La verdad ya no importa

Dietario de España

Cuando los políticos deciden que decir la verdad no es obligatorio y comprueban que no penaliza, cambian las reglas de juego y se anticipa el caos

Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, mantiene una tensa charla con Donald Trump en la Casa Blanca.
Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, mantiene una tensa charla con Donald Trump en la Casa Blanca. / Jim Lo Scalzo / Efe

25 de mayo 2025 - 06:05

Para una buena parte de los políticos de todo el mundo la verdad ya no importa. Ese es el cambio de paradigma de la política actual. Ultras y populistas (no es lo mismo: todos los ultras son populistas pero hay populistas que no son ultras) tiran de ese carro. No hubiera sido tan grave si esa práctica se hubiera quedado extramuros de los partidos sistémicos. Pero no ha sido así. El gran emblema es el Partido Republicano con Trump, un tipo que lidera unos Estados Unidos camino de la decadencia política, moral y económica como grandes logros de su año I. El presidente del partido de Lincoln mintió cuando denunció la gran estafa electoral de 2020, ya mentía antes y ahora lo hace sin complejos ni límites.

Los verificadores de The Washington Post acreditan que el común de los políticos mienten en el 15% o el 20% de sus afirmaciones. Trump lo hace en el 65% de las ocasiones. Para él crearon la categoría de "Pinocho sin fondo" y lo incluyen directamente en la categoría de la desinformación. Es un fake con patas. Hay algo más grave que un presidente que miente por norma: que no tiene castigo.

Caos, desorden, deterioro democrático

Como el resto del mundo mira a EEUU tanto como se le critica, y como observan que mentir no lastra la intención de voto sino que en ocasiones la favorece, otros muchos se han ido echando a la carretera. Están los que mienten sin rodeos ni sonrojos. Y están los que nadan en la manipulación de hacer política sobre lo que tiene apariencia de verdad o no ha sido contrastado y lo hacen aunque son conscientes de que lo más probable es que sea un bulo. Esos son más peligrosos que quienes mienten a las claras.

Uno de los objetivos de las fakes es conseguir que no se distinga la verdad de la mentira. Y en eso van ganando. Siembran el caos y el caos es el desorden y en el desorden siempre ganan los malos, porque se degrada la democracia, se impide el derecho de los ciudadanos a consumir información de calidad, saltan por los aires los contrapesos, se sortean los blindajes institucionales y se quiebra el sistema de garantías. En definitiva, se derriba el sistema. Por eso es tan serio eso de la desinformación, que no es un asunto de políticos y periodistas. La dinámica por la cual se introducen en el circuito noticias falsas, acusaciones manipuladas, sin datos ni chequeos, es una de las claves de bóveda de la crisis de las democracias liberales y de los sistemas democráticos en general (que acumulan además otros méritos) pero también de la confianza en la política, de la credibilidad de las instituciones y de la convivencia ciudadana. Todo se ha deteriorado.

Pero es que cuando alguien decide que mentir vale, que la verdad es opcional, cambian las reglas de juego. Y quienes creen que la verdad sigue siendo obligatoria empiezan a competir con una mano atada a la espalda.

Los ciudadanos, cooperadores necesarios de los bulos

No hace falta poner ejemplos. Lo ven a diario, en la tribuna del Congreso, en las comisiones de investigación, en los medios, las redes y en algunos juzgados, donde los delirios conspiranoicos de grupos de interés disfrazados de acusaciones particulares se convierten en papel timbrado. Según Eurostat, el 83% de los españoles se topan a diario con algún bulo. Es el índice más elevado de la UE, que alcanza una media del 69%. Más datos desesperanzadores: el 73% desconfían de las redes sociales pero 26 millones de españoles las usamos a diario, sólo el 14% se sienten capaces de identificar las noticias falsas y el 40% aunque tienen dudas sobre la veracidad de algunas cosas que leen, las difunde igualmente.

Escribía recientemente José Andrés Rojo sobre las masas enardecidas y de cuando "el discurso de los líderes mesiánicos halaga el sentimiento de grandeza que persiguen sus seguidores". En efecto, los ciudadanos somos cooperadores necesarios de este estado de cosas. Este fenómeno no existiría sin gente desavisada colaborando de buena fe o desde la ignorancia con la difusión de bulos, sin los turbomotivados que los repican encantados hasta en los grupos de whatsapp del colegio de los niños, o sin aquellos que aun teniendo dudas los impulsan porque al fin y al cabo esa mentira coincide con lo que él piensa y con lo que le gustaría creer que es cierto. Sin esos cooperadores necesarios, que somos todos en potencia, los laboratorios y las redes de influencers –coordinadas, financiadas y con la cobertura institucional y empresarial adecuada– no existirían.

Algunos partidos se han sumado a ese juego con alegría. Algunos con trompetería anunciando las falsedades, otros taimadamente. Convierten en posible verdad un supuesto hecho que el adversario simplemente no puede negar porque lo desconoce. Se articula la hipótesis de lo cierto sobre la nada y se percute sobre esa hipótesis construida sobre falsedades o supuestos hechos. Si tratas de argumentar siempre pierdes ante "la verdad" oficial de las redes, repetida tantas veces, de forma tan popular y empática, con tanta autoridad moral, que es imposible revertirla. Se cree lo que se quiere creer, sobre todo cuando la otra versión procede de ámbitos desprestigiados, como son las instituciones. Y sobre eso construyen comparecencias parlamentarias, entrevistas, declaraciones y vídeos en tiktok. Una parlamentaria ayusista o ayusiana, del PP, Elisa Vigil, que es la diputada más joven de la Asamblea y además es abogada, ha visto una furgoneta cargada "de pilinguis" rumbo al parador donde Ábalos destrozó la habitación en una orgía desenfrenada. Lo dice en un vídeo de tik tok, aunque nadie ha acreditado ni los destrozos, ni la orgía desenfrenada ni la furgoneta. No debería extrañarnos: la derecha edificó la deconstrucción falsa del 11-M utilizando una furgoneta kangoo.

