"El 'Quijote' llegó a ser en España una lectura traumática"
-tradujo el Quijote al castellano y su traducción ya va por la novena edición. Visto así, parecía que sí, que hacía falta.
-Era necesario sólo viendo los datos del CIS. Sólo veinte de cada cien españoles aseguran haber leído el Quijote, lo que ni siquiera es cierto porque luego sólo un 10% se sabe el nombre del Quijote y un 8% el nombre de Dulcinea. Luego si se le pregunta a un español si considera el Quijote una lectura difícil la contestación es que sí. Cómo no iba a serlo si está escrito en el castellano que se hablaba hace cuatro siglos. Así no es fácil seguir una novela.
-Entonces Alonso Quijano no entendería su Quijote traducido.
-Más bien piense que si el Quijote viviera entre nosotros no podría leer el Quijote tal como lo escribió Cervantes sin acudir a 4.000 o 5.000 piezas a pie de página.
-Sudó con más de una palabra y alguna expresión. Se lo he leído.
-Se ha sudado, sí. Una de las más difíciles era lanza en astillero, al principio de todo. Se ha creído que la referencia era de un mueble, pero es una expresión que proviene del argot marinero, emprender las singladuras.
-¿Alguna más que le venga a la cabeza?
-Un zagal por conseguir a su amada en las bodas de Camacho finge que se ha matado clavándose una espada, que en realidad la clava en un artilugio. Al resucitar la gente dice "milagro, milagro" y él contesta que no "industria, industria". ¿A qué industria se refería? Yo lo he traducido por "milagro, no; maña y astucia".
-Un traductor siempre teme la opinión del autor...
-Yo traté de hacer inteligible un texto traicionando lo menos posible el original. Tenga en cuenta que los hispanohablantes llevamos 400 años leyendo el Quijote en una lengua que no hablamos, mientras los alemanes o los ingleses lo leían plácidamente traducido al idioma en el que hablaban.
-Alguna ventaja tendrá.
-Indudablemente, nosotros hablamos una lengua lo más cercana posible al castellano del siglo XVII, con lo que la traducción será más fiel que la que hubieran podido leer yo qué sé, Nabokov o Turgueniev, grandes conocedores de la obra.
-¿Podemos decir que el idioma de Cervantes y el nuestro ya no es el mismo?
-El español se va alejando del castellano de Cervantes como las lenguas romances se fueron alejando del latín. Juan Ramón Jiménez opinaba que en no mucho tiempo nuestro castellano y el de Cervantes serían irreconocibles.
-Para los ortodoxos asumir una traducción del Quijote al castellano debe ser duro.
-Más duro es que el libro fundacional de nuestro sistema lingüístico sea inaccesible para la mayoría de los españoles. En la Real Academia, que está presidida por un retrato falso de Cervantes, durante mucho tiempo se consideró tocar el Quijote como tocar la Constitución. Alguien tenía que abrir el melón.
-Pero de algún modo le quita el trabajo a los cervantistas que viven de poner todas esas notas a pie de pagina.
-Todo lo contrario. Les ahorro trabajo. Yo necesito a los cervantistas para que los cervantistas estudien en vez de poner notas a pie de página.
-¿Y cuál es su historia? ¿Cuál es su aproximación al Quijote?
-El personaje me llamaba la atención de niño, pero no lo leí en la escuela. En la encuesta que le mencionaba antes, muchos contestaban que leyeron el Quijote en la escuela y eso no es cierto. En nuestras escuelas no se leía el Quijote, se hablaba mucho de él, sí, pero no se leía. Luego fue el primer libro que me compré, pero lo leí ya con más de veinte años y me sedujo como sólo puede seducir este libro.
-Le sedujo tanto que escribió una continuación.
-Era una invitación a leer el Quijote original. Desde entonces dije que era hora de traducir el Quijote, pero como nadie me hizo caso, lo hice yo.
-¿Y cuánto le llevó la hazaña?
-Son catorce años dedicando las tardes al Quijote.
-¿Lo da por concluido?
-Nunca me alejo de Cervantes. Es como los médicos que nunca dejan de estudiar Medicina. Yo, igual con Cervantes, pero digamos que ya no me dedico profesionalmente, estoy más bien de oyente.
-Su traducción es una buena herramienta para acercar el Quijote a la escuela.
-Hay muchas herramientas. ¿Recuerda aquella serie de televisión? Era muy buena, pero habría que hacerla de nuevo con dibujos de ahora. Tampoco creo que se deba leer a los 15 años. Para muchos españoles, la lectura del Quijote ha sido una experiencia traumática y el Quijote tiene que ser una lectura divertida. Hay que leerlo cuando se pueda adquirir la comprensión del libro. Lo que hay que trasladar a la escuela es la mirada cervantina, que nos salva a todos, su mirada comprensiva que nos hace mejores. Eso necesita la escuela.
persiguiendo una triste figuraAndrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953) es poeta, novelista, ensayista y articulista, entre otras cosas, pero sobre todo es un hombre que lleva persiguiendo la sombra del caballero de la triste figura desde hace más de 40 años. Aunque no se autootorga el título de cervantista, suyas son dos novelas alrededor de la obra fundacional de la novela moderna, una que es una continuación tras la muerte del Quijote (Al morir don Quijote) y otra que se centra en los últimos días de Sancho Panza (El final de Sancho Panza y otras suertes). También se ha atrevido con una traducción al castellano moderno del Quijote.
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