La Caja Negra

El daño colateral del cierre del Santa Marta: días sin la tapa de tortilla

Tapa de tortilla del bar Santa Marta.

Tapa de tortilla del bar Santa Marta. / M. G. (Sevilla)

¡Para un bar que funcionaba como toda la vida, como el espacio de libertad que eran las tabernas hasta antes de la pandemia, y no los han cerrado! Mala suerte se llama. Por fortuna será posible la reapertura antes de Navidad, que hace bien la propiedad en atender los requerimientos del vecino denunciante y solucionar el problema de la extracción de humos. Hágase cuanto antes. Mientras tanto estaremos huérfanos de la tapa de tortilla. Sí, una tapa de toda la vida. Y nada de "platos" o las muy habituales medias raciones o raciones enteras por imposición. Qué maravilla eso de llegar al Santa Marta, que te atiendan rápido y te sirvan lo de toda la vida: una bebida y una tapa. El flamenquín tiene verdaderos devotos que se atreven con uno por cabeza. Pero ahora está el negocio cerrado, como cerraron antes el nuevo de la Plaza del Salvador, abierto por el ex presidente de la patronal, Antonio Luque. ¿Quiere el Ayuntamiento demostrar que la hostelería no es un grupo de presión? ¿Se trata de una medida ejemplarizante? Aquí todos tienen que cumplir la normativa, hace bien Urbanismo y Medio Ambiente en ponerse serio. Se trata de mantener el criterio y de no funcionar por impulsos. 

Estaremos atentos los próximos meses. Los bares en Sevilla son como instituciones. Cuanto ocurre con las tabernas es de interés general. Y en el Santa Marta hay muchísima vida, desde la de los cofrades hasta los ateneístas pasando por los miles de sevillanos de barrio que acuden al centro y no se van sin la tortilla del Santa Marta o los boquerones del Blanco Cerrillo. Porque es tela de sevillano vivir lejos de la Giralda, pero tener bien claros determinados sitios de cabecera en el centro. Y hay bares del centro con el mejor sabor de los de barrio. Como ocurre con el Santa Marta. Ábrase cuanto antes siempre que cumpla con todas las de la ley, que seguro que así será. Proclámese la buena nueva. Y siga siendo el espacio de libertad de siempre. Con su barra de toda la vida y su terraza.