De mirada afilada, verbo desafiante y porte proteínico, Santiago Abascal (Bilbaco, 1976) ha accedido al Congreso liderando dos docenas de diputados que prometen ruido. Fugado de la grey popular a causa de una supuesta deriva melindrosa del PP, Abascal se convirtió en la oveja negra de la formación popular a base de críticas aceradas contra la gestión de Rajoy en Cataluña y la sumisión de la formación alfa de la derecha hacia la “superioridad moral” de la izquierda. Abascal, como sus camaradas, representan la derecha más nacionalista, más alternativa y más lejana que ha participado en unas elecciones desde la protodemocracia. Ondeando la bandera roja y gualda sin complejos y recuperando eslóganes olvidados en el blanco y negro de las memorias, la rudeza de Abascal se ha trasladado a sus símbolos. La oveja del PP se convirtió en lobo con la intención de cabalgar la península desde Covadonga. Por ahora, aún va al trote.
Santiago Abascal, de la oveja negra del PP al lobo que pretendió la cabalgada
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El presidente de Vox lidera la formación morada con aires severos y horizontes ambiciosos
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