TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Miércoles de Feria

El imperio de los sentidos

  • Una eminencia mundial en la cirugía láser ve la Feria como un máster de las "ciencias visuales". El termómetro de la Torre del Oro marcaba 41 grados a las seis de la tarde.

IGUAL que vas de caseta en caseta, porque ir a la Feria es como leer Rayuela, el azar, ese capote imaginario en el albero del tiempo, te lleva de historia en historia. La de ayer, tarde calurosa -41 grados marcaría poco antes de las seis el termómetro de la Torre del Oro- era tarde de pintores: Juan Suárez, en la portada, y Ricardo Suárez, que la diseñó, en la caseta La Encomienda y la Embebienda, históricos del prado. Dice la canción que Yo tengo un tío en América, pero los americanistas no tienen hijos que crucen los océanos de la curiosidad. Como el abril sevillano precede al mayo francés, en esta caseta duplicaron los 17 socios, guarismo de la revolución rusa, para ser 34, símbolo numérico de la asturiana, como cuenta Luis Navarro García. Pintores y americanistas llevan al cronista a una caseta de Pascual Márquez, A güena hora, donde después de saludar a una sevillana que fue Miss España, Teresa Sánchez, descubre a una eminencia, doctor mexicano, cirujano oftalmólogo, que disfruta de la Feria y tiene en su agenda una cita inaplazable: un encuentro científico en San Francisco para cambiar el color de los ojos.

Francisco Sánchez León nació en México D.F. en 1964, el mismo año que su anfitrión en la Feria de Sevilla, Federico Alonso Aliste, oftalmólogo nacido en Villanueva del Río y Minas. Se conocieron en un congreso científico en Las Palmas. El doctor Sánchez León, avalado por las conquistas de un químico que obtuvo el Nobel, ha revolucionado con el láser la cirugía de córnea y catarata, es asesor de un instituto japonés donde realizan entre setecientas y ochocientas operaciones diarias y puso su granito de arena para convertir en pioneros de esta materia a los oftalmólogos del instituto Fernández Vera de Oviedo, los que tratan a la Familia Real. Su prestigio está en las revistas científicas y en el ¡Hola!

Experto en "ciencias visuales", el doctor Sánchez León no da abasto para las impresiones de la Feria que desbordan la capacidad de su retina, que, en su jerga, "alocan los fotorreceptores". Para empezar, los trajes de las mujeres, "no he visto uno igual a otro". Para seguir, este universo comunal de la caseta. Federico y Arancha Herrera, su mujer, los llevaron "a ver la instalación de la caseta, que es como una extensión de la casa del sevillano". Con la propina de ir a los toros, un universo familiar. "El Juli se hizo en México. Tenemos una clínica en Acapulco y aproveché para ir a un tentadero en Toluca a ver a Pablo Hermoso de Mendoza. Nos tomamos un tequila con él".

En México vio de niño a Pelé ganar con Brasil el Mundial 70; de joven, a Maradona hacer lo propio en el Mundial 86. Americanismos. Tiempo del reinado de Hugo Sánchez en el fútbol español. Andalucía llega por el trabajo de su padre, representante de la marca Bacardi, que comunicaba el aguardiente de caña entre Veracruz, topónimo de Sara Montiel, y una bodega de Málaga. "Me han invitado a la mezquita de Córdoba. Conozco Granada de otro viaje a España en el que vimos los molinos de Consuegra. Entendí la fascinación de Cervantes, por quien hay pasión en Guanajuato, donde le dedican un festival todos los años".

Supo de las fiestas españolas por un vecino exiliado español, Francisco Bahamonde. "Era gallego, como el otro". De la estirpe de los españoles que se hicieron mexicanos a la fuerza: Luis Cernuda, Pedro Garfias, León Felipe, Ramón J. Sender. Disfruta de la Feria con su esposa, Sandra Sonoja Sarabia, cirujana como él, que compartió con este oftalmólogo un posgrado en Harvard. Sus quehaceres son como los cantes de ida y vuelta. "La técnica nació en México y Brasil, vino a España y nos beneficiamos del aprendizaje mutuo. En ese terreno, los avances tecnológicos llegan a Europa dos años antes que a Estados Unidos".

Estuvo en Acapulco el día que Rafa Nadal resucitó para el tenis mundial. Admira a Octavio Paz y Carlos Fuentes, escritores y diplomáticos de su país, amantes de Sevilla y de sus fiestas. Se siente orgulloso de palabras como Querétaro, la ciudad donde fusilaron a Maximiliano de Habsburgo y donde Butragueño fusiló cuatro veces al portero de Dinamarca en el Mundial 86. O del vocablo queratocono, una deformación de la estructura interna de la córnea que afecta sobre todo a personas de las zonas tropicales y mediterráneas.

El sol poderoso se cuela por la Feria. Una bendita agresión ocular que impregna los colores del real. "De los veinte socios hay diez que son amigos míos", le dice un joven a otro. Que haya alguno en la caseta. Hay sevillanos que huyen; David, arquitecto, se ha ido esta Feria a Lanzarote; Antonio, funcionario judicial, se escapó a Santiago de Compostela y mandó a sus amigos con caseta fotos de los lagos de Sanabria. Dos socias de los 12 Amigos están en un balneario. Pero otros muchos se quedaron. Tan cerca de Dios -a dos semanas de la Semana Santa- y tan lejos de los Estados Unidos. El reverso de la leyenda mexicana. Del país que fue Nueva España y mandó al más cualificado de los observadores: una eminencia en la cirugía oftalmológica que hace un máster de gamas cromáticas e iris de Miss España y le pide un poco de ron al camarero para homenajear los años que su padre trabajó en Bacardi. Se van el sábado a México, tienen una boda, y después viajará a San Francisco para modular paletas entre ceja y ceja.

El oftalmólogo mexicano ha elegido el mejor laboratorio: la tierra de María Santísima y del me alegro de verte.

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