Segundo día de campaña electoral

Pedro Sánchez busca el voto morado, Pablo Casado, el naranja

  • Antes de que la tormenta catalana inunde esta campaña, los dos grandes buscan en las bolsas de indecisos

Casado, con Ana Pastor y Núñez Feijóo, en Lalín, Pontevedra.

Casado, con Ana Pastor y Núñez Feijóo, en Lalín, Pontevedra. / Lavandeira Jr./EFE

Hasta que la tormenta catalana inunde esta campaña electoral, los partidos se dedican a los propio de estos últimos días antes de las elecciones: a raspar entre los indecisos, que aún son numerosos, pero muy concentrados en torno a dos partidos: anteriores electores podemitas, que ahora no saben si quedarse con Pablo Iglesias, votar a Pedro Sánchez o a Errejón; pero sobre todo en Ciudadanos. Es un patrón similar al de las elecciones generales de abril, por eso Albert Rivera remontó sobre las encuestas y Vox bajó sobre sus expectativas.

Pedro Sánchez y Ximo Puig, en Mislata, Valencia. Pedro Sánchez y Ximo Puig, en Mislata, Valencia.

Pedro Sánchez y Ximo Puig, en Mislata, Valencia. / EFE

Albert Rivera no ha hecho campaña electoral este sábado, se ha quedado preparando el debate de televisión del lunes. El líder de Ciudadanos es de los que se la juega en estos programas, es buen orador y la vez anterior salió muy bien parado del encuentro. Es lo que trata de repetir ahora. Los naranjas suelen contar con una franja muy amplia de su electorado potencial, de entre el 30% al 40%, que se mantiene en la indecisión. Son personas que irán a votar con seguridad, pero que se lo piensan más. Rivera lo sabe y el lunes irá a por ello, el dirigente catalán no puede se puede permitir que Vox le adelante por la derecha. En abril, Ciudadanos rozó al PP, no se hundió.

Rivera confía en el debate del lunes para convencer a sus indecisos, es lo que ocurrió en las elecciones de abril

Rivera cuenta con una ventaja para estos retiros: Inés Arrimadas llena muy bien el hueco. La dirigente jerezana sostiene que toda España comienza a oler como Andalucía el mes de diciembre del año pasado, Susana Díaz interpelando a todos para que le dejasen gobernar y, al final, perdió el Gobierno andaluz. Es una posibilidad real, Pedro Sánchez ha asumido un riesgo extremo al negarse a pactar con Unidas Podemos y repetir las elecciones. Casi temerario si sabía que la campaña iba a producirse después de la sentencia del Supremo sobre los líderes del procés. Cuidado que comienza otra semana trágica a cargo de los chavales del chaflán, esas romas esquinas del Ensanche burgués barcelonés.

Los Reyes y la Princesa de Asturias entregan el lunes los Premios Princesa de Girona en Barcelona, en el palacio de congresos de la Diagonal, una de las arterias del conflicto. Hay quien pensó en retrasar el acto, pero hubiese sido una claudicación del Estado. Las imágenes de Barcelona pueden encender muchos ánimos, y no sólo entre votantes de derecha, sobre todo si los independentistas dan la sensación de amedrentar a Felipe VI, como lo hicieron después de los atentados de las Ramblas en 2017. La carga emocional será incontrolable si el viernes, tal como quieren algunos CDR, toman los colegios electorales. Tsunami, que es el brazo operativo de Torra y de Puigdemont, ha convocado el sábado una jornada de protesta.

Los CDR y Tsunami quieren otra semana trágica en la Barcelona de los chavales del chaflán

Ciudadanos creció en el caldo de cultivo catalán, pura inmunoterapia ante el independentismo colonizador. El conflicto mantiene sus expectativas altas. 

El líder del PP, Pablo Casado, está jugando ahora en el ala moderada. Este sábado ha viajado a Lalín, a un mitin con el gallego Alberto Núñez Feijóo y Ana Pastor. Y Mariano Rajoy reapareció en Antequera, junto a su alcalde y al diputado Pablo Montesinos. Génova no tiene nada que hacer con el votante de extrema derecha, busca votos en las zonas templadas, por eso todo lo que sea recuperar al marianismo le viene bien. El presidente de la Xunta alardea de que en Galicia ni Vox ni Ciudadanos obtienen un solo escaño, y Casado comienza a inclinar su balanza hacia el moderantismo de Feijóo y Juanma Moreno en contra de Faes, la fundación de Aznar. Casado pica en el campo naranja.

Vox se siente fuerte. Como dice Pedro Sánchez, que este sábado ha estado en la provincia de Valencia, la extrema derecha va "con el pecho henchido". Los de Santiago Abascal dan muy bien en las encuestas, parece que se colocan en el tercer puesto en el Congreso, pero es que sus votantes son muy decididos. No lo dudan, están con Vox y no con otros, y esa certidumbre introduce sesgos en los sondeos. Si se fijan, nadie quiere competir en esos extremos, la izquierda porque no puede, y el PP porque cuenta con sus escaños para gobernar y no quiere estropear el perfil moderado de Casado.

Pedro Sánchez tiene que estar preocupado. Aunque no se le note al hombre de hielo. Pronto ha sacado lo de la extrema derecha. Su número dos en el partido, José Luis Ábalos, que está mucho más nervioso que su jefe porque no se fía de Iván Redondo, el gurú de Moncloa, ha declarado: "La cuestión es o Gobierno de los socialistas o Gobierno con los franquistas". Una llamada a la memoria emocional, un recurso un tanto desesperado por mucho que los dirigentes de Vox se hayan enfadado con el traslado del Valle de los Caídos.

El presidente del Gobierno en funciones se va a esforzar para que ningún votante potencial socialista se quede en casa, sabe que ése es el riesgo que corre, el mismo que los nuevos gurús contratados por el PP intentan: fortalecer la eterna duda de las izquierdas. 

Todo lo anterior es lo habitual en las campañas, una intensa operación de marketing electoral para reforzar a los seguros, seducir al indeciso y aburrir al contrario. Pero Cataluña amenaza de nuevo con esta farsa de las caretas, en el que la Generalitat, ERC, las CUP y JxC han externalizado la revuelta a una organización secreta llamada Tsunami. La operación de entrar en los colegios electorales el 8 de noviembre, el viernes, es la misma que la del referéndum del 1 de octubre de 2017, cuando con la connivencia de la comunidad educativa y de las asociaciones de padres y madres se ocuparon las aulas y patios para que no pudiesen entrar los mossos.

Si esto ocurre, si el desafío llega al extremo de estos actos ilegales, entraremos en un escenario caótico en el que acciones muy pequeñas, como el aleteo de una mariposa, pueden provocar enormes tormentas.  

  

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