Esta plataforma cívica, con repercusión a nivel internacional y cierta fuerza en España, se presenta a las elecciones del 22-M en la capital pidiendo que el voto en blanco "tenga consecuencias que se conviertan en escaños vacíos". Porque Ciudadanos en Blanco "pide el voto en blanco computable como herramienta de control de la población a la gestión política". En el caso de conseguir un escaño "rechazaremos el sueldo que nos correspondiera, dejaríamos la silla vacía y no optaríamos a subvenciones". Por eso el número 1 de la lista por Cádiz, Gonzalo Grimaldi, desempleado de 27 años de edad, se considera "un no candidato de un no partido. Yo no quiero ser alcalde de Cádiz".

El voto en blanco no tiene consecuencias más allá de un dato estadístico "sin consecuencias en las realidades legislativas y ejecutivas que nuestros representantes ejercen". Y Gonzalo Grimaldi apunta que si "cambiaran las reglas del juego y estos votos en blanco se tuviera en cuenta, y correspondieran a escaños vacíos, la clase política se plantearía qué está pasando". Porque este partido (o 'no partido') nace también del desencanto de los votantes. "El voto en blanco es una buena herramienta de rechazo y respetamos los motivos que tenga cada uno para no estar contentos con los políticos. La mitad de la población de Cádiz se ha desinteresado de la política, como puede demostrarse con los resultados de las últimas elecciones de 2007 y nosotros le damos la oportunidad de expresarse de alguna manera", explica Grimaldi.

El candidato asegura que esta plataforma cívica empieza a tener repercusión en muchos ámbitos. "En las últimas elecciones autonómicas de Cataluña casi consigue un escaño. Ha habido un crecimiento impresionante de gente adherida en los últimos años", cuenta Grimaldi. La plataforma se presenta en la provincia sólo en Cádiz y en Arcos de la Frontera. La campaña, a través de internet, se financia con las aportaciones personales de candidatos y simpatizantes.