“Hay que adaptarse a un clima más cálido y bastante más seco”

Joaquín Araújo Ponciano | Naturalista

Joaquín Araújo.
Joaquín Araújo. / DS
Andrés Cárdenas

10 de mayo 2023 - 05:00

Joaquín Araújo es uno de los naturalistas españoles más reconocidos. Es autor de numerosos libros y trabaja como director, realizador y guionista de series y documentales, sobre todo relacionados con la naturaleza. Fue colaborador del mítico Félix Rodríguez de la Fuente. Desde hace años vive en una finca de la provincia de Cáceres, donde practica la agricultura ecológica y hace continuos llamamientos a la Humanidad de que en esto de cuidar la naturaleza vamos por mal camino. Dice que la especie humana deber adaptarse a un clima más cálido y bastante más seco.

–¿Falta una cultura de la naturaleza?

–Demasiadas veces, a lo largo de demasiado tiempo se ha logrado convertir en antónimos a la cultura y a la natura. De hecho, apenas aparece en las leyes de educación y en las manifestaciones artísticas programas políticos y preferencias de las personas. Esa emasculación es absurda, muy peligrosa y no se corresponde ni con la razón práctica, ni con la inteligencia emocional. El parricidio que en realidad supone la trágica merma actual de vida espontánea es esencialmente el resultado de mucha ignorancia.

–¿En qué hemos avanzado en cuanto al cuidado de la naturaleza? Si es que hemos avanzado

–Por supuesto que hemos avanzado mucho en el último medio siglo. Lo demuestra el que estemos obligando a las grandes corporaciones y a no pocos gobiernos a mentir. A que se vean obligados a decir que son respetuosos con el derredor. La sociedad, gracias al ingente trabajo de la información, educación, literatura, creatividad, filosofía y militancia ecológicas, sabe que estamos asfixiando al aire, ahogando al agua y enterrando a la tierra. La catástrofe climática es tan patente que hay miles de iniciativas para cambiar el modelo energético.

–¿Y en qué hemos retrocedido?

–En que todo lo anterior no se ha convertido en un cambio radical del modelo de usar el planeta. El diagnóstico es devastador. Vamos a llegar a las temperaturas que iniciarán el colapso. Hemos perdido algo más del 50% de la vida natural. Solo un 15% del planeta puede seguir siendo considerado salvaje. Avanzan las extinciones y los desiertos, arrecian los incendios de enormes proporciones y mengua la productividad biológica de los cultivos. Parece que se estuviera dando una competición entre los posibles colapsos a ver quién llega antes. Fallamos en que no hay respuestas enérgicas a tantas amenazas.

–Usted se ha retirado a vivir al campo. ¿Qué le ofrece vivir aislado?

–Serenidad y comprensión. Sobre todo, porque mis fuentes de información son los bosques y las fuentes, los pájaros y las plantas que cultivo. He regateado a la prisa y la comodidad, pero sobre todo le he metido un golazo a la competitividad. Consigo además enormes sorbos de libertad y de inspiración para mi obra literaria y cinematográfica.

–¿Qué echa de menos de la gran ciudad?

–Nada, porque lo que más me atrae de la misma, es decir el cine, el teatro y los conciertos puedo alcanzarlos con solo hacer un viaje de un par de horas. De hecho, uso la gran ciudad solo el cinco por ciento de los días del año.

–¿Tiene solución lo de la España vaciada? ¿Qué se debería hacer para evitarlo?

–Todo tiene solución si nos ponemos honestamente a resolverlo. Lo que más detendría esta deserción en masa es que este sistema no valora en absoluto y hasta desprecia a lo que le hace posible. Por poner un sencillo ejemplo los productos del sector primario deberían ser cinco veces más caros, entre otras cosas para corresponder con unos mínimos de equidad a quienes los han sudado.

–¿Qué opina del turismo rural, ahora tan de moda?

–Que le falta un hervor. Es casi masivo pero corto, superficial y, como todo lo convertido en mercancía, sordo y miope. Esto no quiere decir que es mucho mejor este incremento que su falta. Entre otros motivos porque el otro, el turismo a secas, es una de las grandes torturas que se le hacen al planeta.

–¿Y de la falta de agua?

–Más que una preocupación es la primera línea de la tragedia. Los que llevamos toda la vida plantando árboles los estamos viendo secarse. Los que cultivamos podemos tener que frenar en seco. Veo secarse fuentes y ríos enteros. El agua es ahora mismo lo más sediento que conozco. Y tampoco se están tomando las medidas necesarias. Tanto de choque como a largo plazo, es decir adaptándonos a un nuevo clima más cálido y bastante más seco.

–Se está acometiendo con efectividad la lucha contra los pozos ilegales?

–Ni mucho menos. Son demasiados y los vigilantes demasiado pocos. Nos falta además una formidable rectificación en la forma de interpretar qué es el agua y cómo debe usarse. Tenemos que pasar del saqueo y la contaminación incesante a su socialización y regeneración completa.

–¿Cómo pueden ayudar las nuevas tecnología en el cuidado de la naturaleza?

–De momento las tecnologías son mayoritariamente multiplicadoras de los perversos efectos de las actividades convencionales dentro de este sistema económico. También multiplican todas las torpezas posibles de las que somos tan capaces los humanos. Si acaba, como algunos pretenden, gobernando el algoritmo, los otros cuatro colapsos se van a quedar en un chiste. Esto no quiere decir que una parte no pueda tener facetas positivas, sobre todo a la hora de mejorar la información y por tanto el diagnóstico.

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