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Noemí Casquet | Periodista

"Follo poco y escribo mucho"

Noemí Casquet.

Noemí Casquet. / T. Galán

Noemí Casquet (Sabadell, Barcelona, 1992) no tiene pelos en la lengua y sus fans –más de dos millones en Instagram– se lo agradecen. Esta periodista pronto se especializó en sexualidad y sus libros se han vendido como rosquillas: más de 150.000 ejemplares de su trilogía Zorras, Malas y Libres. Ahora publica Cuerpos (Ediciones B) y en poco tiempo saldrá Almas. Provocadora y divertida, la autora catalana, residente en Madrid, estuvo cuatro horas firmando en la Feria del Libro de Sevilla.

–Si no le pregunto de sexo, ¿se queda la página en blanco?

–Es mi especialidad como periodista, el motor de mi trabajo y parte de mi vida. Pero pregunte otras cosas.

–No, vengo a meterle los dedos... en sentido figurado.

–Guau, vale. Pero espérese a acabar la cerveza...

–¿No será que su apellido en realidad es Casquete?

–Mucha gente no se lo cree, pero es el del DNI.

–Tras sus éxitos editoriales con Zorras, Malas y Libres, llega Cuerpos y en breve Almas. ¿Por qué esa querencia por las bisílabas?

–Quiero mantener siempre los títulos cortos para darles fuerza, no te dejan indiferente.

–¿Lo de Zorras y Malas es una definición o una manera de apropiarse del término para cambiarle el sentido?

–Soy bastante zorra. Y lo otro es por lo de mala mujer, por romper con esas cuestiones de cómo tenemos que ser: "Siéntase así", "calladita estás más guapa"...

–Vendió 150.000 libros con aquella trilogía. Lo mismo que todos los poetas españoles en 10 años...

–Los pseudopoetas venden mucho también, ésos que se aprovechan de nuestras debilidades como mujeres y que básicamente hacen poesía diciendo "te voy a respetar" y "te voy a amar" con muchos intros y espacios. Pero sí, 150.000 ejemplares, que no son pocos.

–Yo me retiraría, de hecho.

–No me voy a retirar, queda mucho trabajo y a esta profesión le debo la vida.

–Se define "no monógama", ha practicado el poliamor y enseña juguetes sexuales en la tele. A la hora de ligar, asustará bastante, ¿no?

–Sí, me cuesta follar, por eso escribo tanto, llevo seis libros en tres años. Follo poco y escribo mucho. El éxito, el poder y, sobre todo, hablar de sexualidad me frena mucho con los hombres porque o se cagan o te idealizan. Parece que en mitad del sexo vaya a sacar la libreta y no es así.

–Tan habitual es fingir el orgasmo femenino como Meg Ryan hacía en Cuando Harry encontró a Sally?

–Sí, todo para preservar el ego del hombre. Se hace por varios motivos: acabar con la práctica sexual, preservar el ego masculino... En vez de hablar las cosas, fingimos. Y no, todos tenemos que aprender y no hay que preservar el ego de nadie.

–¿Quién hace más daño al hombre: el satisfyer, el Tinder, el porno o su ego?

–La masculinidad tóxica. El sistema es lo que más daña al ego masculino desde pequeños. El satisfyer es compañero, el Tinder también, el porno es ficción y así hay que entenderlo, y el ego es la condena de la humanidad, no sólo de los hombres, sino de todos.

"La monogamia es un modelo más dentro del amor, aunque yo llevo siete años sin serlo"

–Entre todas las parafilias y rarezas, ¿se le ocurre una más contra natura que la monogamia?

–No soy quién para señalar cómo vive la gente sus relaciones amorosas ni tampoco lo que hacen en su intimidad, pero abogo por que la monogamia sea un modelo más dentro del amor. Yo llevo siete años sin serlo y dudo mucho de que lo sea en algún momento, pues mi trabajo me anima porque tengo que estar experimentando. El periodista gastronómico se va a comer y yo me voy a comer... otras cosas.

–Mae West dijo aquello de "cuando soy buena, soy muy buena, pero cuando soy mala, soy mucho mejor". ¿Se inspira en ella?

–Cuando soy yo, soy la puta ama. Eso es lo más importante, ser uno mismo, más que ser buena o mala.

–¿Ha hecho manitas con alguien de Vox?

–Dudo mucho de que pudiera hacer manitas con alguien de Vox, pero daría para un pedazo de reportaje. "¿Cómo follará la extrema derecha?", podría ser un titular bueno. Creo que sin mirarse a los ojos y en una posición clásica.

–Es una de las pocas personas que conozco a la que no ofendería si le digo: "¡Siempre está pensando en los mismo!".

–Es que siempre estoy pensando en lo mismo. A todas horas pienso en él, pero de una forma muy profesional. El sexo es vida.

–Con tanto procés, autodeterminación, referéndum y demás hierbas, ¿no se estará haciendo poco el amor en Cataluña?

–Yo estoy viviendo en Madrid, así que... por algo será. Pero soy catalana, sí. Pues como en Andalucía no será porque aquí son muy sociables. En Cataluña hay menos facilidad.

–Me han dicho que no le haga esta pregunta por machista. "Me hace un 69, como nadie no lo dudo / me hace un francés y un griego con un arte cojonudo / pero hija de la gran puta a ver si un diita me haces un menudo". ¿Le han cantado alguna vez esta copla carnavalesca? ¿Sabe cocinar?

–Es machista, pero tampoco creamos que estamos escuchando gloria bendita en el reguetón. Muchas letras nos están diciendo "yo soy tu todo y olvídate, te pongo a cuatro y te reviento contra la pared". Mire, justo ha rimado, voy a llamar a la Warner.

–¿Pero sabe cocinar...?

–No, soy buena comiendo.

–El feminismo anda revuelto. ¿No le recuerda a La vida de Brian con las luchas intestinas entre el Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular?

–Me encanta la peli. Desgraciadamente un poco sí. Tenemos que romper con todo esto. Ojalá el feminismo siga igual de revuelto porque son necesarios los movimientos sociales, pero tenemos que acercar a una parte de la población que se siente atacada. Abogo por la ruptura de una masculinidad que al final oprime a los hombres, en concreto en el sexo. Se trata de encontrarnos en ese lugar, no de saberlo todo.

–"Empezar la gira de firmas es sinónimo de ser probadora oficial de alcachofa de ducha en los hoteles". ¿Cómo va la cata?

–¡Qué decepción! En un hotel de Sevilla encontré el amor de mi vida en formato ducha, con triple chorro, pero la han cambiado. Vamos, la anterior era el satisfyer de todas las duchas. Le hice tan buena promoción que se puso en contacto conmigo el director de Marketing de la marca y me la enviaron a casa.

–¿Ha puesto alguna vez en práctica sus conocimientos con un entrevistador o entrevistadora?

–¿Quiere?

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