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Un agente encubierto de la Guardia Civil: "El fiscal antidroga es gilipollas"

Fardos de hachís, en una imagen de archivo.

Fardos de hachís, en una imagen de archivo. / Juan Carlos Vázquez

"Al fiscal antidroga yo lo conozco, es gilipollas por cierto". Así se refiere un agente encubierto de la Guardia Civil a uno de los representantes del Ministerio Público en Sevilla. La frase forma parte de una de las transcripciones de las grabaciones del caso que terminó después con la detención de un teniente del instituto armado por su presunta colaboración con narcotraficantes. El juicio contra el teniente, que era el jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) de Sevilla, arranca este viernes en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial con la constitución del jurado, después de que el año pasado se aplazara por la renuncia del abogado del principal acusado.

El teniente se enfrenta a una pena de 14 años de prisión que le pide la Fiscalía por aliarse presuntamente con varios narcotraficantes para facilitarles información sobre operativos antidroga y organizar el robo de casi una treintena de fardos de hachís que estaban custodiados en la Comandancia de la Guardia Civil de Sevilla. El Ministerio Público le reclama ocho años de prisión, una multa de 5.400 euros y catorce años de inhabilitación especial para empleo o cargo público por un delito continuado de cohecho; cuatro años de cárcel y una multa de tres millones de euros por un delito de tráfico de drogas; dos años de reclusión por un delito de hurto; cuatro meses por otro delito de hurto en grado de tentativa; y el pago de una multa de 2.880 euros y tres años de inhabilitación especial para empleo o cargo público por un delito de revelación de secretos.

Fuentes próximas al acusado explicaron a este periódico que la nueva abogada defensora del teniente tiene previsto presentar un incidente de nulidad en las próximas horas, pues entiende que se han producido varias irregularidades. La más importante es que considera que la causa estaba archivada ya. La investigación en la que cayó el teniente se abrió a raíz de una investigación de la Audiencia Nacional, iniciada en 2017, sobre una organización dedicada a introducir en España grandes cantidades de cocaína, con la que colaborarían presuntamente varios policías.

Las pesquisas surgieron de un informe del Greco (Grupo de Respuesta contra el Crimen Organizado) de Cádiz y se investigó a policías de la Udyco de Sevilla, entre otros. A medida que se iba investigando se iban abriendo piezas separadas. Esa investigación central fue sobreseída en el año 2020 mediante un auto dictado por el juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional. En dicho auto, el juez sostiene que se "han podido reunir indicios suficientes para fundamentar" la investigación, pero "no verdaderas pruebas, suficientes para desvirtuar la presunción de inocencia de los investigados, que acreditaran su participación efectiva en los hechos". 

Por este motivo se archivó la presunta trama de corrupción que se investigó en la Udyco de Sevilla. Otra de las piezas que surgió a raíz de esta investigación es la del teniente de la Guardia Civil, que fue detenido en agosto de 2020, que en cambio sí se ha mantenido abierta y llegará finalmente a juicio. Fuentes próximas al acusado aseguran que no entienden por qué para unas piezas que surgieron de la misma investigación no había pruebas para seguir adelante mientras que para otra, como la del teniente, sí.

Para la detención del teniente fue clave la labor de un agente encubierto de la Guardia Civil. Sin embargo, las mismas fuentes consideran que este agente encubierto provocó el delito, algo que no permite la ley, así como que el guardia civil podía actuar como infiltrado para perseguir una organización de tráfico de drogas pero no un cohecho. Este periódico ha tenido acceso a varias de las transcripciones de las grabaciones hechas por el agente encubierto, en las que hay insultos a fiscales y abogados sevillanos y comentarios comprometidos.

En otra conversación, el citado agente encubierto asegura que una fiscal "está enamorada" del EDOA, la unidad antidroga de la Guardia Civil. También dedica insultos a otra representante del Ministerio Público, de la que dice que es "insoportable", y a varios abogados, a uno de los cuales le llama "chorizaco", de otro dice que "es el narco abogado por antonomasia" y de otra asegura que "está ya puretita pero está buenorra". Igualmente, asegura que tiene confianza con el DAVA (Vigilancia Aduanera) y que "no hay problema", aunque luego dice que "el del DAVA está apollardao perdido". Otros de los diálogos muestran que el agente recomienda a su interlocutor que pida dinero "para empezar a menear".

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