“Con la inteligencia artificial el arte se verá reforzado”

MANUEL RODRÍGUEZ GARCIA | Pintor

Manuel Rodríguez García.
Manuel Rodríguez García. / DS
Andrés Cárdenas

11 de septiembre 2023 - 06:00

Manuel Rodríguez García (Granada,1956) primero fue fotógrafo y luego pintor. Ahora, aprovechando esos conocimientos, utiliza la inteligencia artificial (IA) en sus obras de arte. Hay una exposición abierta en la Casa de Zafra de Granada donde ha recreado a través de pinturas hechas con inteligencia artificial cómo era la vida en Granada durante la época nazarí. Piensa que la IA desempeña un papel crucial en la consecución de imágenes de épocas en las que no había posibilidad de representar o plasmar la vida cotidiana de la gente.

–Usted está utilizando la inteligencia artificial para hacer cuadros. ¿Se puede hacer arte con una máquina?

–El arte es una expresión de la creatividad humana que ha evolucionado a lo largo de los siglos. En la actualidad, la tecnología ha permitido que las máquinas sean utilizadas como herramientas para crear obras de arte. La combinación de la habilidad humana y la precisión de las máquinas ha dado lugar a una nueva forma de hacer arte, que puede ser tan impresionante como cualquier obra creada por un artista tradicional.

–Pero ya estamos hartos de oírlo: las máquinas no pueden reemplazar a la creatividad humana.

–Exacto. Así es. Ahí es donde entra la habilidad del artista para concebir y diseñar una obra, que es lo que sigue siendo esencial en el proceso creativo.

–Ahora tiene usted abierta exposición sobre la vida del periodo nazarí en Granada. ¿Qué vemos en ella?

–He pretendido dotar de vida a las estancias de aquella época y dar forma a los hechos ocurridos en ese periodo. Y rellenar espacios vacíos solo descritos en las distintas historias y diferentes anécdotas que quedan ocultos entre los muros de la Alhambra y sus alrededores.

–¿Cuál ha sido el método de trabajo que ha seguido para conseguir estas obras?

–Lo primero fue fotografiar casi todos los espacios de la Alhambra en los que quería situar las escenas, ya que algunas de las obras llevan de base esas imágenes. Posteriormente vino el proceso de documentación y estudio de aquella etapa. Y, por último, una pelea sin fin con la máquina, con eso que llamamos inteligencia artificial.

–¿Requiere mucho tiempo conseguir un cuadro por esta técnica?

–Comencé hace un año. He obtenido durante todo ese tiempo 3.074 imágenes hasta conseguir las 25 que conforman la exposición. Si hubiera más espacio expositivo podría llegar hasta 50 imágenes. Es un proceso largo, sobre todo, si se empieza por aprender la tecnología que maneja la IA.

–¿Hay muchos pintores que estén utilizando ya la inteligencia artificial en sus obras?

–En 2018, una obra de arte creada por un programa de inteligencia artificial se vendió en una subasta de Christie’s por 432.500 dólares, casi 45 veces su estimación máxima. La pintura Retrato de Edmond Belamy, fue generada por un algoritmo al que se alimentó con 15.000 retratos pintados entre los siglos XIV y XX. En fin, ya hay muchos.

–¿Cómo afectará a la pintura tradicional este tipo de técnicas?

–Yo pienso que el arte se verá reforzado con la utilización de la IA. Después de un año trabajando y de entenderme con ella, creo que la imaginación para la creación de arte ha experimentado un avance muy significativo y seguirá creciendo. Ahora pensará mucha gente que esto acabará con los artistas, pero yo creo que todos los artistas, en todos los tiempos, han utilizado absolutamente todos los medios a su alcance para llevar a término sus obras. La IA ha venido para quedarse.

–Usted cree entonces que la IA es un invento que más que demonizarlo hay que aprovecharse de él.

–Por supuesto que sí. De hecho, ya nos aprovechamos y no lo sabemos. El teléfono móvil es básicamente IA. Y no podemos olvidar el caso más práctico y beneficioso para la humanidad: tras 12 años de haber perdido la movilidad de sus piernas, el neerlandés Gert-Jan retomó el control de sus extremidades apoyado por una interfaz cerebro-computadora entrenada con IA.

–Lo que pasa es que cada vez será más difícil distinguir lo que ha hecho la máquina y lo que ha hecho el hombre, ¿no?

–Pero esto no es problema de una maquinita que hace lo que le dices. El problema, una vez más, radica en el ser humano. Ahí es donde deben de hacer hincapié las normas o leyes que regulen la inteligencia artificial. Yo he realizado una exposición basada en la IA. Podría decir que son fotografías originadas con actores o personajes vestidos y todos tan contentos. Es decir, si usted trabaja con la IA dígalo. No pasa nada, sigue siendo algo que usted ha creado y por lo tanto sigue siendo arte. El problema reside cuando esto se calla. Entonces entramos en una hipocresía ética.

–¿Está muy lejos el que veamos a un robot pintando?

–Cuando quiera vamos a una fábrica de coches y a algunos talleres de chapa y pintura, y los verá. No fallan ni gotean. Precisos y silenciosos y no paran media hora para fumarse un cigarro.

–Si esto sigue así, dentro de poco será una máquina quién le haga esta entrevista.

–Me ha dado una idea. Voy a preguntarle a ChatGPT lo que me ha preguntado. Dice: “La tecnología está desempeñando un papel cada vez más importante en el campo del periodismo, especialmente en la recopilación y análisis de datos. Sin embargo, las entrevistas periodísticas suelen depender en gran medida de la empatía, la capacidad de hacer preguntas perspicaces y la interpretación del lenguaje corporal y las respuestas de los entrevistados. Estas habilidades son difíciles de replicar completamente mediante máquinas”. ¿Qué le parece?

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