Doctor en Bellas Artes, imaginero e investigador

Juan Manuel Miñarro: "Los estudios sobre la Sábana Santa están completamente en pañales"

Juan Manuel Miñarro con una de sus esculturas basadas en las investigaciones.

Juan Manuel Miñarro con una de sus esculturas basadas en las investigaciones. / M. G.

Juan Manuel Miñarro López nace en Sevilla en el año 1954. Diplomado en la rama de escultura en la Escuela de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría y doctor en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, del área de conocimientos de escultura. Actualmente es profesor titular de Universidad del área en la facultad de Bellas Artes de la US. Desde el año 2018 es académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Es miembro del Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología, como investigador del Sudario de Oviedo, y responsable del estudio de la correlación de información existente entre el Sudario de Oviedo y la Síndone de Turín. Como estudioso de la Síndone de Turín, ejerce sus competencias con especial atención a los aspectos anatómicos y geométricos que la imagen de la Síndone nos presenta.

Empecemos por el final. ¿Quién es el hombre de la Sábana Santa?

Pues esta pregunta es para mí quizás la más fácil de responder, desde luego siempre desde una metodología estrictamente científica, y dejando aparte cuestiones de la fe. Y por ello mi respuesta es, que tras las evidencias que hemos sido capaces de poner de manifiesto con la ayuda de la ciencia forense, lo que se puede decir a día de hoy, es que la imagen de la Síndone es la “impronta” misteriosa del cadáver de un varón adulto, bien desarrollado, que presenta severos politraumatismos que afectan a una importante extensión de su cuerpo. Siendo significantes para la investigación, las manchas de sangre de tipo puntiformes que son de origen vital y que se encuentran alrededor del perímetro de la cabeza (corona de espina); las manchas de sangre también de origen vital, que se extienden en abanico y que están formadas multitud de manchas puntuales y pareadas visibles por todo el cuerpo, pero con especial incidencia en la espalda (flagelación). Aunque quizás las manchas más llamativas y que han resultado por ello para los estudios más concluyentes, son las que han sido definidas como las posibles huellas de una verdadera crucifixión; pues son también de origen vital y están presentes en la mano izquierda y en las improntas correspondientes a los pies (como cabe esperarse si se tratara del caso de un crucificado). Pero además, existe otra importante mancha de sangre, que no puedo dejar de mencionar, pues en este caso tiene el origen en una lesión postmorten presente en el costado derecho, y situada entre el quinto y sexto espacio intercostal (¿lanzada?). Es muy posible, pues por su naturaleza y morfología, no cabe duda que se trata de una grave lesión provocada por un arma punzante que sería incompatible con la vida.

Luego resumiendo, por todo lo que les he dicho hasta ahora, el diagnostico que hemos determinado tras los estudios anatómicos y forenses, es que se trata -sin duda alguna- de la incomprensible y realista imagen de un hombre que fue martirizado y luego crucificado, como fue el caso de Jesús de Nazaret. Y lo curioso, es que fue tratado totalmente de la misma manera por sus verdugos, por lo cual presenta inquietantes coincidencias con casi todo lo descrito para el caso de Jesús de Nazaret según los textos evangélicos. Pero, atención, la ciencia no puede presentar -y quizás jamás pueda hacerlo- una identificación forense y policial, sobre quién es el personaje, que nos permita asegurar que la imagen de la Síndone corresponde al cadáver del mismo Jesús de Nazaret.

El libro que presenta el día 15 aborda una completa investigación desde el arte y desde el misterio. Hablemos de ello.