Bulos y bula

Yerran los que lo creen que los bulos de baja intensidad son permisibles si sirven a un bien mayor como es debilitar al adversario y ocasionarle problemas políticos. Es como justificar un poquito de contaminación en los mares o un poco de salmonella en la mayonesa. Asusta pensar que ignoren que dando cancha a bulos e informaciones interesadas con apariencia de verosimilitud pero que no tienen por qué ser verdad están socavando el propio suelo en el que están ellos mismos de pie. La de las furgoneta de las pilinguis tarde o temprano será víctima de alguna campaña similar tan injusta y degradante como la que ella impulsa con el desacomplejamiento que la bula mediática y social le concede a los conservadores madrileños. Bulos y bulas. Es perverso invertir la carga de la prueba y exigir que los acusados (políticamente) demuestren su inocencia en vez de acusarlos previa demostración de hechos que razonablemente apunten a su culpabilidad.

Es brutal disfrutar porque al rival lo crucifican en las redes, lo insultan gravemente y amenazan. Pírrico y estúpido triunfo, propio de bárbaros. Si creen que ese uso espurio de los supuestos hechos que son falsedades solo afecta al rival es que son rematadamente tontos. Si les da igual son inevitablemente irresponsables y si no se han parado a pensarlo son urgentemente prescindibles para la vida pública.

BREVERÍAS

Inmigración: regularización y Sahel

Hasta medio millón de inmigrantes que llegaron a España antes del 31 de diciembre de 2024 pueden ser regularizados administrativamente si prosperan las negociaciones que el Ejecutivo ha abierto con los grupos parlamentarios. El origen está en una Iniciativa Legislativa Popular –600.000 firmas y el apoyo de 900 colectivos– que lleva un año varada en el Congreso y que aspira a la concesión de residencia y permiso de trabajo a estas personas. El asunto es que se activa ahora para tratar de corregir los agujeros que deja el reglamento de extranjería, que podría conducir a muchas personas a la ilegalidad. No será, no obstante, tan automático. Los beneficiados tendrán que demostrar que están limpios penalmente, acreditar que llegaron antes de la fecha fijada así como su situación de vulnerabilidad. Justo coincide este proceso con el informe anual de Seguridad Nacional que identifica que tres de cada cuatro inmigrantes irregulares que entraron en España por mar durante 2024 procedían de países del Sahel, lo que representa invertir la tendencia de la tradicional procedencia magrebí. El Sahel es uno de los polvorines del planeta, al que apenas mira la opinión pública. El papel de Mauritania, especialmente, pero también de Senegal es fundamental para España. A ambos países se les cuida con mucho cariño desde el Gobierno. La situación global exige cada vez más políticas migratorias inteligentes y factibles: cerrojos pero también puertas abiertas con los semáforos adecuados.

A Feijóo le madrugan el congreso

No es bueno que a un líder político todos quieran hacerle el congreso antes de que se celebre. No es una buena señal que le digan qué ha de hacer: evidencia que opinan que Feijóo no lo sabe. Aznar ha sido concluyente: "Ganar porque el rechazo hacia el adversario es mayor que el entusiasmo de los propios permite ahorrarse programas meditados", dijo el ex presidente, quien llamó a Feijóo a levantar" la ilusión" de los suyos. Ayuso no se quedó atrás: "Un proyecto para España tiene que ser algo más que echar a Sánchez" y tiene "que ilusionar". O Esperanza Aguirre: "No se está dando la batalla cultural". La buena noticia para Feijóo es que de momento todo el ruido viene de Madrid, epicentro habitual de los líos del PP. De alguna forma, los mismos que hoy le enseñan el camino correcto son los mismos que le dijeron que bajara de Galicia para colocar las fotos familiares en La Moncloa. Le han creado una burbuja respecto a que todo va mal en España, que la corrupción asola al país y la economía se hunde. Ahora les cuesta recuperar parámetros de cierta realidad para enfrentar con éxito al adversario. Lo malo es que queda la estela de un líder que no emociona ni arrastra a los suyos. Y que lo ven exclusivamente pegado al raca-raca y al chascarrillo diario. Aunque como dice el gallego: pese a no ilusionar, ha ganado todas las elecciones que se han disputado desde que es presidente.

El hermano del presidente, al banquillo

El hermano del presidente del Gobierno, así como líder del PSOE de Extremadura y nueve personas más, se sentarán en el banquillo de los acusados por presuntos delitos de prevaricación administrativa y tráfico de influencias relacionados con la contratación del primero en la diputación de Badajoz, que preside el propio líder socialista, que entrará esta semana como parlamentario autonómico y quedará aforado y sería juzgado por el TSJE. La juez dictó el auto de juicio oral 16 minutos después de rechazar los recursos presentados por los acusados y sin resolver el de la Fiscalía, que pide el archivo de la causa al considerar que está basado en conjeturas, ni esperar al posicionamiento de la Audiencia provincial. Detrás de la denuncia está Manos Limpias, PP y Vox. Se podrá criticar –como hace el Gobierno– la celeridad de la juez y si el procedimiento es escrupuloso, pero la realidad es que es un paso más que debilita al PSOE en su conjunto.

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