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Minerva Piquero | Periodista

"He tardado casi 40 años en darme cuenta de que era libre"

"He tardado casi 40 años en darme cuenta de que era libre"

"He tardado casi 40 años en darme cuenta de que era libre"

Minerva Piquero (Puerto Peñasco, México, 1967) fue el rostro de la información del tiempo en Antena 3 durante 14 años. Desde 2012, es directora de comunicación de la multinacional Aegis y ahora vuelve a la vida pública con su primera novela, Nacida libre (Alfar). A pesar de su lugar de nacimiento, es "de sangre asturiana 100%, pero mi madre [Ángela] calculó mal y me parió en México". "¡Qué asturiano o gallego no tiene un tío en las Américas para ir a visitar, casi todos en los años 50 ó 60!", exclama.

-¿Dónde ha estado?

-¿Me ha echado de menos? Hace 10 años que no estoy en la televisión. Me sigo dedicando a la comunicación, pero a la corporativa.

Conozco a transexuales que antes eran maestros y ahora están en la Casa de Campo sin oportunidades"

-¿Ahora ve el tiempo en televisión o en el móvil?

-Nunca he vuelto a ver el tiempo en televisión, lo confieso. Además, cuando hacía el tiempo no teníamos internet tan avanzado. Nos alimentábamos de la Agencia de Meteorología y de una página web alemana que era buenísima y yo me sabía el truco. Hoy sigo consultando esa web.

-¿Nos tomamos en serio el problema del cambio climático?

-No. La teoría la tenemos muy clara. Todos tenemos inteligencia y sentido crítico para entenderla, pero esta lucha molesta porque implica un compromiso, un cambio de hábitos y requiere, además de una concienciación social, decisiones muy serias de los gobiernos... Parece que no va con nosotros... Que los biznietos se busquen la vida.

-La he visto confesar en televisión que se ha sentido un trozo de carne.

-Fui a Sálvame porque me prometieron que iría a hablar de mi libro, como Paco Umbral.

-¿Y?

-Sí, lo dije. Durante 10 años no he concedido entrevistas ni he hecho nada público porque no tenía nada profesional que contar. Y en cambio sí he sido noticia en muchos medios por mi peso.

-¿Cómo se lo tomó?

-Me da mucha pena. Ya no porque yo pueda ser noticia o ser objeto de un titular por un tema así. Es que siempre nos ocurre a las mujeres. Y en mi caso particular me sentí un trozo de carne.

-¿Tiene una enfermedad de tiroides?

-Sí, pero incluso si no la padeciera. Es como si tuviera la obligación de estar siempre en una talla y guapa. Las mujeres no estamos aquí para adornar.

-¿Qué le animó a escribir su novela Nacida libre?

-Fue pura rebeldía.

-¿Rebeldía?

-Absolutamente. Empecé a escribirla por rebeldía, porque tenía ganas de contar esta historia y hubo gente que me decía que no lo hiciera, porque me iba crear problemas.

-Y no se conformó.

-Nacida libre no es sólo una historia de mujeres libres. Representa mi propia libertad para poder escribir algo porque me da la gana.

-¿Por qué se la dedica a su madre?

-Porque todo lo que tengo de rebelde se lo debo a mi madre.

-¿Usted nació libre?

-Nací libre, pero tardé tanto en darme cuenta... Tengo una hija de 20 años que no sólo ha nacido libre, sino que lo sabe. Mi madre nació libre, pero no tanto. Era una España complicada.

-¿Y usted?

-He tardado casi 40 años en darme cuenta de que era libre. He vivido encorsetada en lo que creía que era bueno para mí y en lo que los demás esperaban de mí: cómo me veían los demás, cuál era la mejor versión de mí misma como madre, hija, mujer... Fue a los 40 años cuando un día me miré al espejo y me dije: "Tú quién eres y qué quieres".

-¡40 años!

-He tardado 40 años en juntar los arrestos para que mi libertad fuese más importante que lo que pensasen los demás.

-¿Qué es la libertad?

-Es para valientes. La libertad es un camino de soledad, porque cuando decides vivir libre inevitablemente estás abandonando la manada, estás ignorando las voces de los más prejuiciosos, estás haciendo las cosas de manera distinta y todo lo distinto es una amenaza, molesta. Entonces, por eso la libertad es un camino de soledad, sobre todo en el comienzo.

-Su relato tiene mucho sexo en cinco capítulos.

-Sí, y sexo muy bueno. Mis personajes tienen sexo y ojalá todas las personas lo tengan. En el libro, el sexo es importante para la evolución de una de las protagonitas, que estaba rodeada de estereotipos. Ella necesita sentirse deseada y el sexo es importante para liberarse. Y también quería hablar de sexo porque es un tabú.

-¿En 2020 es un tabú?

-La sexualidad femenina, sí. Sigue estando muy masculinizada.

-¿La independencia de la mujer comienza en la liberación sexual?

-Empieza desde que te levantas por la mañana. En la novela no menciono la palabra feminismo y no hago una defensa de un sexo sobre el otro. Sí reivindico la libertad para tener la vida que uno quiere.

-¿No estamos ante una novela feminista?

-No, es femenina.

-¿Qué es ser feminista?

-Me encanta ser mujer. No entiendo a las feministas radicales. Me gustan los hombres y nuestras diferencias. Ser feminista empieza por no tener que dar explicaciones a la hora de dirigir tu sexualidad, que parece que siempre ha estado sometida a la intención del hombre.

-Valentina, una de sus protagonistas, es joven, transexual y extranjera. Parte con -30.

-No pretende representar al colectivo transexual, pero evidentemente le da voz. Descubrí un mundo tan duro y tan complicado... Valentina siempre dice: "Putas no, putas nunca".

-¡Qué frase más fuerte!

-Una de sus luchas es que el 99% de las mujeres transexuales antes de su cambio de identidad tenían profesiones y cuando cambian el género no tienen ninguna oportunidad. La mayoría trabaja en la calle o son fetiches sexuales de hombres heteros o se les trata como animales exóticos.

-Cuántas historias...

-Conozco a transexuales que antes eran maestros o contables y ahora están en la Casa de Campo toda la noche, sin oportunidades.

-¿Estamos preparados para la diferencia?

-No. La transexualidad está muy sexualizada y no es una cuestión de sexo, es una cuestión de género. En México, en Oaxaca, hay un pueblo donde tienen un tercer género. Están los hombres, las mujeres y los muxes, que son transgéneros. Ponen nombre a ese tercer género. Y es gente sencilla, humilde, indígena... ¡Tenemos tanto que aprender!

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