Sevilla camina a la Aldea: Todo lo que encierra un ¡Viva la Virgen del Rocío!
Pocas veces Sevilla tiene un grito único. ¡Viva la Virgen del Rocío, Viva la Blanca Paloma! se escuchó durante toda la mañana desde la plaza del Salvador hasta la calle Evangelista y desde San Gil hasta el Cerro del Águila. Porque todos los caminos llevan a la Aldea y todos los abrazos y emociones están encerrados en esos vivas a Ella. Hay lágrimas contenidas, risas y, sobre todo muchas ganas de pisar las arenas. Por la plaza del Salvador, desde las siete de la mañana se avistan sombreros de ala ancha, batas con volantes y flores en el pelo de mil colores. Son los romeros de Sevilla que celebran la misa en la plaza. En el altar colocado en el umbral de la puerta de entrada a la colegial del Divino Salvador, la imagen de la Virgen del Rocío que procesiona el 22 de diciembre y al lado, el Simpecado. La eucaristía, presidida por Adrián Ríos Bailón, delegado de Pastoral y Personal del Cabildo Catedral, fue este año en la plaza del Salvador para conmemorar los 75 años de la hermandad rociera.
Algunos de los presentes, ya mayores recordaban muy fugazmente, de esa manera en que vuelven los recuerdos de los primeros años, el Simpecado de estrellas con el que se peregrinó los primeros años a la aldea del Rocío. Eran otros tiempos, otros romeros, pero la misma fe. Este año, además, una petición especial a las plantas de la Pastora Divina, que guíe a los jóvenes hermanos que no podrán este año hacer los primeros días del camino por los exámenes de la selectividad.
Un año en el que, además, está previsto que la Virgen visite la casa de hermandad del Rocío de Sevilla. "Una hermandad que busca crear familia porque el camino es una oportunidad de hermandad, familia y fraternidad", explicó Adrián Ríos, quien abogó "por un arranque de camino con perdón, de manera que sea un cachito de cielo para alimentar el deseo de llegar a las marismas eternas". Tras la misa, que contó con la presencia de José Luis Sanz, el teniente general jefe de la Fuerza Terrestre (Futer), Carlos Jesús Melero Claudio, y el jefe superior de Andalucía Occidental de la Policía Nacional, el comisario principal Andrés Martín Garrido Cancio, además de Juan Carlos Cabrera.
La misa en la plaza del Salvador no fue el único gesto extraordinario en este arranque de camino del Rocío del Salvador. El Simpecado fue entronizado en la Plaza Nueva, en la puerta del Ayuntamiento, hasta donde llegó en procesión desde el Salvador, abandonando la iglesia con sones de fandangos por el antiguo Soria 9. Allí se colocó en la carreta de plata para emprender el camino hacia la Aldea. Antes, en la Casa de la Provinicia, recibió un ramo de flores por parte de la corporación provincial.

Mientras, en Triana, las ruedas de las carriolas tiradas por los bueyes producen un sonido de madera que recuerda tiempos antiguos. El presente y el futuro se abrazan en la pequeña mano de Juan, que con apenas tres años señala a los animales mientras con la otra juega con la medalla de la Virgen. Porque si hay algo claro es que hay mucho Rocío en esta orilla del Guadalquivir. Las carriolas esperan en la calle San Jacinto y el Simpecado trianero saluda a la Esperanza. La calle Pureza es un hervidero y la capilla de los Marineros está abierta de par en par. Cuando la carreta del Simpecado se acerca a la capilla suena Esperanza de Triana Coronada. Unos sones que se entremezclan con las sevillanas del centenar de rocieros que van cantando rezos o rezando cantes, porque como dijo San Agustín, quien canta, reza dos veces. Alguien cuenta que se ha visto a Victoria Federica entre los peregrinos y una señora muy mayor y sabia señala que eso no es importante, "que lo que vale es quien va en la carreta de plata". Pues aquí está todo dicho.

Si Triana entera se echa a la calle, otro de los barrios más populares de la ciudad también viven su día grande con la salida de la hermandad del Rocío. Balcones engalanados, el tamboril de Kiko, todo hace de la mañana un día de fiesta.

Porque la fe rociera es la que hace que Miguel, justo después del último examen de la PAU salga en coche hasta Benacazón para acompañar a su hermandad de Sanlúcar La Mayor hasta el Rocío o que Inma vaya y venga del camino a su trabajo porque no puede dejarlo, o que Carmen viva un Rocío diferente desde la cama del Hospital Virgen Macarena, donde entre la tele, el periódico y las redes sociales, sigue el día a día de su hermandad hacia la Aldea porque, como ella dice, "sé que un poquito mío va con Ella en el Simpecado".
En la zona de la Gavidia, voces infantiles del colegio de las Esclavas cantan al Simpecado de la Hermandad del Rocío de la Macarena, que tiene la última visita en la ciudad en la Basílica del Cachorro.
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