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Álvaro Benito | Entrenador de fútbol y analista

"Estoy lejos del nivel de Julio Iglesias"

Álvaro Benito.

Álvaro Benito. / M. G.

Álvaro Benito (Salamanca, 1976) fue subiendo peldaños para convertirse en un buen pelotero. De Ávila, donde se crió, lo ficharon para la cantera del Real Madrid. Un partido con la selección sub 21 le desgarró la rodilla y la carrera futbolística. Abandonó el balón, aprendió a tocar la guitarra y montó el grupo Pignoise. Triunfó con la intro de la serie de Los hombres de Paco, y ahí sigue dándole a las cuerdas y a la voz. También entrenaba al juvenil del Madrid hasta que hace poco más de un año Florentino Pérez lo destituyó por sus críticas a los blancos tras un clásico: "Ahí no entro", zanja. Son celebrados sus comentarios en Movistar y en la Cadena Ser.

–Podrá contar los cuentos que quiera, pero el significado de Pignoise, su grupo musical es "cerdo ruidoso".

–Jamás pensamos al empezar en un futuro profesional en la música y luego le cogimos cariño. Pasa el tiempo y un nombre pierde la esencia cuando se hace de dominio público, pero rápidamente te identifican con él.

–¿Lo paran más por la calle por su pasado de futbolista, por cantante o por comentarista televisivo-radiofónico?

–El punto álgido fue en el Real Madrid. Apenas podía hacer vida social, precio que pagas encantado por ser futbolista de élite, un privilegiado. Pero me pilló con 18 años y no lo llevaba bien, se me hacía incómodo. La fama con el grupo está a años luz de aquello. Ahora hago una vida normal, hay gente que te conoce y te pide una foto, punto. Entiendo a los futbolistas del Madrid o del Barcelona que se aíslan porque resulta un poco incómodo.

–El ex bético Jesé también canta. ¿Qué delantero del Sevilla de finales de los 80 formó también un grupo?

–Delantero del Sevilla de los 80... Ni idea.

–Polster.

–Ah, el austriaco, algún gol nos metió a España. Tenía pinta de rockero con la melenita. No lo sabía, no.

–¿Dónde pudo llegar como futbolista si hubiera tenido la rodilla sana?

–Es mi única espinita clavada. Soy un privilegiado, pero me habría gustado verme en mi plenitud, con 24-25 años, a ver el futbolista en que me hubiese convertido. Con retrospectiva e intentando ser analítico, tenía condiciones para una carrera muy buena: haber estado muchos años en el Real Madrid, ser internacional... Aunque luego eso nadie te lo asegura. Pero por capacidad desde tan joven tenía pinta de una buena carrera. Me habría gustado disfrutar unos años más del fútbol profesional, más maduro, físicamente más hecho, y haber visto dónde estaba mi nivel. Creo que podía haber llegado alto, no es por tirarme el rollo.

–Es recurrente su paralelismo con Julio Iglesias. ¿También lo sigue en su faceta de galán?

–Se intenta, pero todos somos aprendices en muchos aspectos a su lado. Estoy lejos del nivel de Julio Iglesias, me parece a mí.

–Su debut en el primer equipo del Madrid casi coincidió con el de Raúl. ¿Teme que a él le dé por cantar y gane diez discos de platino?

–Me encantaría que cantara. Pero lo veo como entrenador del Madrid, sin duda.

–Es de la quinta de Guti, un buen amigo: ¿era el Curro Romero del fútbol español?

–Posiblemente, porque sus días buenos eran inigualables, pero le faltó esa regularidad para ser mejor. Guti era Guti con sus pros y sus contras. Nos ha dejado jugadas únicas, sólo realizables por un jugador como él.

–¿Aprendió las dotes oratorias de Valdano, que lo hizo debutar en Primera?

–De Jorge sigo aprendiendo, es fantástico, muy culto y cariñoso. Le debo mucho por apostar por mí tan joven. Ahora nos hemos conocido más en profundidad e intento aprender de él porque es un número uno.

"Una infancia en Ávila la convalidan por un máster en frío; allí lo fabrican y lo reparten para toda España"

–Diga tres futbolistas lectores de las últimos 20 años.

–Hay muchos. Manolo Sanchís, Míchel y Raúl.

–¿Tres del Madrid?

–Bueno, con los que he compartido vestuario. Hay muchos más de lo que la gente se piensa. Luce más decir que al futbolista no le piden formación académica para llegar a Primera División, que es verdad, pero es un gremio muy amplio y generalizar es malo.

–Futbolista fino e inspirado compositor se reconvierte en comentarista leñero, como defensa con el que comparte apellido, Goyo Benito, que en paz descanse.

–Esa definición está muy alejada de la realidad. No soy nada leñero. Soy muy respetuoso con los profesionales e intento ser honesto. No voy a hablar de cosas que no veo ni siento. Lo bueno es que no le debo nada a nadie. No tengo deudas por ahí, ni filias ni fobias. Dentro del respeto y la educación diré lo que veo. No puedo renunciar a la honestidad de mi trabajo. Todo el mundo sabe que soy del Real Madrid y que me tira al blanco, pero no por eso dejaré de hacer una crítica, igual que si el máximo rival hace las cosas bien también lo pondero.

–¿Qué porcentaje de aficionados diría que de verdad entienden de fútbol?

–Su conocimiento está muy alejado del de un entrenador o un analista. Es un problema porque por eso se empatiza tan poco con el entrenador, la gente no sabe lo complejo qué es preparar una semana de partido, las variables que se contemplan. El aficionado va al fútbol a pasarlo bien, a descargar sus emociones, a ver ganar a su equipo... Cada uno a sus cosas. Quizás se debería respetar más al profesional, pero aun así la gente no tiene por qué saber. Al fútbol hemos jugado todos y por eso es tan universal, tan bonito, tan impredecible y arrastra a millones de personas. Lo único que me gustaría es que la gente tuviera más respeto por el entrenador porque se cree que es poner a 11 ahí, colocarlos y decir: "Venga, chavales, echadle huevos". Educacionalmente es difícil cambiar esto hoy, a ver si las futuras generaciones respetan más al deportista.

–¿Qué ex futbolista analiza mejor el juego?

–Muchos. Valdano lo hace muy bien, Gerard, Gustavo López, Kiko, Milla, Trashorras, Pablo Alfaro... Y entrenadores: Caparrós, Antic, que en paz descanse, era un fenómeno... Intento aprender de todos porque el fútbol tiene muchos puntos de vista y nadie dispone de la verdad absoluta, hay miles de caminos diferentes para llegar a la misma meta.

–¿Una infancia en Ávila la convalidan como máster en confinamiento?

–La convalidan como máster en frío. Allí lo fabrican y lo reparten para toda España, madre mía. Qué mal lo pasaba a las 9:30 en los partidos de infantiles con la tierra helada, literal, lo juro, esos calentamientos tiritando.

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