Efectivamente, el libro presenta de una forma muy resumida lo que ha sido una larga investigación que he desarrollado durante unos 20 años. Durante este tiempo he ido cubriendo varias etapas bien diferenciadas, con el objetivo final de conseguir una restitución viable del cadáver del hombre de la Síndone. Para ello he desarrollado y utilizado una metodología en parte muy novedosa, pues ha estado compuesta por la unión entre diversas ramas del arte y la práctica de la escultura, con métodos y recursos prestados por la antropología física y la ciencia forense. Es decir, un trabajo multidisciplinar, eficaz gracias a ésta maravillosa simbiosis, entre estas diferentes parcelas del saber, con las que he contando para los temas más complejos de mi proyecto con el apoyo del Equipo de investigación del Centro Español Sindonología (EDICES) desde el 2006, que fue el año de mi incorporación al equipo, ha sido vital y decisivo para mis trabajos. Pero al principio comencé mis labores por mi cuenta, proponiéndome comenzar con la aventura que cuento en mi libro en los primeros apartados, y que inicie a partir del año 2000-2001. Me pospuse el objetivo de conseguir representar el retrato del personaje, con el aspecto de plenitud que tendría en vida. Un año después, me propuse trabajar sobre el mismo rostro, pero ahora deformado por el maltrato y la tortura, tal y como es apreciable en la Síndone. Y finalmente, ya contando con el apoyo del equipo de investigación EDICES, fue cuando comencé con los trabajos previos necesarios para la reconstrucción objetiva y realista del cuerpo al completo. Hasta la actualidad, he realizado tres versiones del rostro torturado, y tres versiones del cuerpo completo. Con todas ellas me propuse los objetivos de convertir mis esculturas en ilustraciones tangibles, realistas y rigurosas, de los trabajos forenses realizados sobre la Síndone y sobre el Sudario de Oviedo, del cual he tenido la fortuna de estudiarlo en directo, y luego a través de magníficos facsímiles, unidos a las valiosísimas y enriquecedoras aportaciones de los diferentes especialistas de mi equipo desde el año 2006, hasta la actualidad.

El profesor Miñarro con el libro sobre la Sábana Santa. El profesor Miñarro con el libro sobre la Sábana Santa.

El profesor Miñarro con el libro sobre la Sábana Santa. / M. G.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido en sus investigaciones?

Lo que más me ha sorprendido, y hoy me sigue sorprendiendo, es como al final de mis trabajos, siempre terminaba observando cómo llegado el momento y ante los resultados escultóricos, me enfrentaba con el mismo problema. Y ¿cuál era ese problema? Pues muy simple: ver que, aun trabajando de la manera más objetiva posible, siempre se parecían enormemente a los iconos y a la imagen que el Arte de oriente y occidente había oficializado de la figura del Jesús del Nazaret histórico, que fue unitaria a partir de los siglos V-VI y hasta nuestros días. Y como no dejaba de sorprenderme este hecho, por eso me hice las siguientes preguntas: ¿a qué se debe? ¿Porqué es inevitable, que a pesar de usar instrumentos y una metodología científica, obtener casi los mismos resultados que consiguieron los artistas a partir del siglo V? ¿Por qué se produce semejante coincidencia? Pues bien, como podrán ver los lectores, estas serán las preguntas a las que dedico en los primeros apartados del libro, una breve exposición sobre las hipótesis que existen al respecto, y que tal vez puedan explicar el origen del fenómeno y hasta de la existencia de una iconografía que implica una fisonomía tan individual y exitosa.

Tras estos estudios, ¿qué aspectos se han venido representando mal en el mundo del arte?

Yo creo que no se puede decir que el arte haya representado mal nada. Porque para ello habría que saber con certeza como se podría haber representado rigurosamente bien. Yo creo que simplemente lo que se pueden decir al respecto es que, sin duda, existen diferencias, que además son obvias, entre lo que pudo ser la realidad y la iconografía de la Pasión de Jesús de Nazaret que ha sido construida y extendida por el arte de la pintura y la escultura. Pero esta no fue elaborada mediante estudios históricos, arqueológicos, anatómicos o forenses, utilizando, por ejemplo, el grado de conocimientos que ha ido aportando la ciencia de los siglos XIX, XX, más lo que llevamos del siglo XXI. Y por otro lado, hay otra cuestión que no se puede olvidar: científicamente no podemos decir que ambos personajes sean el mismo, luego quizás hasta sea lógico que el arte haya ido por un camino, y la ciencia por otro diferente, porque no se traten de la mima persona.

Aunque hoy en día los investigadores tengamos ya razones muy serias para pensar que lo más probable es que estemos hablando de dos caminos que durante siglos fueron separados, pero que tal vez al final resulten convergentes. Porque la ciencia encuentre una explicación al misterio de la imagen y a la identidad de la persona. Bueno, soñar es gratis…

"La imagen de la Síndone es por definición una impronta imposible y por ello resulta fascinante y una verdadera provocación para la inteligencia humana, como bien dijo San Juan Pablo II"

¿Es la Sábana Santa una falsificación?

