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José Mercé, cantaor de flamenco

"Se puede innovar si no se desvirtúan los cantes"

  • José Soto Soto pertenece a una famosa saga de cantaores gitanos y es conocido como José Mercé porque cantó de niño en la Escolanía de la Merced jerezana.

-Su último disco, Mi única llave, ¿se puede considerar ya un éxito?

     

-Realmente, creo que sí. Está gustando mucho y lo noto  cuando canto en directo.

 

-¿Qué es lo más destacable de este disco?

 

-Tiene muchos matices, pero lo más destacable sería que es un disco muy calentito y muy flamenco. No se nota la frialdad de un estudio de grabación. También se puede destacar que hay grandes guitarras, grandes músicos. Es muy completo.

 

-¿Es el mejor de su carrera artística?

 

-No lo sé. Es un disco importante, pero yo no digo que es el mejor, porque el mejor espero que esté todavía por llegar. Hay mucho tiempo por delante y confío en hacerlo mejor todavía.  

 

-¿Cuál sería el mejor de sus discos anteriores?

-No destacaría ninguno. Todos tienen su alma, su corazoncito. Si acaso, entre los anteriores, Del amanecer y Aire, que fueron los más vendidos, pero todos tienen un punto muy bueno.

 

-Se ha dicho que José Mercé canta flamenco del siglo XXI.

-Es flamenco de ahora. Se puede llamar del siglo XXI porque estamos en este siglo. Es un flamenco de estas fechas, de esta crisis. Pero no me lo he planteado como que voy a hacer algo nuevo.

 

-Ha grabado un martinete balcánico en Boston…

-Sí, hay de todo. En la grabación de Mi única llave hay que destacar el trabajo de Javier Limón, que ha sido el productor allí en Boston, donde es catedrático de producción. El trabajo en el estudio es muy destacable.

 

-Pero un martinete balcánico no es lo más habitual.

-Es un martinete grabado en Boston con un coro de chicas de 15 países, que cantan al modo de lo que se suele llamar voces búlgaras. Queda bien. Es el cante más primitivo que existe.   

 

-Y una versión de La Salvaora grabada en un antiguo templo masónico…

-Es una versión de La Salvaora que cantaba Manolo Caracol. Según me explicaron, el estudio donde se ha grabado en Boston fue un templo masónico en el siglo XIX. Tiene una sonoridad estupenda. En la grabación interviene el gran pianista de jazz Alain Mallet. Se puede decir que ahí el flamenco y el jazz van cogidos de la mano.

 

-Unir el jazz con el flamenco. No es la primera vez que se intenta...

-No, porque flamenco y jazz van de la mano. Es la misma música de raíz; es una música que nace del pueblo y que es para el pueblo. 

 

-También ha colaborado Alejandro Sanz.

-La colaboración de Alejandro Sanz ha sido como letrista, en un homenaje a Moraíto, el mejor guitarrista que he conocido, que iba conmigo, y falleció en 2011. Alejandro también lo quería mucho. Y, como es lógico, no se le podía dedicar otra cosa que no fuera una bulería. Alejandro Sanz participa en el coro. Quería cantar una letrita, pero no le dio tiempo a grabarla porque tenía otros compromisos.

 

-¿Todas esas cosas encajan en el flamenco?

-En el flamenco encaja todo lo bueno que sea música de raíz, siempre que sirva para enriquecer al flamenco.

 

-¿Hay que tener cuidado con la fusión?

-A veces la fusión en el flamenco es confusión. No hay tanto mestizaje como se dice. Hay que tener respeto siempre a la base del flamenco. Al menos, es como lo entiendo yo.

 

-A ciertos puristas puede que algunas cosas suyas no le hagan gracia… 

-Yo no voy a estar pendiente de tres o cuatro personas que no quieren que la música del flamenco evolucione, siempre con ese respeto.

 

-¿Hasta donde se puede innovar en un cante que es una tradición?

-Se puede innovar hasta donde no se desvirtúen los cantes. No se puede desvirtuar una soleá o una seguiriya. No se puede innovar para empequeñecer el flamenco.

 

-Aún así, se dice que José Mercé rompe fronteras.

-Lo que trato de hacer es cantar con corazón y alma, defender la cultura flamenca por el mundo entero. También intento que la gente joven entre en el mundo del flamenco. Veo a muchos jóvenes cuando canto en directo. Sinceramente, yo me siento orgulloso de eso.

 

-¿A quién admira más entre los flamencos? 

-A todos los históricos, empezando por los de mi familia, desde Paco de la Luz a mi tío, Manuel Soto Sordera. Después podría citar a todos los grandes maestros…

 

-¿Si tuviera que resumirlos en dos o tres?

-De los más recientes, me quedaría con Camarón. Y para hablar del siglo XX, con Caracol y Mairena. 

 

-¿Y de los jóvenes? 

-No diré ningún nombre. Están empezando a tener su trayectoria. Espero que no se tuerzan.

 

-A final de octubre, Griñán le entregó el premio Embajador de Andalucía.

-A nadie le amarga un premio… En cierto modo, me considero como un embajador de Andalucía, llevamos nuestra cultura por el mundo entero. Es lo que mejor podemos exportar.

 

-Al flamenco lo declararon patrimonio de la humanidad.

-Sí, pero ha servido de poco. En España se lucha muy poco por la cultura flamenca. Eso es muy triste, pero es la realidad. Fuera, en el extranjero, cambia la cosa, afortunadamente. Sin embargo, en España no se cuida nada el flamenco. 

 

-Ahora está de gira por España.

-El jueves pasado canté en La Coruña. El día 18 estaré en el Palau de la Música de Barcelona. El 27, en Burriana (Castellón). Y, para cerrar enero, tengo una gran cita el día 31 en Sevilla, en el Auditorio de Fibes.

 

-¿Cantar en Sevilla es especial?

-Para mí, cantar en Sevilla es muy especial. La adoro. Siempre me acogen muy bien, es como cantar en mi propia casa. Por eso, voy con mucha ilusión y espero que el Auditorio de Fibes esté hasta los topes.

 

-¿Tiene proyectos artísticos para el futuro que nos pueda anticipar?

-El futuro inmediato que tengo por delante es la antología del flamenco. La estoy madurando, y la grabaré cuando esté como tiene que estar. Quiero que sea un proyecto ambicioso, que sea todo lo extensa que pueda.

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