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Un café con... | Festival de Sevilla

Dos viajes al interior tras la pérdida

  • Laura Samani y Ola Jankowsca comentan las claves de 'Piccolo corpo' y 'Anatomi', las películas que ambas presentan en el certamen, dentro del ciclo patrocinado por 'Diario de Sevilla'

Ola Jankowska, Elena Duque (programadora del festival) y Laura Samani, en el ciclo 'Un café con...'.

Ola Jankowska, Elena Duque (programadora del festival) y Laura Samani, en el ciclo 'Un café con...'. / Lolo Vasco (Festival de Sevilla)

Dos mujeres ante sus emociones tras una pérdida. Es la propuesta en la que coinciden Piccolo corpo, de la italiana Laura Samani, y Anatomi, de la directora polaca Ola Jankowsca, que ayer defendieron el cine más allá de la evasión que "en vez de hacerte escapar de tus sentimientos invita a reconectarte con ellos".

En Piccolo corpo, presentada en la sección Historias Extraordinarias del festival, Laura Samani recupera una antigua tradición de su región natal, Friuli, al noroeste de Italia y formando frontera con Austria y Eslovaquia, donde durante siglos las mujeres que habían perdido un bebé recién nacido viajaban a las montañas para revivirlos el tiempo suficiente para bautizarlos. "Cuando me enteré de esta historia me quedé estupefacta", reconoció la cineasta durante su participación en el ciclo Un café con..., patrocinado por Diario de Sevilla.

La cinta se sitúa en 1900 y está rodada "cámara al hombro para viajar con los personajes y en continuidad", mostrando así el paso del tiempo y la transformación del paisaje que recorre la protagonista, Ágata. Samani reconoció que esta forma de rodar "influyó en la interpretación" de la protagonista, incluso pese al parón obligado de la pandemia ya que el mismo se interrumpió justo en un punto en el que la historia sufría un cambio por lo que tras retomar el trabajo ocho meses después "la actriz sentía la misma avidez que el personaje" debía experimentar en ese momento.

Como curiosidad, la cinta está rodada mayoritariamente en el dialecto friulano ya que "el italiano es un idioma inventado para la unificación del país". "Fue una decisión política", admitió Samani, para reivindicar la riqueza lingüística de las distintas regiones italianas que, durante el fascismo, fue coartada prohibiendo incluso su uso, además de que en la época en la que se sitúa la película "seguro que mucha gente en la zona no hablaba el italiano unificado".

En el caso de Anatomi, aunque la protagonista se enfrenta también a una pérdida, la del amor tras una ruptura sentimental, Ola Jankowsca defendió que su interés no fue tanto contar un duelo sino "explorar el hecho psicológico de lo que significa que las cosas acaben y cómo podemos procesarlo". La cinta forma parte de la sección Revoluciones Permanentes, que recoge las propuestas más arriesgadas desde el punto de vista formal. Dividida en capítulos (cada uno titulado con el nombre de una parte del cuerpo), combina imágenes de archivo, vídeos domésticos o cámaras térmicas a modo de collage con la intención de expresar que "nuestras vidas no son lineales sino formadas por fragmentos".

Jankowsca destacó el trabajo más físico que intelectual con la protagonista pues "quería que no interpretara sino que estuviera en la situación" del personaje, pura contención en un intento de controlar sus emociones hasta que rompe al conocer a su madre. La cineasta pidió a la madre real de la protagonista que fuera al rodaje para esa escena y confesó que "su presencia cambió cómo ella se comportaba", logrando su propósito de mostrar "las emociones crudas" que experimenta la protagonista.

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