Un cúmulo de desgracias ha acompañado a Joana Sanz en el inicio de este año 2023. A la pérdida de su madre se unió la entrada en prisión de su marido, Dani Alves, acusado de agredir sexualmente a una joven en una conocida discoteca de Barcelona. En un primer momento, la modelo tinerfeña defendió la inocencia de su esposo, pero con el paso de las semanas se fueron destapando pruebas que lo incriminaban y Joana fue abriendo poco a poco los ojos. Ambos ya no están juntos y están a la espera de divorciarse, un proceso que se puede demorar hasta que no haya una sentencia firme en el caso de la presunta violación.
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Por lo tanto, se abría un nuevo escenario para la modelo, quien aseguró que quería centrarse en su profesión y fijar su residencia fuera de nuestro país. Finalmente eso no se ha producido, pero la influencer sigue adelante con sus proyectos y su nueva vida de soltera. Hace unas semanas fue muy criticada por compartir unas imágenes en las que aparecía besándose con su amiga, la modelo Sandra Tabarés.
La modelo tuvo que salir al paso de las críticas para aclarar que “no había hecho nada malo” y que lo único que pretende “es disfrutar de la vida”. Joana ha asegurado que tomó la decisión de publicar las imágenes porque tenía constancia de que alguien más las había grabado y pensaba que si se adelantaban el escándalo sería aún mayor.
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Tras permanecer un tiempo alejada de las redes sociales porque estaba afectando a su salud mental, la modelo ha regresado dejando claro que solamente publicará cosas de su trabajo y proyectos. A partir de ahora ha confirmado que no compartirá vídeos personales. “Vuelvo a las redes sociales, pero solamente para publicar mi trabajo, mis proyectos y ya está. Se acabó publicar vídeos personales”, ha confesado en una story de Instagram.
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