La Audiencia de Sevilla condena al Yaki a 22 años y tres meses de cárcel por el asesinato del Tapón
Impone también sendas penas de 18 años y siete años y siete meses para los hermanos del principal acusado
El Yaki admite que disparó al Tapón por un "pánico terrorífico"
La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a José Antonio N. N., alias el Yaki, a 22 años y tres meses de prisión por el asesinato de José C. B., conocido como el Tapón, y por dos delitos de tenencia ilícita de armas. Le impone veinte años por el crimen, uno y tres meses por la tenencia de la pistola y otro por la escopeta. A los hermanos del Yaki, Manuel José y José Lucas, también les condena a sendas penas de 18 años de prisión (17 por el asesinato y uno por la tenencia de arma corta) al primero y de siete años y siete meses al segundo. Este último no participó directamente en los hechos, pero se le considera cómplice en la "emboscada" que los hermanos prepararon contra la víctima.
Los tres hermanos fueron declarados culpables por el jurado popular que enjuició el crimen, cometido en Torreblanca en noviembre de 2022, si bien la víctima falleció en el hospital once meses después. La sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia de Sevilla, a la que ha tenido acceso este periódico, destaca el desacuerdo entre el principal implicado en el crimen y la víctima, como consecuencia de una relación sentimental que mantenían la hija del Tapón con el hijo del Yaki, así como de otras "malas relaciones previas". El 19 de noviembre de 2022, el Tapón se personó "de mal talante" en la calle Torrelaguna, domicilio de los padres de los tres acusados, donde mantuvo "al menos con José Antonio, una desagradable discusión a cuenta del tema familiar que los dividía".
Tras esta discusión, el Yaki, "suponiendo que José C. B. volvería, y para adelantarse a problemas futuros, decidió darle muerte". Para ello reunió la munición de escopeta y de pistola y las armas corrspondientes y se concertó con sus hermanos, si bien José Lucas "sólo estuvo de acuerdo en ayudar a sus hermanos, pero sin participar directamente" en el asesinato.
En efecto, el Tapón volvió sobre las 12:15 al lugar para "reanudar la discusión o para cualquier otra finalidad". Iba desarmado y al volante de su coche, un Peugeot 407, en dirección contraria al sentido del tráfico establecido en dicha calle. Al acercarse, "desde el porche o el interior de la vivienda, le dispararon con una pistola, que erró el primer tiro y se encasquilló, y con una escopeta del calibre 12, utilizada por el Yaki y con la que disparó al menos seis veces con cartuchos de postas y perdigones a una distancia máxima de diez metros desde el interior y a través de la ventanilla del copiloto, que iba abierta, y luego, por la parte posterior del vehículo, que avanzó un poco por inercia hasta detenerse".
De José Lucas apunta la sentencia que no efectuó disparo alguno, pero estaba en el lugar y ayudó a sus hermanos avisando de la llegada del Tapón. A José Lucas se le pedía también una pena de 22 años de prisión por el asesinato, si bien durante el juicio su abogada, Mónica Gallardo Bejarano, pudo acreditar que no participó en el crimen, y su condena quedó rebajada a siete años y siete meses.
De Manuel José, alias el Gordito, dien el tribunal que era el que llevaba la pistola. "Tras efectuar los disparos y comprobar que habían alcanzado a José C. B., y tenerlo por muerto, los tres hermanos, conscientes de la próxima presencia policial, emprendieron la huida con otros familiares en una furgoneta blanca".
El Tapón sufrió múltiples impactos de perdigones en la región craneal, facial, miembros superiores, tórax y abdomen. Los perdigones que le alcanzaron el tórax provocaron un "desgarro de la raíz aórtica que conllevó una acumulación de sangre en la cavidad pericárdica y shock cardiogénico o imposibilidad de bombear sangre, que requirió una intervención quirúrgica inmediata para reparar la arteria aorta con una prótesis de dracón, operación sin la cual la muerte hubiera sobrevenido de modo inmediato".
Dicho shock provocó una encefalopatía a consecuencia de la falta de riego y oxigenación al cérebro, lo que implicó un coma vegetativo irremediable, situación incompatible con la vida sin soporte externo. El Tapón estuvo en esta situación hasta que falleció el 31 de octubre de 2023. La causa final de la muerte fue un cáncer de pulmón que padecía, con metástasis en el hígado, que no se le había diagnosticado. Dice la sentencia que la muerte fue consecuencia de "la rotura de los nódulos tumorales del hígado y la profusa hemorragia consiguiente, pero no es independiente de las heridas recibidas en el tiroteo, pudiendo sin estos hechos haberse detectado el tumor y haberlo tratado, ya que en la situación de coma vegetativo, aun sospechada o detectada la enfermedad, era imposible tratamiento alguno".
La Audiencia fija una serie de indemnizaciones de entre 140.000 y 150.000 euros para cada uno de los hijos del Tapón, pero de ellas quedan excluido uno que no tuvo relación con su padre nunca y también la joven que se marchó con el hijo del Yaki y cuya relación motivó el enfrentamiento entre ambas familias. Para la mujer del Tapón, la indemnización será de 120.000 euros, mientras que cada uno de sus hermanos deberán recibir 20.000.
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