Feria del Cónclave

¿Será una concurrencia singular que coincidan la Feria de Sevilla y el cónclave en el Vaticano?

Hechizo shakespeariano

Las fotos del ambiente en el martes de Feria en Sevilla 2025 / Antonio Pizarro
Antonio Montero Alcaide

07 de mayo 2025 - 06:31

-¿Tú recuerdas, bruja memoriosa, alguna ocasión en quelos días de la Feria de Sevilla hayan coincidido con el desarrollo de un cónclave en el Vaticano?

-Pues indaga en la hemeroteca, plumilla desmemoriado, y así tienes algún motivo para dártelas, -ay, cómo te gusta- de periodista de investigación.

-Mis entendederas, bruja desairada, me dan para recordar que el Domingo de Resurrección ha de celebrarse el primer domingo después de la primera luna llena que sigue al equinoccio de primavera, del 20 al 21 de marzo. De manera que, consideradas las dos semanas que transcurren entre el final de la Semana Santa y la Feria, esta siempre será de abril, aunque se celebre en mayo.

-Ni de investigación, ni avezado, sino gacetillero alicorto, eso es lo que eres. Has mentado el equinoccio, con lo que gusta nombrar como fiestas del ídem, sobre todo en el de invierno, con ocasión de la Navidad, a quienes se alejan, embrujados, del genuino sentido de determinadas celebraciones.

-Déjate de zaherirme, bruja endiablada, que yo solo buscaba un argumento interesante para que conversáramos, en agradable compañía, sobre la que no diré astral, aunque eso te suene, sino singular coincidencia de la Feria y el cónclave.

-Te ha faltado decir en amor y compaña, achantado escribiente, que tienes poco aguante y así no vas a llegar a nada conmigo, porque una está acostumbrada a las emociones fuertes.

-Ya, ya, y te falta ahora el macho cabrío, puesto que el príncipe Satanás está frenético y hasta dispuesto a taponar la chimenea del Vaticano para sabotear el cónclave. Otra muestra más de lo nunca visto, pues cada vez acaban por verse, y vivirse, y sufrirse, más cosas que nunca deberían haber acontecido.

-Y tú qué sabes de mi diabólico patrón, aparte de lo que ya te he dicho, como para insinuar la lujuria y el desenfreno de la concupiscencia en los aquelarres, plumilla de la tergiversación, por más que tengas vanidosas ínfulas informador.

-A ver, bruja casta -que me río-, cómo va a conformarse Satanás con el entretenimiento de desvariar la sesera de Trump -propósito nada difícil-, que ni siquiera es un hechizo de saldo eso de aparecer, de manera oficial, vestido de papa -cardenal cercano, y se dice que “papable”, hay al que ha costado reprochárselo-, cuando ni supo, más bien no quiso, cumplir con el negro luto -y eso que riñó a Zelenski por su apariencia poco protocolaria en la Casa Blanca- en el funeral de Francisco.

-No te confundas, gacetillero, que esa imagen se ha compuesto con la Inteligencia Artificial. Y aparece después en otra, disfrazado no se sabe bien si de Jedi o Conan el Bárbaro. Y en otra, sin que tenga yo nada que ver, vestido con traje de gitana, rojo y de lunares, en la Feria, con barriga prominente, aunque no lleve la pizarra con los aranceles del rebujito, el jamón y las gambas.

-No había caído yo, diablesa, en que la IA se presta bien a la brujería confundidora. Pero no me despisto, porque el transformismo de Trump me ha recordado, fíjate, a Maquiavelo. Escribió el florentino que se podía juzgar a los príncipes por la valía, o no, de los cortesanos que buscaban. Y no estará de más entender que cabe juzgar a los pueblos por los gobernantes que eligen.

-Constato que no me afecta, escribiente leídillo, porque me rindo a la proterva gobernanza de Satanás o, si lo prefieres, a su absolutismo demoníaco. Oye, ¿y si esta tarde, en la primera votación del cónclave, queda elegido el papa?

-Parece que insinúas un conjuro, bruja irreverente, y prevén a Satanás del colocón con la fumata.

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