El Fiscal

El monaguillo de la Esperanza

  • La historia de Antonio, el niño que cumplió su sueño de estar muy cerca de la Macarena, supone el reencuentro con la mejor cara de las cofradías

Antonio, el monaguillo de la Esperanza

Antonio, el monaguillo de la Esperanza / M. G. (Sevilla)

Hay historias que se nos presentan envueltas en el celofán de la inocencia que suponen un reencuentro con la mejor cara del mundo de las cofradías, con la versión más genuina y auténtica de unas hermandades que saben como nadie generar afecto y dar calor cuando se lo proponen. Esa cara amable es la que hace que todo esto siga mereciendo la pena y, sobre todo, que continúe siendo verdad. Porque sólo donde hay verdad se puede contar el paso del tiempo por siglos.

Un niño de esta ciudad, de nombre Antonio, como su padre, tenía poco más de un año y todavía iba en el carrito de bebé, cuando atendía con verdadera fijación las cantidad de fotografías, boletines y revistas de Semana Santa que le enseñaba su padre para que, poco a poco, fuera reconociendo el rostro de la Virgen de la Candelaria, la Dolorosa de la familia. Un tiempo después, sin que nadie acierte a encontrar una explicación, el chiquitín señaló una estampa y dijo: “La Macarena”. “¿Y cómo lo sabes, Antonio?”, le preguntaron. “Es distinta a todas”.

En su familia siguen sin saber de dónde le viene esa devoción temprana por la Virgen de la Esperanza, pues aunque su padre está bautizado delante de Ella, siempre se le hablado de la Candelaria. Semanas después de aquella primera vez, le siguieron enseñando fotos y estampas de vírgenes. Y siempre, siempre, acertaba con la Macarena hasta que alguien pensó que el niño atinaba porque se guiaba por las mariquillas. Por eso, le enseñaron varias fotos antiguas de primeros planos de distintas vírgenes, pero también acertó cuando vio una de la Macarena... ataviada con una mantilla.

El pequeño Antonio tenía desde muy pequeño una hermosa fijación por la Esperanza Macarena. A los cuatro años pidió ser hermano de la cofradía, pero en su casa le dieron una razón:

–Nosotros somos de la Candelaria, hijo. Yeres muy pequeño para salir solo una Madrugada.

Se quedó convencido... a medias. Antonio seguía con una atracción especial hacia la Esperanza. Siempre la ha tenido. La Macarena nunca ha sido ni una moda para él, ni un capricho de dos días. Una noche de cuaresma, ya con siete años, su padre se lo encontró llorando en su habitación mientras veía un vídeo de la cofradía en la calle. Cuando entró y le preguntó qué le pasaba, el niño exclamó: “¡Papá, quiero ser hermano de la Macarena! Mi hermandad es la Candelaria. Siempre lo será, pero mi Virgen es la Esperanza Macarena”.El padre no tuvo más remedio que iniciar los trámites para inscribir a Antonio en la nómina de la cofradía. Ese primer año no pudo salir porque carecía de túnica, pero estuvo en los palcos de la Plaza de San Francisco, con su medalla de hermano, esperando la llegada de la Virgen de la Esperanza.

Testigos de la escena jamás olvidarán los ojos de emoción del muchacho cuando apareció el paso de la Virgen. Desde los ocho años sale de nazareno, detrás de los armaos, en el primer tramo de Virgen, cera blanca completa que augura muchas Madrugadas por vivir. Y hace un gran esfuerzo para llegar a la Campana y que su padre pueda verlo vestido de nazareno.

Está comprometido con la vida cotidiana de la hermandad. Desde los siete años está apuntado a los cursos de formación que imparte la corporación todos los viernes. Y cumple con su visita obligada a las imágenes titulares antes y después de cada sesión, como está mandado.

Hasta hace poco, cada vez que entraba en la basílica, le susurraba a su padre: “Papá, algún día estaré al lado de la Esperanza. Mi mayor ilusión es estar junto a Ella”. Y una vez que hizo la primera comunión, sólo pensaba en apuntarse al grupo de monaguillos que organiza la hermandad cada mes de septiembre. Y sin esperarlo, porque creía que era muy poco el tiempo que había transcurrido desde la inscripción, el pequeño Antonio fue incluido en la lista de turnos de monaguillos para el besamanos de la Esperanza. Lloró de alegría el primer día que estuvo junto a la Virgen. “He cumplido mi sueño, soy monaguillo de la Esperanza”. Muchos vieron cómo cada vez que se quedaba solo junto a la Virgen, no apartaba su mirada de Ella. Le hablaba, le rezaba, le dedicaba sonrisas.

Antonio contaba después de cada turno que le emocionaba ver y escuchar a las personas hablándole a la Virgen, se sentía feliz porque algunas personas le pedían a él que les pasara estampas, medallas, pulseras de tela y hasta fotografías de sus seres queridos por el manto de la Virgen. Necesitaban ayuda de la Virgen y él era feliz porque, de alguna manera, ayudaba a esas personas a pedir esos favores a la Esperanza. Se sentía útil y emocionado.

Viendo a Antonio en el reciente besamanos, protegido sin ser consciente con el hermoso blindaje de su inocencia, alguno de los presentes sólo podía acertar a bisbisear desde una emoción contenida: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios".

Madrugada 

Urge que no se haga política con el plan de seguridad de la noche más hermosa de la ciudad. Urge que la Semana Santa de 2019 no sea víctima del fuego cruzado propio de las vísperas de unas elecciones. Y urge que no sólo se repita el modelo que fue un éxito, sino que se refuerce. Todos los grupos políticos deben tener claro que la seguridad en Semana Santa no es munición para la confrontación política. Y el gobierno debe tener los ojos bien abiertos para que no vuelva a ocurrir nada. Una bajada de guardia, como la ocurrida en 2015, sería imperdonable.

El primer capirote

¡Ya lo hemos visto! Sí, señor. Lo llevaba esta semana Antonio Gutiérrez de la Peña, ex hermano mayor de Los Estudiantes y autor del libro fundamental para conocer la historia de la cofradía. ¿Quién nos iba a decir que en un cálido mediodía de las pascuas de Navidad nos toparíamos con tan agradable estampa?

Justicia ordinaria

Dicen que el juzgado ha dictado la suspensión cautelar de la expulsión del hermano de Montesión, que ahora mismo gozaría de todos sus derechos y obligaciones como tal. ¿Curioso caso, verdad?

Parecidos razonables

"¿Tú has visto que uno de los romanos de las Cigarreras tiene toda la cara del líder de Vox, Santiago Abascal?"

Menuda experiencia

Oír misa en templos invadidos por turistas y visitantes es toda una experiencia. El otro día se coló una bulla hasta la altura del primer banco del Sagrario con gente ataviada con arbolitos de Navidad en la cabeza. Menos mal que apareció un vigilante...

El lagarto de la Catedral 

"Querido Fiscal, son días de calma en la curia. Como estaba previsto, don Juan José se ha ido a Sigüenza. Volverá, claro que sí, para presidir la función del Señor del Gran Poder. Tras sus días de dolencia, todos felices porque se ha recuperado muy bien".

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