España

Sánchez rompe su silencio sobre los disturbios: "Es inadmisible usar la violencia"

  • El presidente del Ejecutivo censura los graves incidentes por Hasel y afea la actitud de su socio de Gobierno

  • Casado lo insta a parar los pies a Iglesias

Pedro Sánchez comparece este viernes en Mérida.

Pedro Sánchez comparece este viernes en Mérida. / Moncloa

Pedro Sánchez rompió su silencio después de tres días de disturbios en varias ciudades por las manifestaciones por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel. El presidente del Ejecutivo rebatió este viernes a su vicepresidente Pablo Iglesias al afirmar que España es "una democracia plena" en la que la violencia es inadmisible, condenando también así las manifestaciones con altercados alentadas desde Podemos.

Sánchez se refirió en Mérida por primera vez públicamente a los disturbios, donde recalcó que el Gobierno actuará con contundencia y garantizará la seguridad. Desde la oposición se le había criticado por no haber condenado públicamente los altercados ni desautorizado a dirigentes de Podemos como su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, que había alentado las movilizaciones.

No se refirió explícitamente a la actitud del partido de Iglesias, pero insistió en que no se puede admitir ningún tipo de violencia con independencia de que sea necesaria una reforma para ampliar y mejorar la protección de la libertad de expresión. "Pero en una democracia plena, y la española es una democracia plena, resulta inadmisible el uso de cualquier tipo de violencia y no hay excepción a esta regla, no hay causa, ni lugar ni situación que pueda justificar el uso de la violencia", reiteró.

Sánchez ya aseguró el pasado miércoles en la sesión de control al Gobierno que no puede dudarse de que España es una democracia plena, pero este viernes fue aún más tajante, y su insistencia en esa idea rebate las declaraciones de Iglesias sobre una supuesta anormalidad democrática en el país. El jefe del Ejecutivo prosiguió su reflexión subrayando que la violencia no es una libertad, sino un ataque a las libertades de los demás.

"La violencia es un ataque a la democracia, y, en consecuencia, el Gobierno hará frente a cualquier tipo de violencia y garantizará la seguridad", dijo antes de señalar que la democracia ampara incluso los pensamientos "más infames y absurdos" pero no las actitudes violentas. Por todo ello, señaló que el Gobierno actuará con contundencia contra ellas.

La cúpula de los Mossos defiende la labor del cuerpo y pide aislarse del "ruido"

El líder del PP, Pablo Casado, reclamó este viernes que Sánchez cese a los ministro que justifiquen la violencia tras el encarcelamiento de Hasel y advirtió: "Si no para los pies a su vicepresidente (Pablo Iglesias), se está haciendo corresponsable de lo que suceda".

Casado pidió además de estos ceses, incluido el de Iglesias, la reprobación de "los portavoces políticos que están alentando esta kale borroka", en alusión al de Podemos, Pablo Echenique.

Además, tras la tercera noche de disturbios violentos en Cataluña, el líder de la oposición subrayó su respaldo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para hacer cumplir la ley y preservar la seguridad ciudadana. Casado hizo esta petición antes de que Sánchez condenase este viernes todo tipo de violencia.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han detectado en las protestas violentas por el encarcelamiento de Hasel un aumento de jóvenes –en algunos casos incluso menores de edad– sin una gran carga ideológica y perfil diverso que se mezclan con otros grupos antisistema con pasado violento y ya habituales en enfrentamientos con policías.

Asimismo, la cúpula de los Mossos d’Esquadra, con Josep Lluís Trapero al frente, defendió la actuación de los agentes durante los disturbios de esta semana en Cataluña y se conjuró para aislarse de los "silencios y el ruido" que en ocasiones rodean sus intervenciones. Los disturbios volvieron a poner el foco en los Mossos, después de que una joven perdiese un ojo supuestamente por un proyectil de precisión, hasta el punto que el conseller de Interior, Miquel Sàmper, urgió al Parlament a revisar el modelo de orden público y su partido, JxCat, censuró la "inaceptable respuesta policial".

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