"Si Kukuxumusu me copia, están delinquiendo ellos"

MIKEL URMENETA. DIBUJANTE Y EMPRESARIO

Verónica Gayá

06 de agosto 2016 - 01:00

-Amante del arte, del desorden, de la creatividad, la juerga, el sexo, de viajar, la noche y de descubrir. ¿Qué me dejo?

-Poca cosa, porque todo lo podemos resumir en descubrir. La inquietud de buscar las cosas bonitas en cualquier rincón te lleva a todo lo que has dicho y muchas cosas más. Todos llevamos un niño dentro pero el entorno nos hace crecer, pero a mí no me da la gana.

-¿Puede definirse o sería encasillarse? -Yo suelo decir que soy un vago inquieto, o un inculto intuitivo. Cualquier decisión importante la tomo rápidamente basándose en mi intuición. Y fíjate, un día hablando con Punset (Eduard) me contó que toda la comunidad científica se ha puesto de acuerdo en que la intuición es una forma de razonamiento mucho más compleja que la propia razón, quien la cultiva tiene más posabilidades de éxito.

-Estrena nueva marca, Katuki Saguyaki. ¿Qué nos ofrece?

-Los creativos que estamos en Katuki Saguyaki somos los que hemos hecho el 98% de toda la creatividad en Kukuxumusu; lo que ofrecemos son las cosas que la gente ya conoce, pero ahora queremos aplicar mucha tecnología tanto en la venta como en las colaboraciones. Habrá también muchas cosas muy distintas, como unas camisetas que se harán a partir de dibujos hechos con baterías. La vida me ha llevado a conocer a mucha gente, entre los que hay varios divulgadores científicos, y he aprendido muchas cosas.

-¿Mantendrá el toque euskaldún con el que nació Kukuxumusu?

-Sí, de hecho el nombre es en euskera, significa "carne de gato, manjar de ratón", aunque suena japonés. Esto viene de una historia de una amiga que me contó que el gato de su compañera de piso se había intentado comer a unos ratones que tenía en una jaula. Yo creo que esto tiene muchas lecturas, al final el pequeño se come al grande. Uno de los motivos por los que se empezaron a enconar las cosas con el nuevo socio de Kukuxumusu fue que él no le daba ningún valor al euskera.

-¿Esperaba un auto con este resultado?

-La demanda como tal me parece absurda. Se ha ido a saco a por todo lo que hacemos, además de que ha habido defectos de forma increíbles. El absurdo, la confusión la dispersión del propio auto ha sido tremenda. Lo que se ha pretendido con estas medidas cautelares es intentar aniquilar a una marca antes de que naciera y prohibir a los dibujantes dibujar como saben; sin embargo, a la otra marca se le ha permitido. Hemos consultado a gente cercana especializada en estas cosas y han visto una aberración absoluta en tomar medidas y escriturarlas de esta forma tan mal hecha. No han dicho "este dibujo o éste por esta razón", sino que dejan una amplitud tremenda para hacer y deshacer como les ha dado la gana.

-La clave está en de quién son los personajes.

-Nosotros jamás hemos vendido personajes a Kukusumusu, sino dibujos concretos. Cuando se hace eso suele haber hasta 80 folios para llegar a un acuerdo, en nuestro caso, a veces para varios dibujos había un solo folio. ¿Cómo voy a ceder mis personajes si son anteriores a la marca? Jamás lo haré. Cualquier dibujo en el que figuren los personajes, son nuestros. Si Kukusumusu me copia, los que están delinquiendo son ellos. Pero una juez que no sé si sabe o no sabe de este tipo de temas, con las prisas para llegar a San Fermín..., pues ha metido la pata judicialmente y ya se verá.

Hay un ejemplo muy parecido. Los dibujos que Forges vendió antes a otro periódico, de igual manera que lo hace ahora a El País, está claro que pertenecen al periódico, pero cuando cambia de medio se lleva a sus personajes y su humor donde va. También hay una sentencia muy parecida, la de Mortadelo y Filemón con Ibáñez y Bruguera. La sentencia determinó que Mortadelo y Filemón eran de Ibáñez y que Bruguera no podía utilizarlos.

-¿El siguiente paso?

-Katuki va a seguir dibujando con el estilo que sabemos hacer, que ellos decidan si ponen más demandas, nosotros no podemos dejar de ser nosotros mismos. No se nos ha prohibido eso.

-Existe una posibilidad de que Kukuxumusu se termine hundiendo. ¿Le dolería?

-Qué va, no me duele ni hostias. Para mí Katuki Saguyaki es Kukuxumusu, ha sido un cambio de nombre. Yo supongo que languidecerá hasta desaparecer, porque por muchos dibujantes que contrates, que intentes copiar mi estilo, mi iconografía... No hay una intencionalidad, no se trata de copiar cuatro palos.

-Vive en Nueva York, pero creo que vuelve un mes a Navarra y otro a Andalucía. ¿Qué encuentra en el sur?

-Siempre digo que soy vasco-gitano o vasco-andaluz. Me encanta el ritmo de Andalucía, su luz, su gente, me encanta esa sencillez, esa diversión. En el norte somos demasiado cerrados, demasiado formales... Ronda, Zahara de los Atunes y Sanlúcar de Barrameda son mis tres sitios preferidos. Se come muy bien, el clima es estupendo. Hay algo especial, te sientes rápidamente del sitio.

-Cuando repasa su trabajo, ¿con qué se queda?

-Hay una cosa que a mí me hubiera encantado: ser artista puro, de galería. Pienso que mi camino iba hacia allí, pero se cruzó por medio Kukuxumusu que es la que me daba la oportunidad de ir a Nueva York para hacer arte. Pero hace unos años volví de la Galería Moisés Pérez de Albéniz al arte. Hicimos un Kukuxumusu Relocated, el traslado de la empresa a una galería. Fue brutal, era una especie de capitalismo expuesto.

-¿Cómo le gustaría ser recordado?

-Una vez muerto me da lo mismo. El fin del mundo para mí es el fin de uno mismo.

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