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El PP reclamará su derecho a intentar la investidura de Alberto Núñez Feijóo

Elías Bendodo, Alberto Núñez Feijóo y Cuca Gamarra, en el balcón de Génova 13 celebrando la victoria en las elecciones generales.

Elías Bendodo, Alberto Núñez Feijóo y Cuca Gamarra, en el balcón de Génova 13 celebrando la victoria en las elecciones generales. / Javier Lizón · Efe

Las expectativas en política son un arma de doble filo. El PP de Alberto Núñez logró anoche que el PP volviese a ganar unas elecciones a Cortes Generales. Incluso que su representación en el Congreso de los Diputados creciese en 47 escaños, hasta situarse en 136 de 350. Pero es un resultado insuficiente para gobernar, ni siquiera sumando los 33 escaños de Vox (que perdió 19) y alejado del consenso de las encuestas que señalaban que el bloque de la derecha alcanzaría la mayoría absoluta.  

La suma de esos dos partidos se quedó en 169 escaños, que unido al de UPN en Navarra, le faltan seis para la mayoría absoluta de la Cámara. Seis porque Coalición Canaria, que cogobierna con el PP, rechaza a Vox y no aportaría su escaño. Al igual que el PNV, que nunca sumaría sus cinco diputados a una mayoría integrada por el partido de ultraderecha. 

Aunque los números, en votos y en escaños, dibujen una victoria del PP de Alberto Núñez Feijóo, las emociones, que tan importantes han sido en estas elecciones, están más próximas a la derrota. Las expectativas no se han cumplido, por más que la cúpula popular saliera anoche como si la victoria les llevara directamente a La Moncloa. 

El líder del PP tardó mucho en comparecer para valorar los resultados, una muestra más de que la victoria fue amarga. No lo hizo hasta pasada la medianoche. 

Si Feijóo buscaba en estas elecciones un juego de espejos con Andalucía, se reflejó más en la amarga victoria de Javier Arenas en 2012 que en la arrolladora mayoría absoluta de Juanma Moreno de hace un año. 

Pese a todo, el líder gallego se presentó como el ganador de las elecciones y reivindicó su derecho, como el más votado, a intentar una investidura aparentemente abocada al fracaso. 

En un tono más serio que eufórico, todo su discurso estuvo dedicado a reforzar la idea de que el PP es el más votado, que le corresponde intentar la formación de un Gobierno y que la alternativa es el bloque, contra el que se posicionó una y otra vez.  

La verdad es que la mayoría que ha sostenido a Sánchez sólo necesita algunas abstenciones para imponerse. Pero Núñez Feijóo nunca quiso ver esa realidad al hacer su balance poselectoral. 

Todo su discurso estuvo centrado, después de dar las gracias, en enfatizar que “los españoles saben que el PP ha pasado de ser el segundo partido con 89 diputados a ser el más votado con 136 escaños”.  

“Hemos pasado de menos del 21% de los votos al 33%.” recalcó. “Hemos ganado en 40 de las 52 provincias y ciudades autónomas”, se reivindicó obviando que no tiene asegurada la investidura. 

Frente a ello, resaltó que habían logrado una “gran mayoría, que probablemente sea absoluta en el Senado”.  Y presumió que “nunca antes” su “partido había subido con tanta intensidad”, frente al dato de que el “Gobierno de coalición no sube ni un escaño”, obviando que el partido mayoritario del Ejecutivo, el PSOE, sí creció en dos diputados. 

La reivindicación de su resultado fue constante: “Hemos conseguido ocho millones de votos. Tres millones más que en las últimas generales” y por eso sostuvo: “Nuestra obligación es que no se abra un periodo de incertidumbres”, de bloqueo, porque su interpretación es que los españoles le “han dicho a todos los partidos” que dialoguen. 

Feijóo dejó claro que él quiere “liderar ese diálogo” para “intentar gobernar de acuerdo al resultado electoral”.  Porque sería una “anomalía” que en España no pudiese gobernar “el partido más votado que sólo tiene como alternativa el bloqueo, que en nada beneficia a España”. Por ello, le pidió “al partido que ha perdido las elecciones, le pido al Partido Socialista expresamente, y al resto” que no bloquen su intento de investidura. 

Feijóo recordó que nunca un partido que no ha ganado las elecciones ha gobernado. Que fue así con “Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero e incluso con Pedro Sánchez”. Por ello fue claro: “Me corresponde intentarlo. Eso es lo que haré”. 

Pero su constante apelación al pacto para dejar gobernar al más votado durante la campaña nunca ha encontrado respuesta afirmativa por parte del PSOE de Pedro Sánchez, que como mínimo ha logrado su apuesta de bloquear  una mayoría absoluta de la derecha, mantenerse durante todo el semestre de la Presidencia de Turno de la Unión Europea en el Gobierno e que incluso acaricia con los dedos su relección como presidente del Gobierno, porque frente al diagnóstico de Feijóo, para el líder socialista la única alternativa a su Presidencia es la repetición electoral. 

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