Feria de Abril

Una odisea de lucha contra los elementos

  • El mal tiempo limitó la afluencia a la Feria · Los autobuses circulaban a la mitad de su capacidad pese a su regularidad

Aparcamientos medio vacíos, autobuses a la mitad de su capacidad y multitud de taxis libres eran el resultado de las fuertes precipitaciones que asolaron la ciudad durante todo el día de ayer, lo que sin embargo produjo grandes atascos debido al nerviosismo que la lluvia ejerce sobre los conductores de los automóviles.

La llegada al real a la hora de la comida, entre las 13:00 y las 15:00, no era tan asidua en este primer día oficial de fiesta como pudiera darse sin las lluvias. Como consecuencia del mal tiempo, bicicletas y motos brillaban por su ausencia, pese a que uno de los consejos del gobierno municipal fuera precisamente utilizar los ciclos por la amenaza de huelga de Tussam. Ésta se desconvocó y el servicio de autobuses municipales funcionó con regularidad, siendo la opción preferida para acceder al real, sobre todo para las personas con una movilidad limitada.

En el Prado de San Sebastián, las carreras de los viandantes terminaban con la llegada a la parada del autobús especial para la Feria. La carpa instalada junto a la estación de interurbanos servía de cobijo para los usuarios que se disponían a acudir a comer al real, los cuales no tenían que esperar ni bajo la lluvia ni dentro del autobús mucho tiempo dado que éstos arrancaban cada cinco minutos.

Sin embargo, los usuarios protestaban de las precipitaciones, de los atascos y hasta de la manifestación que circulaba por los alrededores del Prado minutos antes. "Sevilla da pena y la Feria tenía que haber sido la próxima semana o la otra", comentaba lamentándose Gregoria Silva, una de las usuarias ayer del Tussam, que como otras personas se preguntaban qué hubiera pasado si la huelga de los autobuses hubiese permanecido convocada. Personas mayores eran las más asiduas a estas primeras horas del mediodía, quienes pese a bajarse en la portada del real, bromeaban con el chófer para que los acercara a su caseta: "Déjanos en Pascual Márquez".

También los taxis llegaban asiduamente a la portada de la Feria, siendo la opción favorita de muchas jóvenes vestidas con el traje de flamenca y de personas más mayores. Al bajarse les esperaban allí las fuertes rachas de viento que se llevaban gorros, levantaban faldas y doblaban paraguas, haciendo inservible su utilidad para evitar mojarse. La parada de taxis habilitada junto a la portada tampoco dejaba de funcionar, aunque era a horas más cercanas a la tarde cuando su flujo de usuarios era mayor.

Al igual que la corrida de toros, el paseo de caballos y carruajes no se celebró ayer, aunque algún coche aislado de este tipo se atrevió a pasear por la Feria peleando con el viento y la lluvia, lo que hacía que el paseo no fuera del todo lucido.

La última opción de acceso a la Feria -sin olvidar la de caminar- era en coche particular, aunque el corte de calles en Los Remedios provocaba embudos por la calle Virgen de Luján y aledañas, lo que dificultaba la llegada a los aparcamientos junto al real, para abonados o privados en su mayoría. Además, los enormes charcos que se formaban en estos parkings empeoraban por momentos, aunque su uso tampoco era el de otros años debido al mal día de lluvia.

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