Elecciones

El PP impone su estrategia electoral

ANTES del arranque electoral, cuando Rodríguez Zapatero aún se resistía a anunciar que no se presentaría de nuevo, el PSOE defendía más por necesidad que por convicción que en los comicios primaverales sólo se elegirán alcaldes, concejales, presidentes y parlamentarios autonómicos, y, por tanto, prefería debates centrados en las competencias propias de ayuntamientos y comunidades autónomas, lo más alejados del negociado de su líder. A pesar de que Mariano Rajoy tampoco estaba para tirar cohetes en valoración ciudadana, el PP, sin desmentir lo evidente, veía la batalla electoral del 22-M como terreno de juego perfecto para unas primarias de las generales de 2012, con el paro, la crisis económica y el terrorismo como principales agentes electorales. Pasados los primeros días de campaña, la estrategia del PP se está imponiendo claramente a pesar de que Zapatero está ya de cuerpo presente.

Es verdad que el pasado fin de semana la actualidad mandaba y que era inevitable que los contendientes utilizaran, a propósito de la sentencia sobre Bildu, el terrorismo para caldear los mítines. Lo hicieron todos, incluidos los dos jarrones chinos -los ex presidentes Felipe González y José María Aznar-. Aunque algunos desbarraron más que otros -las insinuaciones de Urkullu y las manifestaciones de González Pons se llevaron la palma del despropósito-, todos se equivocaron al recurrir a un asunto que debería estar fuera de los escenarios de cartón piedra y de los discursos partidistas por higiene democrática y por pura responsabilidad.

A partir de ahora, el terrorismo quedará aparcado, con permiso de Mayor Oreja, y la campaña consumirá los próximos días a rebufo de los rumores sobre la delicada situación financiera que atraviesa de nuevo Grecia y las inevitables comparaciones con España. En fin, lo dicho: el PP se impone y lo hace sin necesidad de que Rajoy explique cómo va a salvarnos de nosotros mismos.

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