Elecciones gallegas

Feijóo revalida la absoluta

  • El PP gana las elecciones con 41 escaños, el PSdeG consigue 18, la coalición AGE de Xosé Manuel Beiras, entra con fuerza con 9 escaños y el bloque nacionalista BNG consigue 7.

El líder del Partido Popular (PP) en  Galicia, Alberto Núñez Feijóo, dio oxígeno a Mariano Rajoy con su  victoria, con una mayoría absoluta ampliada, en unas elecciones  autonómicas intepretadas en clave nacional como una prueba al jefe  del Ejecutivo español en medio de la ola de recortes que está  aplicando en una España en crisis. 

El PP no sólo revalidó la mayoría absoluta de 38 diputados que  tenía en la última legislatura, sino que la amplió a 41 en estos  tiempos de ajustes y políticas de austeridad, en los que él fue  pionero tras ganar las elecciones de 2009.  "No es habitual que en una crisis como ésta un gobierno reciba un  apoyo como el que hemos obtenido en esta jornada", dijo un exultante  Feijóo en la comparecencia ante la prensa en la que por la noche  celebró el resultado electoral. 

En ella se refirió expresamente a Rajoy y a su gestión,  interpretando él mismo los resultados gallegos en clave nacional. "Si  los ciudadanos no entendieran que pese a las dificultades y los  esfuerzos se está gobernando con responsabilidad, esta victoria  hubiera sido impensable", aseguró. 

Feijóo, de 51 años, revalida su mandato por cuatro años y mantiene  en manos del PP la comunidad autónoma, de casi 2,8 millones de  habitantes, tierra natal de Rajoy y uno de los feudos tradicionales  de la formación conservadora. 

Con este triunfo se posiciona además como posible sucesor de Rajoy  en un futuro, después de haberlo sido ya en Galicia del mítico Manuel  Fraga, muerto este año y para quien tuvo unas palabras de recuerdo en  su comparecencia.  Además, en las novenas elecciones autonómicas gallegas ha  conseguido convertirse en uno de los pocos gobernantes europeos que  resiste al efecto de la crisis en las urnas, tras una campaña  electoral en la que evitó como pudo contagiarse del desgaste de Rajoy  por su gestión de la crisis económica, reduciendo las apariciones  conjuntas a la mínima expresión y quitando las siglas del PP de su  cartel electoral. 

Los socialistas (PSG-PSOE), que aspiraban a evitar una mayoría  absoluta del PP y pactar con los nacionalistas gallegos de izquierda  un gobierno de coalición, se hundieron: obtuvieron 18 diputados,  siete menos que en las elecciones de 2009.  Estos resultados son un duro golpe que también podría afectar al  secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien tras la  debacle electoral frente a Rajoy en las elecciones generales de hace  un año -obtuvo los peores resultados en la historia del partido- no  ha logrado recomponer a la formación opositora. 

Los nacionalistas de izquierdas del Bloque Nacionalista Galego  (BNG), que tradicionalmente han sido la tercera fuerza gallega,  cayeron a siete diputados, frente a los 12 con los que contaron en la  última legislatura, y se convirtieron en la cuarta fuerza gallega. La tercera en el nuevo Parlamento será una coalición de la que  forma parte una escisión de ese partido, Alternativa Galega de  Esquerda (AGE), que irrumpe con nueve diputados. 

Feijóo consiguió su primer triunfo electoral en Galicia en su  primer intento, cuando en 2009 recuperó la Xunta para el PP, tras  cuatro años de gobierno en coalición entre socialistas y BNG. Contra  esa posibilidad fue contra la que luchó en esta ocasión. Lo ajustado  de algunas encuestas dejaba abierto un resquicio a una pérdida de la  mayoría absoluta que posibilitase la reedición de una alianza  similar. 

Pero la jugada de adelantar los comicios le salió bien. Estaban  previstos inicialmente para dentro de cinco meses y Feijóo temía una  sangría de votos por el rescate europeo al que parece que España va  abocada y por los presupuestos gallegos para el año que viene, que  presentará ahora después de las elecciones y que serán los más  austeros en la historia democrática de Galicia, continuando una senda  de austeridad ya muy ensayada. 

Licenciado en Derecho y gestor eficiente en algunos gobiernos de  Fraga en Galicia, Feijóo fue uno de los primeros barones regionales  del PP que comenzó a aplicar las políticas de austeridad que Rajoy  aplica en toda España desde que asumió la presidencia del gobierno en  diciembre de 2011. 

Nada más llegar a la Xunta sacó la tijera: redujo consejeros y  asesores, fusionó departamentos, restringió la financiación pública  de medicamentos, pasó a cobrar por la tarjeta sanitaria, hasta  entonces gratuita, y dejó de financiar libros de texto. Recortó  prestaciones sanitarias, educativas y servicios sociales, y consiguió  contener el déficit mucho más que otras regiones.  El déficit gallego está bajo control, pero el desempleo en esta  región, con una población envejecida y de la que los jóvenes siguen  emigrando, ha subido del 12,4 por ciento que había en 2009 al 21,1  por ciento, la cifra más alta de su historia reciente, aunque queda  por debajo de la desorbitada media española, del 24,63 por ciento. 

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