La novia llevaba zapatos de Pilar Burgos aunque después de salir de Dueñas, y tirar el ramo a los asistentes, se descalzó demostrando que ella tiene los pies en el suelo igual que el resto de los mortales. Sin embargo, a pesar de su humilde gesto, Cayetana de Alba estaba subida en una nube de cariño popular vestida con el esperado diseño de Victorio & Lucchino sobre el que, desde hace varios meses, habían circulado todo tipo de especulaciones. ¿Blanco? ¿Clásico o moderno? ¿Largo? ¿Colorido? Nada de eso. Rosa coquillage (similar al tono de las conchas marinas) y encaje de Balencié al mismo tono y un lazo de terciopelo de seda color verde lima para marcar la cintura.

Muy favorecida, la novia había escogido un pequeño adorno para el pelo, pendientes y pulsera a juego, y un rostro limpio de maquillaje, look muy acorde a su vestido de estilo romántico realizado en gasa de seda natural. El escote barco tenía puntas de encaje y, las mangas, abullonadas a mitad del brazo, iban salpicadas de pequeños jazmines en organza de distintas gamas de rosas y grises humo rematadas con pequeñas perlas al tono. En cuanto a la falda, de corte fruncido, se había rematado con volantes de gasa siguiendo el corte a media pierna que tanto le gusta a la gran protagonista de esta noticia.

"Su estilo es hippy chic, alguien muy actual y que viste tan joven como se siente", confesaban los mencionados Victorio y Lucchino para este periódico hace pocas semanas. "Ella es un referente mundial para mucha gente que la considera un ejemplo a seguir", proseguían quienes, durante todo este tiempo, apenas habían dado pistas acerca del "secreto mejor guardado" de toda celebración nupcial.

"Estamos un poco agobiados con la prensa porque entendemos que ellos hacen su trabajo pero, por honestidad profesional, nosotros no podemos contar nada", se lamentaron durante semanas estos creadores sevillanos con cierta pena. "A Cayetana le encanta las sorpresas y a mí me gusta que sea así. Prefiero no saber ningún detalle por si luego se me escapa", también bromeaba la madrina, Carmen Tello, al respecto en los prolegómenos del matrimonio de su incondicional amiga.

Por cierto que, la esposa de Curro Romero, compareció radiante con un vestido largo de crepè rojo, con mangas al bies francesas y escote de pico con cortes geométricos en el pecho, desde donde bajaba un tablón para facilitar la movilidad al andar. Ataviada con una espectacular mantilla blanca, Carmen reservó sus manos con guantes blancos y saludó cariñosa a los asistentes.