La Sábana Santa no es una falsificación porque no es falsificable una impronta que aún no ha sido posible explicar, ni replicar en un laboratorio. No sabemos ni de qué está compuesta la imagen, y todavía no ha sido posible conseguir una copia que contenga todas y cada una de las propiedades físicas y químicas que la impronta posee y que hoy conocemos muy bien. Luego está muy claro que no se trata de un artefacto. Y desde luego sería mucho más misteriosa aún si su origen fuese medieval. Lo que es evidentemente es que no existen científicamente unas pruebas a favor de su autenticidad, o no hemos sido capaces de hallarlas. Pero tampoco se han encontrado pruebas que se nos representen como una contradicción lógica e importante para negar su autenticidad. Existe una máxima del pensamiento, que a todo investigador le conviene tener presente, en casos como el que nos ocupa: “La falta de la prueba, no es la prueba de la ausencia”.

¿Puede ofrecer una explicación científica o racional de cómo se formó la imagen?

No existe ninguna respuesta científica, ni desde luego racional, de cómo se pudo formar la imagen. Y esto es así porque la ciencia sólo puede hablar de lo que es comprobable y medible mediante un experimento de laboratorio. Y dicho experimento debe implicar, en todo caso, la posibilidad de replicar el fenómeno fruto de los estudios, y además, los resultados de los mismos deben ser comprobables por cualquier otro laboratorio del mundo, independientemente de la cultura y de las creencias que le correspondan, según el lugar del planeta o del universo donde dicho laboratorio este situado. Por este motivo la ciencia es universal, y por ello existen las llamadas “leyes de la naturaleza”, que no se pueden abolir dependiendo de ninguna ideología. Por estas razones cuando el trabajo es fruto de una actividad intelectual digna de mención se debe ser serio y, ante un enigma sin explicación, la mejor de las posturas es el respeto del silencio. “El sabio duda y el necio afirma”.

¿Por qué cree que la Sábana Santa es un objeto que despierta tanta fascinación?

Es tan fascinante como todo lo que nos rodea y que presente una constante resistencia a ofrecer una explicación científica. Lo que no es posible de comprender en su totalidad, a pesar de que su existencia, no se pueda negar objetivamente, es muy normal que siga siendo objeto constante de fascinación. Y más mientras no seamos capaces de replicar el fenómeno en un laboratorio. La fascinación por lo desconocido arranca de la comprobación de que la naturaleza no puede ser absurda. Y desde luego no hay en el mundo un caso igual a la existencia de la tenue impronta del cuerpo del cadáver presente en la Síndone, imagen “impresa” sobre la cara interna del tejido que fue su mortaja. Luego la imagen de la Síndone es por definición una impronta “imposible”, y por ello resulta fascinante y una verdadera provocación para la inteligencia humana, como bien dijo San Juan Pablo II.

¿Quedan todavía aspectos por descubrir en la Síndone?

Tenemos muchísimos temas pendientes, pues hace ya unos 45 años del último estudio multidisciplinar, que fue el más completo llevado a cabo hasta la fecha por el llamado proyecto STURP en el año 1978. Desde entonces prácticamente no se ha hecho ninguna investigación directa sobre el objeto aplicando las tecnologías y los medios de exploración y diagnóstico por imagen que hoy en día tenemos a nuestro alcance. Yo no tengo ninguna duda que con los nuevos medios y procedimientos se podrían revelar datos importantísimos que aún permanecen ocultos para los ojos de la ciencia del siglo XXI. Sobre todo en los aspectos forenses, de los cuales tenemos muy bajo nivel de conocimientos si los comparásemos con los avances y los resultados conseguidos en los estudios del Sudario de Oviedo por el equipo español de investigación (EDICES). De la resulta de dicha comparación, la Síndone sale muy perjudicada, pues los estudios sobre ella están completamente en pañales. Y lo peor es que no solamente afecta a los aspectos forenses sino a todos las demás áreas.

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