Ante nosotros dos días con riesgo elevado de colapso, el Domingo de Ramos y el Sábado Santo, y una jornada astifina desde hace más de veinte años, la Madrugada. Seamos optimistas, hay buen tiempo asegurado para toda la primera mitad. Seamos realistas, hay que andar con mucho tiento el domingo porque todo indica una gran masa de público en las calles. Y el personal cuando sale en masa nunca se caracteriza por tener un criterio formado, más allá de buscar donde quedarse quieto y que le den todo hecho como si fuera el Netflix pero con sillita plegable. La experiencia dictamina que si hace calor se aguantan menos horas en la calle, por lo que las noches quedan maravillosamente para los justos y cabales. No digamos si el frío entra de pronto. Tussam no dará abasto entonces para sacar a la gente del centro. Y el sábado... Dios nos coja confesados.