Pasarela

La aristócrata más televisiva

  • La cobertura del enlace se amplió por exigencia de la audiencia Ambiente. El cariño hacia la duquesa en Sevilla casi podía palparse a través del televisor.

Como la alegría, la gente y la propia duquesa. Los canales de televisión también se vieron desbordados ayer por la boda de Cayetana de Alba en Las Dueñas. La única que había previsto una programación especial en concreto era Canal Sur, aunque todas iban a dar la noticia en directo. Pero El programa de Ana Rosa, de Telecinco, se quedó corto al fallarle el desfile de invitados por la alfombra roja, que se frustró por los problemas de tráfico y la aglomeración desmesurada de personas a las puertas del palacio. Espejo Público (Antena 3) no estuvo muy avezado a la hora de trasmitir los momentos más importantes. La mañana de La 1 triunfó con una extensísima entrevista a la madrina, Carmen Tello, quien se equivocó de hora y estuvo aguardando más de veinte minutos a que la recogiera el novio a la entrada de la casa de Victorio & Lucchino. La boda sencilla, incluso lacónica, se transformó en una auténtica explosión de fiesta popular a pie de calle, y decenas de medios de comunicación, entre ellos extranjeros, estuvieron ahí para informar de ello.

Cuando Mariló Montero (La mañana de La 1) dio paso al intrépido corresponsal que se encontraba en la puerta de la casa de Victorio & Lucchino, adonde acudió Carmen Tello para vestirse con su elegantísimo y muy favorecedor vestido de madrina rojo valentino, probablemente nadie se dio cuenta de que iba a producirse la entrevista del día. Porque a la casi-hermana y madrina le dio tiempo casi de contar cómo se iba a desarrollar toda la boda en el largo rato que estuvo aguardando a que la recogiera el novio procedente del hotel EME, donde había pasado la noche con algunos familiares.

Fue el único fallo cronológico de esta boda (quizás porque alguien avisó mal a Carmen de que Alfonso Díez ya había salido, cuando no era así); el resto de acontecimientos, afortunadamente, se sucedieron al milímetro según el horario planificado con antelación.

Entretanto, Ana Rosa en Telecinco tenía que despedir una retransmisión que, pese a extenderse desde las nueve de la mañana, se truncó prematuramente. Ataviados todos los colaboradores y la presentadora con tocados y pamelas, la propia Quintana señaló que era la primera vez que hacía una retransmisión de una "no-boda", como la calificó, pues tenían que despedirse sin haber visto casi a ningún invitado -salvo a los hermanos Fran y Cayetano Rivera y a Eva González-. Lástima que la mayoría de ellos prescindieran del paseíllo previsto por la alfombra roja debido a los problemas con el tráfico y a la multitud agolpada. A Ana Rosa, desde luego, le fastidió el programa, pese a haber aportado datos más interesantes que otras cadenas y contar con los colaboradores más informados.

Hasta Cuatro y La Sexta conectaron en sus espacios matinales así como en sendos avances informativos, con el acceso al palacio de Las Dueñas, escenario ayer de la jornada. Un gigantesco plató que concentró la atención pública no sólo del país, sino también de más allá de nuestras fronteras a causa de la importancia social e histórica de la figura de una aristócrata atípica y rumbosa -como bien lo demostró ayer- llamada Cayetana Fitz-James Stuart. El ambiente festivo y alegre que vivió ayer Sevilla, eso desde luego, se palpó al otro lado de la pantalla. Un regocijo que la capital hispalense supo transmitir al resto de España como sólo sabe la capital andaluza. Aunque muchos apuntaban ayer -por buscar algún inconveniente- que la boda pareció más para el pueblo que para la propia familia Alba. Y eso que se quiso preservar la intimidad de la ceremonia en todo momento. Pero el cariño que se le tiene a la duquesa de Alba se llevó por delante todo deseo de secretismo. Ha nacido "la aristócrata del pueblo", como acuñaron.

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