Bailar mejora nuestro estado de ánimo
Día Mundial de la Salud Mental
Además de una forma de hacer ejercicio, la danza previene muchas enfermedades psicológicas
Hoy sábado, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, hay que poner en valor el baile, actividad que no requiere apuntarse a un gimnasio y que, además de ser beneficiosa para nuestro cuerpo, también nos ayuda a reducir el riesgo de sufrir enfermedades mentales. Un reciente estudio impulsado por la compañía de fitness, Zumba (Reino Unido) y dirigido por OnePoll, especialistas en estudios sociológicos, muestra los enormes beneficios del baile en la salud física y mental de los españoles. El estudio se ha realizado en Reino Unido, Italia y España con una muestra de 2.000 personas por país.
El 93% de los encuestados afirma que bailar mejora su estado de ánimo. El 77% recurre al baile como antídoto contra el estrés, y el 89% se siente mentalmente aliviado después de bailar. Sin embargo, es un deporte al que se dedica pocas horas al mes (entre 3 y 6) aunque el 82% de los encuestados considera que les gustaría poder realizarla más a menudo, ya que les hace felices (66,25%), les ayuda a olvidarse de los problemas (52,93%), les permite a evadirse (52,40%) y les hace recordar lo mucho que disfrutan con la música (49,87%), entre otras cosas. Los lugares elegidos para bailar por los españoles son las discotecas y el salón de su casa por encima de centros deportivos o escuelas de baile.
Aparte de los beneficios mentales que aporta, el 92% considera el baile una excelente forma de hacer ejercicio porque posibilita quemar calorías (82,29%), hacer ejercicio cardiovascular de manera divertida (77,39%), mejorar la flexibilidad (64,69%) y tonificar (62,19%).
El baile es una actividad ancestral y universal con innumerables beneficios. Genera endorfinas, aumenta la musculatura y permite a la mente evadirse de los problemas gracias a la música y las coreografías.
Según ha demostrado el psicólogo István Wincker, los niños, desde muy pequeños, tienen dentro de sí mismos el sentido del ritmo. Sin embargo, al convertirnos en adultos la tendencia es a sentirnos personas serias llenas de obligaciones. Esta seriedad nos aleja de la parte lúdica de la vida y nos vamos convirtiendo en seres aburridos y previsibles. De ahí que si ponemos música a cualquier niño pequeño tardará muy poco en comenzar a mover su cuerpecito. Seguramente, muchas personas aún lo siguen haciendo cuando están solas. Otras, quizás, no se atreven ni siquiera en soledad. Seguir el ritmo de la música con nuestro cuerpo es algo natural y nos acompaña desde edades muy tempranas. Por eso a veces es bueno dejar a un lado la timidez, reconectar con nuestro 'yo' primario y marcarse unos pasitos.
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