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Sebastián Pérez | político y escritor

“El trabajo de la mujer en los tiempos en los que no había ayudas era épico”

Sebastián Pérez presenta este viernes su primer libro.

Sebastián Pérez presenta este viernes su primer libro. / Jesús Jiménez Hita (Photographers) (Granada)

“En los primeros días del confinamiento, allá por el mes de marzo de 2020, Sebastián Pérez, como tantos otros españoles, decidió organizar papeles, fotos y recuerdos, esos que casi todos tenemos en desorden en nuestras casas. En la buhardilla de su casa encontró unos documentos de su padre, Sebastián Pérez Linares, al que una cruel enfermedad se lo llevó con 72 años, en 2006”. Así arranca el prólogo con el que Mariana Rajoy, ex presidente del Gobierno, abre el del ex teniente alcalde del Ayuntamiento de Granada y ex presidente de la Diputación provincial. Ahora, está al frente de la fundación de la empresa municipal de aguas y se estrena como escritor con Estampas de la Granada perdida, un volumen que publica la editorial Entorno Gráfico y se presenta este viernes.  

–Muchos escritores que se estrenan pasada la juventud aseguran que tenían las obras en el cajón. ¿Ha sido su caso?

-Yo la tenía en mi cabeza. Pensaba que, cuando estuviese la oportunidad de aportarle algo a mi ciudad y a mi tierra escribiendo, lo haría y así ha sido. Empecé este libro aproximadamente seis semanas después de dejar de ser presidente del Partido Popular de Granada, el 31 de enero de 2020. El inicio de la reclusión de la pandemia fue a mediados de marzo, no es que lo haya dejado años. La vida son ciclos y cuando cierras uno puedes abrir otro. Cuando me tocaba llevar a los ciudadanos un proyecto político hermosísimo a mi juicio, me centré en eso. Ahora puedo acercarme a mi ciudad desde otra perspectiva. 

–¿Con este libro ha querido rendir un homenaje a su familia o a una generación?

-A una generación. Nadie se había acordado de esas lavanderas que se levantaban a las siete de la mañana, se iban al río y estaba 12 horas lavando. Que se llevaba a sus críos, que estaban correteando por el Genil o por el Darro, y tenía que hacer eso para llevar el sustento a su casa. O del aguador, que a las ocho de la mañana estaba cargando las cántaras en su burro en la Fuente del Avellano y seguía hasta las ocho de la noche vendiendo su agua por la ciudad. O del afilador, que recorría las cuestas del Albaicín... Siempre se ha escrito a las grandes figuras insignes y había una deuda con esa generación. Yo llego a la conclusión en el libro que cualquier tiempo pasado no fue mejor, fue infinitamente peor.

–En la introducción relata que en los primeros días de confinamiento encontró una caja con un  fragmento de un texto que escribe su padre y el libro nace para “retomar el viejo proyecto paterno”. ¿Ese fragmento es un recurso literario, en una especie de juego cervantino, o fue así realmente?

-Ocurrió así y el fragmento está trascrito literalmente. No estaba firmado pero estaba fechado. Y organicé muchas de las fotos, que son bellísimas. Lo que yo he disfrutado no lo sabe nadie.

Sebastián Pérez con su libro, 'Estampas de la Granada perdida'. Sebastián Pérez con su libro, 'Estampas de la Granada perdida'.

Sebastián Pérez con su libro, 'Estampas de la Granada perdida'.

-¿Cómo logró reunir todo ese material gráfico con las restricciones del confinamiento?

-Lo hice después. De todas formas, casi todo son fotos mías y de mi familia, de mi padre sobre todo. Yo también he ido recopilando.  

–Recoge oficios como el de sereno o farolero, que son más conocidos, pero también hay muchos femeninos menos populares. Cuando se habla de la incorporación de la mujer al mercado laboral como algo reciente, ¿se pasan por alto los trabajos que ellas han realizado desde siempre fuera del hogar y a veces en tareas físicamente muy duras?

–El libro es también un gran homenaje a la mujer. Podía haber tenido 3.000 páginas. Al final por consejo de la editorial, con muy buen criterio, se circunscribe a los oficios pero la mujer no sólo trabajaba sino que además llevaba la casa. En todas las fotografías, tienen cinco o seis niños alrededor. La chiquillería que se llamaba entonces y llenaba los barrios. El trabajo de la mujer en aquellos tiempos en los que no había ayudas, las casa no tenía agua, ni luz, ni teléfono, era épico. El mérito de la mujer en la posguerra y la generación de nuestras madres y abuelas no lo sabe nadie.  

"Yo he vivido con mucha intensidad la política pero es transitoria, aunque sea una vocación que tengo y tendré”

-Estos oficios eran comunes en toda la España de esas décadas. ¿Por qué circunscribirse a una provincia? 

-Si yo hubiese tenido un interés promocional podía haber hecho una cosa interesante metiendo ocho o diez estampas por capítulo de otras ciudades. Por ejemplo, recuerdo una estampa preciosa de la planchadoras de Cádiz. Mujeres que se tiraban 16 horas al día planchando cuando las planchas eran de carbón... No descarto en el futuro, si a la gente le gusta, hacer un volumen de ámbito nacional.

-Y ya que se ha arrancado a escribir, ¿tiene previsto hacer algún otro libro sobre esas cuestiones que el compromiso político dejó en el tintero estos años?

-Sí, claro. Tengo previsto un libro sobre la Guerra Civil en Granada, tanto en la capital como en la provincia. Y también me gustaría escribir sobre Federico García Lorca, que es un tema que me apasiona y sobre el que me he documentado mucho en los últimos 30 años. Me gusta, es una figura que me atrae y me seduce. Quiero dar mi versión como la han dado miles de publicaciones.

–¿Fue fácil conseguir al prologuista?

–Emocionalmente, para mí ha sido un gesto muy humano. A lo largo de nuestras conversaciones, Tico Medina me pidió hacer el prólogo. Lo voy a echar mucho de menos en la presentación porque compartí muchas horas con él. Entonces yo llamé a mi amigo y le conté lo que estaba haciendo. Enseguida me dijo que lo haría. Resulta una satisfacción porque ha sido mi gran jefe durante 20 años. El prólogo es una cuestión humana, al margen de temas partidistas y partidarios. 

-En su introducción, usted afirma quería que su trayectoria política se filtrase en estas líneas.

–La gente te conoce por lo que te conoce, es inevitable. Y yo he vivido con mucha intensidad la política pero es transitoria, aunque sea una vocación que tengo y tendré. Por eso, algunas cuestiones puntuales las he suprimido porque podían dar pie a confusión.  

–Después de una profesión tan social y activa como el ejercicio político, ¿le ha costado la disciplina que implica la escritura?

-Sí, me ha costado. Sobre todo porque cada postal merecía un libro. El tema más complicado era cortar. Encontraba una foto, le seguía el rastro y llegaba a Gallego Burín. Veía las cartas que le mandaba a Federico. Y como me interesa, me podía tirar una tarde entera y una noche siguiendo el hilo de algo que no tenía que ver con el libro. Me iba mucho, porque soy muy curioso. Hasta que ya me tuve que plantar.

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