Pasarela

El rey que quería seractor

  • Carlos Gustavo de Suecia, el representante de una de las monarquías más cercanas de Europa, celebra hoy su 70 cumpleaños ajeno a las críticas que durante años lo definían como una persona altanera, solitaria y juerguista

Una carambola del destino hizo que subiera al trono mucho antes de lo que estaba previsto. Carlos XVI Gustavo de Suecia era bisnieto de rey, por lo que la corona, en principio, le quedaba demasiado lejos. Pero la muerte repentina de su padre en un accidente aéreo y el fallecimiento de su bisabuelo hizo que se convirtiera en heredero al trono a la corta edad de cuatro años. Dicen sus biógrafos que hubiera preferido ser actor antes que rey, aunque una vez que tomó el cetro -de eso hace ya 43 años- ha defendido la corona como pocos, siendo uno de los monarcas europeos que más complicidad y cercanía ha demostrado tener con sus súbitos.

Aunque la sombra de la abdicación lleva varios años planeando sobre su figura, sobre todo desde que se produjo el relevo en otras casas reales como la holandesa o la española, el soberano sueco deja claro siempre que puede que no contempla esta posibilidad y se niega a ceder aún la corona a su primogénita, la princesa Victoria, a pesar de la gran popularidad de la que goza ésta. Está dispuesto a seguir los pasos de su antecesor, que dejó el trono el día de su muerte, con más de 90 años.

Los reyes suecos han sabido ganarse el favor de su pueblo con sus guiños a la normalidad. Ya el abuelo de Carlos Gustavo, el rey Gustavo VI Adolfo, se paseaba por la calle como un ciudadano más a mediados del siglo XX, lo que hizo que se ganara pronto el cariño de sus súbditos. Esta popularidad la ha heredado el actual rey de los suecos, al que su pueblo le ha sabido perdonar casi todo. Por eso cuando hace seis años salió a la luz una biografía no autorizada del monarca, que aireaba los trapos sucios de un Bernadotte juerguista, mujeriego e infiel, la mayoría de sus súbditos prefirieron mirar hacia otro lado y aceptaron desde el primer momento la disculpa pública del monarca, que se limitó a decir que lo había hablado con su familia y entre todos habían decidido pasar página a aquel turbio asunto que llegó a relacionarlo incluso con la mafia.

Carlos Gustavo de Suecia tiene una familia que lo adora y es que, a pesar de su fama de hombre tímido, falto de confianza y solitario, en la intimidad familiar todos le definen como una persona a la que le encanta divertirse y divertir a los que le rodean. La primera que lo ha defendido siempre ha sido su mujer, Silvia, de la que se llegó a decir que en más de una ocasión tuvo que personarse en los bares de alterne que frecuentaba el monarca para llevárselo a casa totalmente ebrio. Silvia fue el capricho de un joven heredero que se enamoró perdidamente de esta guapa alemana de origen brasileño en los Juegos Olímpicos de Munich, en 1972, donde ella ejercía de jefa de las azafatas y tenía a su cargo el protocolo de las casas reales. El joven príncipe, que accedería trono sólo unos meses más tarde, tuvo claro que sería ella la mujer elegida para pasar el resto de su vida y desoyó a todos los que estaban a su alrededor, que querían para el guapo príncipe sueco una princesa europea, como había pasado con su hermana Margarita (hoy reina de los daneses). Pero lo primero que hizo Carlos Gustavo cuando accedió al trono fue cambiar las estrictas leyes que prohibían el matrimonio de los Bernadotte con plebeyos. Dicen que aquel cambio era un pago de favores a su tío Bertil, ya que éste, por ser el único Bernadotte soltero, tuvo que poner su título al servicio de la corona para quedar de regente en caso de que el rey, el abuelo de Carlos Gustavo, sufriera algún accidente antes de la mayoría de edad del pequeño príncipe. Esa circunstancia hizo que durante décadas Bertil de Suecia llevara en secreto su historia de amor con una modelo galesa, con la que le impedían casarse hasta la mayoría de edad de Carlos Gustavo. Aquella bonita historia de amor fue el origen de la nueva ley, aunque lo cierto es que uno de los primeros beneficiados por aquel cambio fue el propio rey, que dejó de tener impedimentos para pasar por el altar con aquella joven que le había hecho "click", como dijo en la presentación de su prometida. Con ella tuvo tres hijos, Victoria, Carlos Felipe y Magdalena. Aunque él hubiera preferido mantener la ley sálica y dejar como heredero a Carlos Felipe, su único hijo varón, la sociedad sueca abogó por la abolición de ésta en 1980 y dejó como heredera a la primogénita, la princesa Victoria.

Carlos Gustavo de Suecia está hoy de aniversario. Cumple 70 años y lo va a celebrar con toda la pompa y boato que suele ser habitual en la dinastía de los Bernadotte, una de las casas reales europeas que mejor sabe sacar partido a las grandes ocasiones aunque realmente por sus venas no corra de origen sangre azul (el primer Bernadotte que llegó al trono sueco fue un mariscal de Napoleón, Jean Baptiste Bernadotte, en 1818). Como hizo al cumplir 60 años, Carlos Gustavo quiere que a su fiesta de cumpleaños no sólo asistan los políticos y personalidades destacadas de su país sino también los representantes de otras casas reales europeas. Los reyes de Dinamarca, Noruega, y España (con Don Juan Carlos y Doña Sofía) serán algunos de los que acudirán esta noche a la cena de gala en honor al soberano sueco.

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