinadas en la última década por dos importantes factores.

Por un lado, por la propia evolución de la actividad económica en general. La dinámica de los niveles de ocupación laboral, las variaciones de la renta per cápita (y por tanto de la capacidad de compra) o las facilidades y condiciones financieras, entre otras causas, inciden en el volumen de ventas y, consecuentemente, en la aportación del sector al conjunto de la economía.

Por otro lado, las dos ampliaciones de la Unión Europea en 2004 y 2007 han permitido mantener la importancia relativa del comercio en el conjunto de la Unión Europea. Esta circunstancia se derivada de la importancia relativa que el comercio tiene en la estructura productiva de los nuevos países adheridos.

El peso del Este

Aun con excepciones, el mayor peso relativo que las actividades comerciales tienen en los países de nuevo ingreso en la Unión Europea (caso de Rumanía, Letonia o República Checa, entre otros), han originado un aumento de la importancia del sector comercial en el conjunto de la economía europea, que supone el 11,9% de aquella. Este porcentaje representa entre dos y tres décimas más que el peso que dicha actividad tiene de media en la Unión Europea de quince países, donde esta actividad presenta el perfil más moderno, como ocurre en Francia, Alemania, Luxemburgo o España, entre otros estados miembros.

Ahora bien, existen notables diferencias en la participación que el comercio tiene en la producción de cada uno de los países de la Unión Europea. Dichas diferencias impiden considerar la existencia de un patrón de comportamiento homogéneo del sector en el área, si bien los procesos de reestructuración que se están llevando a cabo en buena parte de los países incorporados durante la presente década, están originando un protagonismo decreciente de la actividad comercial en sus economías, más en consonancia con los niveles medios de la Unión Europea, como es el caso de Chequia, Polonia o Malta.

Existe, no obstante, otro grupo de países incorporados más recientemente, en los que el comercio ha incrementado su protagonismo en el conjunto de la actividad económica (Bulgaria, Hungría, Estonia o Letonia, entre otros), lo que podría responder a un menor nivel inicial de desarrollo del sector y a un mayor crecimiento potencial de las actividades comerciales tras su integración en la Unión Europea.

Reestructuración

El sector de la distribución comercial en Europa viene registrando desde las últimas décadas del siglo pasado una profunda reestructuración. Este proceso de cambio ha estado presidido en gran medida por el desarrollo y aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación, lo que ha permitido el aprovechamiento de economías de escala en ámbitos como el del aprovisionamiento, las relaciones competitivas horizontales entre las distintas actividades comerciales, el aumento de la presencia de empresas del sector a nivel global, etc., siendo más intensa su incidencia en los países más desarrollados de la Unión Europea (como Francia o Alemania), donde se ha asistido a un importante proceso de integración y concentración en el sector. Un ejemplo de lo anterior se encuentra en la distribución alimentaria, algunas de cuyas empresas se han convertido en las compañías más grandes de Europa (Carrefour, Metro, Tesco, entre otras), desarrollando lo que puede entenderse como un modelo europeo de distribución comercial en el que prevalece una orientación internacional que se ha acentuado tras la incorporación a la Unión Europea de los países de Europa Central y del Este.

Con todo, sigue existiendo un importante grado de dualización del sector en Europa, donde coexisten fórmulas y estructuras comerciales tradicionales con otras más modernas y avanzadas, y en donde sigue existiendo una gran distancia (aunque cada vez más tenue) entre las estructuras comerciales del norte y del sur de la Unión Europea.

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