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María Espejo | Actriz, directora, presentadora de televisión y comunicadora

"Ser un buen comunicador hace que te sientas más libre"

María Espejo.

María Espejo.

Nacida en Jerez de la Frontera (1983), empezó en la interpretación con 12 años, en teatro musical. Luego llegó el éxito de La Banda de Canal Sur. Licenciada en Periodismo y Arte Dramático, es coach de actores en producciones cinematográficas y teatrales, de acento, gestual, emocional... Su última intervención ha sido en El verano que vivimos, película en la que además de actriz ha trabajado intensamente como asesora del acento jerezano, "y para conseguirlo recomendaba beber vinos de Jerez, para sacar esa chispa. Muchos brindis han sido con palo cortaos".

-¿La interpretación es la mejor manera de conocerse a sí mismo?

-Sin duda. Muchos padres saben que el teatro se ha convertido en una herramienta de comunicación y quieren que sus hijos sepan gestionar sus emociones y conocerse un poquito más. Meterte en la piel de personajes te da un conocimiento muy amplio y comprendes un poco más el mundo. El teatro en otros países es una asignatura más en el colegio, porque consiguen comunicarse mejor y romper con el sentido del ridículo, estar más seguros de sí mismos, porque cada vez los niños están más preocupados por gustar. El teatro ayuda a romper con esos bloqueos.

"Me encanta que me digan 'María de La Banda', haber sido la imagen de niños de una generación"

-Habrá padres que quieren que sus hijos sean estrellas.

-Aquí no buscamos eso, y cuando vienen padres con esa metas, les digo que los niños tienen que ser lo que ellos quieran. Y aquí les ayudamos a desarrollar su inquietudes y puede que se dediquen a ser actores o a otra cosa, pero que sean niños felices. Somos una vía más para su formación personal, junto a sus padres, el colegio...

-Usted fue niña artista.

-Sí, precisamente. Con 12 años ya iba de gira con teatro. Mis padres siempre estuvieron muy atentos para que no lo viera como un trabajo, sino como algo que yo quería hacer en todo momento, con lo que disfrutara. Si no hubiera sido así, pues fuera. El teatro tiene esa magia de darte la capacidad de meterte en la piel de otras personas. Con ello consigues un autoconocimiento con el que tanto los niños como los adultos que vienen, encuentran un lugar donde desarrollar todo lo que tienen dentro, soltarse, sin complejos, sin juzgar.

-¿Cree que hoy, con tantas redes sociales y oferta televisiva, sería posible hacer un programa como La Banda?

-Las cosas han cambiado muchísimo y habría que darle una vuelta. No creo, sin embargo, que ese momento se vuelva a repetir, ese único sitio en Andalucía en el que ver programas infantiles. Éramos un referente, con mucha responsabilidad. Lo que María Espejo, Tutti, Felipe y Javi hacían era lo que se tenía que hacer, se cuidaban muchos los valores, lo que se transmitía a los niños, que también venían al programa y no me veían como una celebrity, sino como una chica más o menos de su edad con la que compartían juego, diversión y risas. Nos preocupamos mucho por hacerlo bien. Me encanta que todavía me digan hoy 'María de La Banda', que sea la imagen de niños de una generación. Es un programa que me ha dado mucho. He tenido mucha suerte.

-¿Pensó en algún momento que su triunfo en La Banda tendría fecha de caducidad?

-Nunca pensé en fecha de caducidad, pero sí que tenía los pies en la tierra. Y en eso me ayudaron mucho mis padres. Yo no podía tomarme una hamburguesa tranquilamente con ellos, y si en algún momento me veían algo de superioridad me decían: "No, María, esto es un trabajo como otro cualquiera". Y me formé muchísimo, porque yo ya tenía mi sueldo, y podría no haberlo hecho, pero estudié muchísimo y viajé a Inglaterra y EEUU para ver qué cosas se hacían en interpretación. Y fue cuando decidí ser profesora de interpretación, enseñar todo lo que sé y dedicarme más a estar detrás y a estar delante. Pensé en Sevilla y en Madrid, pero también pensé en lo que me gusta mi familia, mi tierra, y decidí abrir la escuela en Jerez. Y aposté y hoy estoy muy satisfecha, tengo unos 200 alumnos, y es el sexto año. Viene gente de toda Andalucía, de todas las edades, en vez de irse a Madrid, pues vienen aquí. Y personas que no quieren dedicarse a actuar pero quieren mejora su autoestima, ser mejores comunicadores y a redescubrirse como personas a través de la interpretación. Cuanto mejor expresas tus sentimientos más conflictos resuelves a todos los niveles. Aquí hemos arreglado muchas parejas. Ser un buen comunicador te hace sentirte más libre.

-¿Se siente hoy que sigue siendo un referente a través de su escuela?

-Pues sí, he podido seguir con eso. A mí es que me fascinan los niños y para trabajar con ellos te tienen que gustar. Aquí les transmitimos mucho el valor del respeto, y todo lo hacemos a través de la práctica, pero todo muy relacionado con la realidad, con la actualidad.

-Ha llevado su escuela también a la universidad.

-Sí. Formamos parte del departamento de Innovación Docente de la UCA y todos los años, desde hace tres, voy a dar clases a los profesores para enseñarles técnicas de comunicación e interpretación. También desarrollamos talleres en los colegios.

-¿Retos?

-Que mis alumnos sepan que siempre pueden contar conmigo, trabajar delante y detrás de la cámara y dirigir mi propia película.

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