IGUAL que Sevilla se le escapa a los novelistas porque la ciudad es en sí misma una novela, la Feria es esquiva para el celuloide porque es un puro traveling. Entras al azar en una caseta, la Providencia vuelve a compadecerse de Camparta, y ves pasar a los personajes de la película por el mostrador. Matías Bores tiene 21 años, es novillero y echa su peoná con un coche de caballos. Jorge Sánchez tuvo 21 años hace veinte ferias. Es un empresario valenciano, si le dan a elegir entre la India y Sevilla, que le perdone Vicente Ferrer, pero lo tiene clarísimo. Una vez en Madrid llevó en su coche a Kiko Veneno desde Joy Eslava al hotel Los Galgos.

Escol son las iniciales de España y Colombia. Los dos países unidos por la trayectoria literaria de Gabriel García Márquez. "Una construcción es como un ramo de rosas lleno de espinas". A Fernando Guarnizo, constructor colombiano, no se le ocurre mejor manera de hermanar su trabajo con el género que convirtió su compatriota en obra de arte. "La relación de mi generación con García Márquez es muy conflictiva. Amamos su obra, un profesor de Harvard lo comparó con Cervantes, pero se fue del país por problemas políticos y fue amigo de Fidel Castro". Sale de la caseta con Andrés Murcia y Abelardo Bravo. Dicen que El otoño del patriarca, por venezolana, es su novela menos auténtica.

Al frente de Escol, un sevillano de Triana y hermano del Cachorro. Se llama Juan Muñoz y es el marido de Ana Rosa Quintana, reina de las mañanas de muchos españoles. Alejandro Hernández, sevillano, es el hombre de la empresa en Colombia, "un Carlos Bacca al revés", dicen del colombiano que juega en el Sevilla.

Joselito el Gallo es una calle vistosa para ver y para ser visto. En una de las casetas hay una venezolana que nació en Cuba y que prefiere esta primavera sevillana a todos los otoños del patriarca. Hay coches de caballos en los que se protegen del sol con los paraguas que en Ferias pasadas protegieron de la lluvia.

Teresa Román se vio atrapada en un atasco. Las amigas de su caseta se fueron a la playa de Sanlúcar y el Atlántico le tenía guardada una sorpresa. Sin vehículo para llegar al real, hizo un singular autostop y la cogieron dos visitantes de Chipiona que venían en coche de caballos a la Feria. Pudo llegar a Chicuelo, donde estaba citada con Susi, una psicóloga que tiene un diván especial para enseñar a bailar sevillanas.

El hockey sobre albero sería un deporte con futuro en las olimpiadas de la primavera. Diego Cabeza Ramos dirige el Servicio de Actividades Deportivas (Sadus) de la Universidad de Sevilla y es el entrenador del equipo de hockey sobre hierba femenino que ha conseguido el ascenso a la División de Honor. Entrenan muy cerca de la ciudad deportiva del Betis, cuyo titular se enfrentará el próximo año a Alcorcón y Numancia. En la caseta del entrenador de hockey sobre hierba, el Cirio de Triana, atiende a las visitas Juan Jiménez, trianero, uno de los 22 socios, que ha trabajado de calderero y tubero en plataformas marinas y petrolíferas desde Rotterdam a San Roque.

La Feria del Jueves y el Jueves en la calle Feria. El mercadillo no notaba muchas ausencias. José Chamizo paseaba por la Avenida de la Constitución. "Todavía no he pisado la Feria", dice el ex Defensor del Pueblo de Andalucía. Charo Padilla retransmite como los ángeles la Semana Santa y disfruta de la Feria. En la caseta de la Asociación de la Prensa luce la belleza de las hijas de los periodistas feos: Nuria Gaciño, Lorena Sánchez, Carmen Correal. Y la estirpe del oficio: Nicolás tiene cuatro años y está más pendiente de su cámara de fotos que de la payasa Yupita: es el nieto de Manuel Ruesga Bono, asombrado ante los prodigios de la genética como ciencia exacta.

Los concejales se reparten. Curro Pérez da cuenta de unos espárragos traídos desde Navarra por un hermano de Mariló Montero. Gregorio Serrano forma parte del jurado del concurso de caballistas que hacen la exhibición en Pepe Luis Vázquez, delante de la Caseta Municipal, con el pregonero de las Glorias, Carlos Crivell, en la retaguardia.

Una amazona que no ha hecho la primera comunión se confirma como promesa de la equitación. La quinta del biberón pisa fuerte en una Feria que prepara su doble cita endógena y exógena de los que vienen y los que se van. El sutil rigodón del calendario.